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Buzón del Lector | Villarrubia y la democracia

Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de la carta abierta de un vecino de Montilla sobre la reciente suspensión de un pleno del Ayuntamiento de Córdoba por la protesta de unos vecinos de Villarrubia que exigían un centro de salud. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Gracias a Netflix, a su contenido pánfilo y edulcorado, he vuelto al periódico. Y la verdad, con el aluvión valenciano me resulta imposible mirar las cabeceras nacionales sin entrar en una constante polarización. Así que he decidido ponerme tradicional y leer el Córdoba. Dentro de lo que cabe, es el periódico de la provincia y, para mí, lo es como para muchos La Primera fue ver la tele.

Pero claro, leer el periódico hoy día es hacerlo desde el móvil o ser un romántico de domingo. Que también. Además, este método de lectura incluye muchas veces la aparición de vídeos que reflejan lo ocurrido. Estos vídeos son, en bastantes ocasiones, más periodismo que los artículos de opinión que tratan de vendernos como noticias. Aunque estén editados.

En este punto me encontré hace unos días con un artículo sobre la protesta que han llevado a cabo vecinas y vecinos de Villarrubia en el pleno del Ayuntamiento de Córdoba. Lo hacían reivindicando un centro de salud para su barrio. Dada la magnitud del evento, el alcalde decidió suspender la sesión para que la misma pudiese desarrollarse con normalidad en otro momento. Y es que los asistentes lograron acaparar la atención con su vehemencia.

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Es un texto con vídeo incorporado, en el que el titular reza "El secretario sugiere que el público se acredite para asistir al Pleno tras el desalojo de los vecinos de Villarrubia", se informa de que esta práctica se exige en otros consistorios, como el de Sevilla capital. Fuentes de la Alcaldía de José María Bellido han aclarado, según la periodista, que no se va a tomar dicha decisión. En mi opinión, lo hacen por decencia política y no por oportunidad.

Pero la cuestión es si se tiene derecho a ello (el Derecho, recordemos, siempre va a la caza de la realidad). Legalmente, el secretario ha dado su opinión del asunto. Y yo me pregunto si es lícito. Parto, en mi imaginario, de los escraches en el Parlamento español y del asalto al Congreso de Estados Unidos hace unos años. Lo hago porque creo que contextualizar es la mejor manera de no banalizar la retórica. Y también porque es el quid de esta carta abierta.

¿Es un pleno municipal el lugar adecuado para la protesta? ¿Lo hacemos por Cartas al director? ¿En Instagram o X? El director de La Vanguardia se ha dado cuenta de que esta última red social es un coladero de la mentira y por eso ha anunciado que se retiran de la misma. Muy bifoberardiano el director de La Vanguardia –aclaro, para los no iniciados, que Franco Bifo Berardi es un filósofo italiano–.

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En la deriva social en la que vivimos, la protesta pacífica se adjetiva hasta atribuirle caracteres incendiarios. Cuando no lo es. No ha pasado absolutamente nada. Solo que a algunos les parece delito el protestar. Y lo parece, en diferentes circunstancias y según entiendo yo, por dos motivos: uno fundamental y otro accesorio.

El primero es el sesgo cognitivo que nos provoca que alguien se erija en autoridad por el hecho de detentar el poder, es decir, y resumiendo: a ver qué dicen de arriba. Esta situación histórica provoca que nos cueste criticar la política, ya sea mainstream o local, mirando a los ojos al político de turno (en la trampa de las redes sociales todo es más fácil).

Y ello a causa de vincular el enfrentamiento a la idea con la persona que la enuncia. Porque somos personas y cuesta decirle a alguien que algo está mal hecho, sobre todo si es tu vecina y la conoces. El que esté libre de culpa o acción, que empiece. Somos conscientes de tener conciencia. Valga la palabrería.

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Pero en estos tiempos que vivimos, de posverdad –es decir, de mentira–, prima el segundo motivo: otro sesgo cognitivo originado en que determinados medios de comunicación, acólitos de los que detentan el poder, lancen constantemente discursos apologistas de la falsedad. Del escarnio. Del "y tú más". Nos ponemos locos y acabamos validando a imbéciles.

Así que estamos confusos en relación a los hechos. No es lo mismo asaltar un parlamento como lo hizo el de los cuernos de bisonte que lo que han hecho los vecinos de Villarrubia. En el vídeo del Córdoba se observa claramente cómo un participante pretende leer un discurso escrito que sujeta en la mano, y que alguien le insta a subirse al estrado. Pero el mencionado responde: "No hace falta".

En esas tres palabras está la diferencia. Cuando el poder reside en el pueblo, el pueblo ha de ser pacífico, reflexivo, autocrítico. Educado. Y tenaz. Un pleno municipal es la verdadera casa del pueblo. Lo horizontal. Lo democrático. Aunque los que cobran por mandar se sienten dos o tres escalones por encima de los ciudadanos y las cosas de Valencia estén bien claras.

JOSÉ MARCELO GARCÍA JIMÉNEZ
FOTOGRAFÍA: VILLARRUBIA ENTIDAD LOCAL AUTÓNOMA

NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Andalucía Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.

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