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Mostrando las entradas etiquetadas como La putada de ser piano [Carlos Serrano]

Carlos Serrano | Campanilla se hizo adulta

Había buscado en muchas camas, besos y abrazos. Pero no era una mujer fácil. Era especial. Habitaba como podía la ciudad difícil. No iba con ella la palabra "hipocresía". Quizás por ello, más de una vez le dieron la espalda. No ser falso en el día a día es como la honradez en l…

Carlos Serrano | La trinchera de Oretti

Mario Oretti creyó que había leído mal el periódico. Mejor dicho, deseaba haber leído mal el periódico. Aquellas caras y fotografías, aquellos gestos, recordaban demasiado a las viejas ideas que parecieron –y merecieron morir– en los campos de batalla de la vieja Europa. Había p…

Carlos Serrano | Palabras, paciencia, sonrisa

Era un misterio tan antiguo como el vino. De piel salada y boca dulce. Fuerte como el mar que choca contra el acantilado creyendo que podrá derribarlo. Demasiado hermosa para un mundo tan frÍo. Sueña con ser ave y llegar muy lejos, huyendo de los cazadores. No era indiferente ante …

Carlos Serrano | Huida

No era posible. Eran las mismas gentes, las mismas caras. Ambrosio seguía preocupado. Eran las mismas calles, los mismos olores. El mismo banco en el cual se sentaba y daba de comer a las palomas que por allí pasaban para conseguir algunas migajas. Miró hacia la catedral y observó con de…

Carlos Serrano | Bienvenido, Héctor

Afuera viven las portadas obsesionadas con una Tercera Guerra Mundial. Fotografías de misiles sobrevolando todo tipo de escenarios geopolíticos. El fin de Occidente se deduce entre estos ríos macabros de tinta. La crisis económica de 2008 sigue pasando tarjeta de visita en forma de traba…

Carlos Serrano | El Nazareno

"¡Oh, no eres tú mi cantar! ¡No puedo cantar, ni quiero, a ese Jesús del madero, sino al que anduvo en el mar!". Yo miro al Nazareno. Igual que Machado. Reconozco que algo se encoge dentro de mí. Tengo claro que no religioso, no es un tardío despertar de la llamada. Pero veo in…

Carlos Serrano | Aquellos escalones

En aquellos humildes escalones de piedra, Roberto Expósito había pasado su niñez. Fueron la calle perfecta donde sus soldados de plástico color verse desfilaban. Era su hora de ejercicio diaria antes de regresar a la enorme bolsa de plástico de mercadillo. Con el paso del tiempo…

Carlos Serrano | Ciudades hostiles

El banco de madera color marrón con reposabrazos de metal gris fue colocado por el Ayuntamiento de Sevilla mirando hacia la nada. Entiéndase la nada, en este caso, como un muro de ladrillo naranja de reciente construcción. Esos mismos que habitan las grandes ciudades últimamente. Aquello…

Carlos Serrano | Semana incógnita

El café está servido y preparo mis dedos como si fuera un pianista a punto de dar un concierto. Pero el auditorio está vacío. El artista va a tocar aquello que los grandes genios dejaron impreso en las partituras correspondientes por el mero placer de hacerlo. Sinceramente, ig…

Carlos Serrano | Que usted lo mee bien

Me preocupa que, en estos días de tensión electoral, ningún partido haya prestado suficiente atención a una verdad universal sobre la felicidad: orinar sin dolor es uno de los mayores placeres. Debe estar protegido. Infravalorado acto el de mear bien que, únicamente, es considerado cuand…

Carlos Serrano | La bicicleta

Por la ventanilla del autobús, campos seminevados de Castilla. La Ciudad Encantada recibe con frío a quienes por ella pasean a las siete de la mañana. No es hostilidad, ni venganza. Es su forma de ser. Una antigua estación de tren muerta que llama a malos augurios, si se observa bien, fa…

Carlos Serrano | Nunca llueve a gusto de Ayuso

Nunca llueve a gusto de Ayuso. Cuando los profesionales de la Atención Primaria protestan, debido a las vergonzosas condiciones en que la Comunidad de Madrid permite llevar a cabo su labor, son herramientas políticas. Siendo exactos, tirando de hemeroteca, la presidenta de la Comunidad d…

Carlos Serrano | El viaje

Todo pierde su sentido racional. La lámpara se abre y se cierra como una flor delicada. El cuerpo, simplemente, fluye. Los colores bailan con los ojos cerrados al ritmo de canciones tribales y vikingas. Un frío viento acuna el cuerpo mecido en el colchón. Aunque el frío y el calor ya son…

Carlos Serrano | Kabul o el famoso guiso de cabra albanesa

Emilio Arrieta, de padre mexicano y madre afgana, se cagaba con fuerza en aquellos sujetos que, de manera tan alegre e inocente, afirmaban que la Guerra Fría finaliza cuando toca el suelo la última piedra de aquel Muro de Berlín en el frío noviembre de 1989. Arrieta miraba con …

Carlos Serrano | El anciano

El anciano está sentado en el centro del salón. La silla es de color marrón oscuro. Nuestro anfitrión tiene un montón de documentos encima de la mesa redonda, cubierta con un tapate de ganchillo blanco. Las cartas abiertas del banco, junto con las facturas y diversos informes médicos, fo…

Carlos Serrano | Cuando suena el teléfono

La luz llama a tu casa. Toma muchos nombres y formas. No siempre responde a su nombre comercial. Le encanta responder al nombre de “asesoría de consumo”. Son tan nobles que quieren hacerte una comparativa en tu factura, de manera desinteresada, para lograr tu ahorro. Ellos no quieren din…

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