La Cofradía Penitencial de la Vera Cruz y Devota Hermandad del Santo Cristo de Zacatecas y Santa María del Socorro, Madre de Dios y Madre Nuestra está de aniversario. Y es que tal día como hoy, pero del año 2005, el entonces obispo de Córdoba, Juan José Asenjo Pelegrina, confirmaba la erección canónica de la hermandad más antigua de Montilla, cuyas primeras referencias históricas datan de la primera mitad del siglo XVI.
Cinco años antes, un grupo de jóvenes encabezados por el historiador montillano Antonio Luis Jiménez Barranco se propuso rescatar las interesantes raíces de esta hermandad, que condensa más de cuatro siglos de historia. "Nuestro objetivo primordial era recuperar la primitiva esencia cofrade que, desde sus orígenes allá por 1535, promovió en Montilla el culto y la veneración al Santo Cristo de Zacatecas y a Nuestra Señora del Socorro", rememora Antonio Luis Jiménez.
La hermandad, que durante siglos celebró la Invención de la Cruz, una festividad que congregaba cada 3 de mayo a centenares de montillanos en torno a la desaparecida ermita de la Vera Cruz, acogió con gran satisfacción la aprobación del estatuto marco por parte de la Diócesis de Córdoba, así como el reconocimiento de su antigüedad.
Aunque el origen de la veneración a la Santa Cruz se remonta al año 292, cuando la emperatriz Elena pidió autorización a su esposo Constancio Cloro para buscar la reliquia del Sagrado Madero en Tierra Santa, la devoción popular no llegaría a Montilla hasta bien entrado el siglo XVI.
"Entre 1541 y 1557, bajo el mandato del obispo Leopoldo de Austria, se fundaron en la Diócesis de Córdoba la mayoría de las cofradías de la Santa Vera Cruz de la provincia", explica Antonio Luis Jiménez, quien asegura que en Montilla "existe constancia documental del culto y veneración a la Santa Cruz desde los primeros lustros de la Edad Moderna".
De hecho, la primera y más importante reliquia de la Pasión y Muerte de Jesucristo llegó a la villa de Montilla gracias a una donación que hizo el cardenal-presidente del Concilio de Trento al Duque de Feria, Gómez de Figueroa. “Además, junto al lignum crucis, se hizo llegar una de las espinas de la corona de Jesucristo que aún se conserva en el convento de Santa Clara”, detalla Antonio Luis Jiménez, quien recuerda que "se concedió también una indulgencia perpetua de cien días de perdón a todos los que visitaran el templo donde se encontraba la reliquia".
De esta forma, la popular Fiesta de La Cruz, que se celebra en Montilla el primer fin de semana del mes de mayo, "tiene su origen en los cultos que se celebraban en la Parroquia de Santiago Apóstol, donde se llevaban a cabo diariamente las festividades litúrgicas, así como en la ermita de la Santa Vera Cruz, sede canónica de la cofradía", explica el investigador montillano.
El retorno de la impresionante imagen del Santo Cristo de Zacatecas a las calles de Montilla se programó para el Martes Santo de 2006 cuando, 52 años después de su última estación de penitencia, la Vera Cruz pudo volver a formar parte del guion de la Semana Santa local.
Un retorno efímero, no obstante, porque un año después, en 2007, una tromba de agua impedía la segunda salida procesional del Santo Cristo de Zacatecas –uno de los mejores exponentes del patrimonio colonial que llevaron los españoles a las Indias– y de Nuestra Señora del Socorro –cuya advocación fue introducida y difundida en España por las huestes de Gonzalo Fernández de Córdoba, quien la trajo desde el reino de Nápoles en los primeros años del siglo XVI–.
Como avanzó Montilla Digital, Antonio Luis Jiménez, uno de los mayores especialistas en esta escultura construida en madera de colorín, cañeja del maíz y papel amate, localizó en la Biblioteca Nacional de España un manuscrito del siglo XVII que reafirma la vinculación del crucificado con Hernán Cortés, principal artífice de la denominada "conquista de México", entre 1519 y 1526.
En efecto, el Santo Cristo de Zacatecas fue donado a la Cofradía de la Santa Vera Cruz por el montillano Andrés de Mesa y por su esposa en 1576 y, en ese momento, pasó a presidir el altar mayor de la desaparecida ermita de la Vera Cruz, uno de los templos más antiguos de Montilla, ubicado en la cumbre de la conocida hoy como Cuesta del Silencio, junto al Colegio Salesiano "San Francisco Solano" y a la muralla de poniente del castillo donde nació El Gran Capitán en 1453.
Cinco años antes, un grupo de jóvenes encabezados por el historiador montillano Antonio Luis Jiménez Barranco se propuso rescatar las interesantes raíces de esta hermandad, que condensa más de cuatro siglos de historia. "Nuestro objetivo primordial era recuperar la primitiva esencia cofrade que, desde sus orígenes allá por 1535, promovió en Montilla el culto y la veneración al Santo Cristo de Zacatecas y a Nuestra Señora del Socorro", rememora Antonio Luis Jiménez.
La hermandad, que durante siglos celebró la Invención de la Cruz, una festividad que congregaba cada 3 de mayo a centenares de montillanos en torno a la desaparecida ermita de la Vera Cruz, acogió con gran satisfacción la aprobación del estatuto marco por parte de la Diócesis de Córdoba, así como el reconocimiento de su antigüedad.

Aunque el origen de la veneración a la Santa Cruz se remonta al año 292, cuando la emperatriz Elena pidió autorización a su esposo Constancio Cloro para buscar la reliquia del Sagrado Madero en Tierra Santa, la devoción popular no llegaría a Montilla hasta bien entrado el siglo XVI.
"Entre 1541 y 1557, bajo el mandato del obispo Leopoldo de Austria, se fundaron en la Diócesis de Córdoba la mayoría de las cofradías de la Santa Vera Cruz de la provincia", explica Antonio Luis Jiménez, quien asegura que en Montilla "existe constancia documental del culto y veneración a la Santa Cruz desde los primeros lustros de la Edad Moderna".
De hecho, la primera y más importante reliquia de la Pasión y Muerte de Jesucristo llegó a la villa de Montilla gracias a una donación que hizo el cardenal-presidente del Concilio de Trento al Duque de Feria, Gómez de Figueroa. “Además, junto al lignum crucis, se hizo llegar una de las espinas de la corona de Jesucristo que aún se conserva en el convento de Santa Clara”, detalla Antonio Luis Jiménez, quien recuerda que "se concedió también una indulgencia perpetua de cien días de perdón a todos los que visitaran el templo donde se encontraba la reliquia".

De esta forma, la popular Fiesta de La Cruz, que se celebra en Montilla el primer fin de semana del mes de mayo, "tiene su origen en los cultos que se celebraban en la Parroquia de Santiago Apóstol, donde se llevaban a cabo diariamente las festividades litúrgicas, así como en la ermita de la Santa Vera Cruz, sede canónica de la cofradía", explica el investigador montillano.
El retorno de la impresionante imagen del Santo Cristo de Zacatecas a las calles de Montilla se programó para el Martes Santo de 2006 cuando, 52 años después de su última estación de penitencia, la Vera Cruz pudo volver a formar parte del guion de la Semana Santa local.
Un retorno efímero, no obstante, porque un año después, en 2007, una tromba de agua impedía la segunda salida procesional del Santo Cristo de Zacatecas –uno de los mejores exponentes del patrimonio colonial que llevaron los españoles a las Indias– y de Nuestra Señora del Socorro –cuya advocación fue introducida y difundida en España por las huestes de Gonzalo Fernández de Córdoba, quien la trajo desde el reino de Nápoles en los primeros años del siglo XVI–.

Como avanzó Montilla Digital, Antonio Luis Jiménez, uno de los mayores especialistas en esta escultura construida en madera de colorín, cañeja del maíz y papel amate, localizó en la Biblioteca Nacional de España un manuscrito del siglo XVII que reafirma la vinculación del crucificado con Hernán Cortés, principal artífice de la denominada "conquista de México", entre 1519 y 1526.
En efecto, el Santo Cristo de Zacatecas fue donado a la Cofradía de la Santa Vera Cruz por el montillano Andrés de Mesa y por su esposa en 1576 y, en ese momento, pasó a presidir el altar mayor de la desaparecida ermita de la Vera Cruz, uno de los templos más antiguos de Montilla, ubicado en la cumbre de la conocida hoy como Cuesta del Silencio, junto al Colegio Salesiano "San Francisco Solano" y a la muralla de poniente del castillo donde nació El Gran Capitán en 1453.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR

