Sólo una, no más. No sé cómo es capaz de llegar a causarme tantos problemas. Aparece día sí, día también, y es capaz de hacerme perder la cordura en cuestión de minutos. No recuerdo cuándo fue la primera vez que apareció en mi vida: una semana, un mes, un año o quizás haya estado conmigo…
Frente a la puerta del juzgado, cerró los ojos lentamente y trató de aislarse del bullicio que provocaba el ir y venir de personas que se agolpaban en los pasillos. Haciendo un esfuerzo, trató de recordar la intensa rabia que le había empujado hasta allí, a seguir al pie de la letra las i…
Le confié todos mis recuerdos a un frasco de colonia. Se los conté uno a uno, desde el más potente al más insulso. Viaje a viaje, día a día, palabra por palabra. Cada minuto, por pequeño que fuera, por diminuto o insignificante que pareciese, fue reconducido y condenado al mortero del olv…
Julián, mi hermano, antes de colgarse de la vida a mitad de camino, siempre pensó que la existencia se reducía a dos clases de dormitorio. “Tenemos demasiadas leyes, muchas normas absurdas y un exceso desmedido de gilipolleces”, solía decir. “Pero después de tanta pauta depurada, por extr…
Lo supe antes de nacer: sería la mejor. Mientras mis compañeros de la planta de neonatos miraban embobados al techo y a las musarañas, a los pocos meses yo, con paciencia, aprendía a leer dentro del dosel de mi cuna. Apuntaba maneras. A los cinco años comprendí que debía ser la “namber gu…
Mi madre padecía el peor de los insomnios: estaba preocupada. Desde que su niña la convirtió en asidua lectora de sus cuentos, Carmela no volvió a dormir. Cuando se iba a la cama, en medio de aquel duermevela previo al sueño, aparecían de debajo de la cama los personajes de aquellas histo…
— Hace tiempo que no me cuentas un cuento... –sonó tras el auricular–. Desde que te das a la buena vida sólo escribes para el periódico este del pueblo… — Son las seis de la mañana, llevamos cuatro horas y pico hablando ¿y ahora me vienes con esto de los cuentos? –contestó irónica–. Qu…
Mi vocación, precisamente, no es la política. No es, ni mucho menos, una fobia esquiva o un Freddy Kruegger que irrumpe en mi habitación por las noches. Pero, habiendo llegado al punto al que hemos llegado, no me queda otra opción que travestirme de Unamuno y gritar en la antesala del Par…
Tengo fiebre, y ni siquiera es la del sábado noche que, según dicen, pone marchosa; ni la del heno, que me depararía un novio ecologista. Tengo una fiebre fulminante, injustificada, de esas que ponen ojos de gacela parturienta, piel de seda natural y pelo grasiento. Tengo un termómetro de…
Un día más, Santiago abrió los ojos, cuando el poco sol que alumbraba durante esos días comenzaba a filtrarse por las rejillas de la persiana de aquel antiguo balcón. Felisa, su esposa, o lo poco que queda de ella, yace dormida de espaldas; lejos, con la mirada puesta al otro lado del mun…
La abajo firmante, mayor de edad, en pleno uso de sus facultades mentales, y cáncer por unas señas declara: que su inquebrantable sensibilidad no le permite seguir tragando por más tiempo la creciente escalada de locura colectiva, la banalización del horror, la incoherente coherencia, la …
Hay un conocido refrán que dice: “Si repites una mentira mil veces se convierte en verdad”, y a mí suele bastarme con apenas cinco o diez veces... Hay quien nace para jugar al fútbol, para encabezar una dictadura, incluso para batir el récord mundial de incoherencias. Todo el mundo nace c…
Aquella mañana el sol había madrugado para salir a comprar el pan. Aún no habían abierto los quioscos y ya flirteaba con mi ventana en su ronda de despertador. “Chiquita, –le decía– vamos a levantarnos”. Y mi ventana, taciturna, descorría los visillos para recibirlo entre quejas y querell…
Ferrán caminó a lo largo del pasillo y contempló su figura en el espejo durante un largo rato. Su reflejo, algo lejano, le devolvió exactamente la misma mirada que él le había entregado a aquel retrato idéntico a él. Con las manos palpaba suavemente su rostro buscando algún indicio, guard…
"Estúpido", le dice su madre, le apunta con el índice y se pierde en la rabia, desbocada contra aquel crío. Llora desesperada. No sabe qué ha hecho con su hijo; se pregunta qué es lo que pudo fallar al momento de educarlo. Julián. El primero, y el que se supone debía ser el patr…
Hay quien llama "diario” a este tipo de escritos. A mí me encanta “crónica”. ¡Esta es mi “crónica”! Carajo, qué bien suena. Hasta hoy, 3 de abril de 2011, había escrito mi crónica sobre una mesa, acomodado en una silla y con una luz diáfana y soñadora. Es la rutina del escritor, la m…
De izquierda a derecha. Negro, Negro, blanco, mierda. Tengo el miedo y los nervios acoplados, aplanados en la garganta. No puedo dejar de pensar en que estarás aquí. Y es que esta vez es cierto que vienes, ¿sabes? Diría incluso que casi te estoy viendo bajarte ya del tren, con tu maleta d…
- ¡Señor Hidalgo, póngame otra copichuela! –gritó Santos desde el otro lado del mostrador, justo enfrente del utilitario. Eran las dos de la madrugada, por lo menos eso cantaba el cuco del Teberé y el gentío enloquecía con los nuevos temas de Mister Hyde. El vocalista, Javier Elías, s…