Montilla conmemora hoy el 80.º aniversario del fallecimiento de José Santiago Garnelo y Alda, considerado el pintor más culto de su época, además de un excelente artista, un gran pedagogo y un exigente investigador. Nacido en 1866 en la localidad valenciana de Enguera, su familia fijó su residencia en Montilla cuando el artista contaba solo un año de edad.
Antes de trasladarse a Madrid para comenzar sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, José Garnelo asistió a dos cursos de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, donde obtuvo varios premios de la Escuela de Santa Isabel de Hungría.
Garnelo fue, además, un artista respetuoso siempre con la vanguardia. Tras conseguir la segunda medalla en la Exposición Nacional de 1887 con La muerte de Lucano, el artista montillano fue pensionado a la Academia de España en Roma, donde permaneció cuatro años en los que compartió experiencias con artistas de la talla de Pradilla, Sorolla o Emilio Sala.
Después de recorrer Europa durante algunos años, en 1883 acudió a la Exposición Universal de Chicago, donde conquistó la medalla de oro por sus Primeros homenajes en el Nuevo Mundo a Colón, un cuadro que llegó a ilustrar el cartel de la exposición que el Museo Naval de Madrid organizó en 2006 con motivo del quinto centenario de la muerte del Almirante de la Mar Océana.
Nombrado vicedirector de la Escuela Provincial de Bellas Artes de Zaragoza, en 1894 José Garnelo ganó un concurso promovido por la Real Academia de San Fernando y fue nombrado caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Un año más tarde, el artista se trasladó a Barcelona para impartir clases en la Escuela de Bellas Artes, donde asistía como alumno Pablo Ruiz Picasso, quien pintó La Primera Comunión y El Monaguillo en el estudio que Garnelo tenía en la plaza de la Universidad.
Tras obtener por oposición la cátedra de Dibujo del antiguo y ropajes de la Escuela de San Fernando de Madrid, en 1902 fue nombrado comendador de la Orden de Alfonso XII y pintor de la Corona. De hecho, la infanta Isabel le encargó –junto a Mariano Benlliure y Emilio Sala– la decoración de su palacete de la calle Quintana, donde Garnelo desarrolló La Proclamación de los Reyes Católicos en Segovia.
Nombrado subdirector conservador de la pintura del Museo Nacional de Pintura y Escultura –actualmente, Museo del Prado– en 1917 recibió el encargo de realizar varios retratos de la Familia Real, entre los que destacan dos de Alfonso XIII que se conservan en el Museo Español de Arte Contemporáneo y en el Palacio de Aranjuez.
Ya enfermo, en 1924 logró terminar la decoración de la cúpula del Salón del Presidente del Tribunal Supremo de Madrid, en el palacio de Las Salesas, con El Collar de la Justicia, su obra al fresco más sobresaliente. Cinco años más tarde quiso compaginar la restauración de los murales del camarín de la Virgen de las Angustias de Granada con la realización del Apostolado que puede admirarse en la Parroquia de Santiago Apóstol de Montilla.
Tras ser propuesto para dirigir la Academia Española de Bellas Artes de Roma, José Garnelo se jubiló en 1936 como catedrático de la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, donde mantuvo una estrecha relación con pintores contemporáneos de la talla de Gutiérrez Solana, Picasso, Vázquez Díaz o Salvador Dalí, a los que impartió clase. Después de pasar sus últimos años en un estado de semiinconsciencia, murió en Montilla el 29 de octubre de 1944, siendo enterrado en el panteón que su familia tiene en el templo enclavado en La Escuchuela.
El 23 de noviembre del pasado año, el Museo Garnelo inauguró una nueva etapa con la puesta de largo de La gruta de Lourdes y la apertura al público de la antigua Capilla-Oratorio de Nuestra Señora de los Dolores, una estancia perteneciente a la Casa de las Aguas, cuya cúpula interior se encuentra decorada por los primeros frescos realizados por José Santiago Garnelo y Alda junto a su hermana Eloísa, en 1886.
La recuperación de esta nueva obra de Garnelo vino a completar la línea de colaboración que el Ayuntamiento de Montilla y la Asociación de Amigos del Museo Garnelo vienen desarrollando con el Museo del Prado y que, hace seis años, cristalizó en la cesión de La muerte de Lucano, tras un intenso proyecto de restauración. De este modo, son ya tres los lienzos que se pueden disfrutar en Montilla gracias a la fórmula del "depósito", junto con La gruta de Lourdes y Jesús, Manantial de Amor.
De las 170 obras que pudieron admirarse en la Casa de las Aguas el día de la inauguración del Museo Garnelo, un acontecimiento que tuvo lugar el 16 de junio de 2006, medio centenar fueron donadas por sus propietarios, entre los que sobresalen Manuel Cabello de Alba –principal impulsor de este espacio expositivo junto a Antonio Carpio, alcalde de Montilla entre 1995 y 2007– y Joaquín Cuello Garnelo, sobrino del artista.
Antes de trasladarse a Madrid para comenzar sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, José Garnelo asistió a dos cursos de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, donde obtuvo varios premios de la Escuela de Santa Isabel de Hungría.
Garnelo fue, además, un artista respetuoso siempre con la vanguardia. Tras conseguir la segunda medalla en la Exposición Nacional de 1887 con La muerte de Lucano, el artista montillano fue pensionado a la Academia de España en Roma, donde permaneció cuatro años en los que compartió experiencias con artistas de la talla de Pradilla, Sorolla o Emilio Sala.
Después de recorrer Europa durante algunos años, en 1883 acudió a la Exposición Universal de Chicago, donde conquistó la medalla de oro por sus Primeros homenajes en el Nuevo Mundo a Colón, un cuadro que llegó a ilustrar el cartel de la exposición que el Museo Naval de Madrid organizó en 2006 con motivo del quinto centenario de la muerte del Almirante de la Mar Océana.
Nombrado vicedirector de la Escuela Provincial de Bellas Artes de Zaragoza, en 1894 José Garnelo ganó un concurso promovido por la Real Academia de San Fernando y fue nombrado caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Un año más tarde, el artista se trasladó a Barcelona para impartir clases en la Escuela de Bellas Artes, donde asistía como alumno Pablo Ruiz Picasso, quien pintó La Primera Comunión y El Monaguillo en el estudio que Garnelo tenía en la plaza de la Universidad.
Tras obtener por oposición la cátedra de Dibujo del antiguo y ropajes de la Escuela de San Fernando de Madrid, en 1902 fue nombrado comendador de la Orden de Alfonso XII y pintor de la Corona. De hecho, la infanta Isabel le encargó –junto a Mariano Benlliure y Emilio Sala– la decoración de su palacete de la calle Quintana, donde Garnelo desarrolló La Proclamación de los Reyes Católicos en Segovia.
Nombrado subdirector conservador de la pintura del Museo Nacional de Pintura y Escultura –actualmente, Museo del Prado– en 1917 recibió el encargo de realizar varios retratos de la Familia Real, entre los que destacan dos de Alfonso XIII que se conservan en el Museo Español de Arte Contemporáneo y en el Palacio de Aranjuez.
Ya enfermo, en 1924 logró terminar la decoración de la cúpula del Salón del Presidente del Tribunal Supremo de Madrid, en el palacio de Las Salesas, con El Collar de la Justicia, su obra al fresco más sobresaliente. Cinco años más tarde quiso compaginar la restauración de los murales del camarín de la Virgen de las Angustias de Granada con la realización del Apostolado que puede admirarse en la Parroquia de Santiago Apóstol de Montilla.
Tras ser propuesto para dirigir la Academia Española de Bellas Artes de Roma, José Garnelo se jubiló en 1936 como catedrático de la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, donde mantuvo una estrecha relación con pintores contemporáneos de la talla de Gutiérrez Solana, Picasso, Vázquez Díaz o Salvador Dalí, a los que impartió clase. Después de pasar sus últimos años en un estado de semiinconsciencia, murió en Montilla el 29 de octubre de 1944, siendo enterrado en el panteón que su familia tiene en el templo enclavado en La Escuchuela.
Un templo en honor del artista
El 23 de noviembre del pasado año, el Museo Garnelo inauguró una nueva etapa con la puesta de largo de La gruta de Lourdes y la apertura al público de la antigua Capilla-Oratorio de Nuestra Señora de los Dolores, una estancia perteneciente a la Casa de las Aguas, cuya cúpula interior se encuentra decorada por los primeros frescos realizados por José Santiago Garnelo y Alda junto a su hermana Eloísa, en 1886.
La recuperación de esta nueva obra de Garnelo vino a completar la línea de colaboración que el Ayuntamiento de Montilla y la Asociación de Amigos del Museo Garnelo vienen desarrollando con el Museo del Prado y que, hace seis años, cristalizó en la cesión de La muerte de Lucano, tras un intenso proyecto de restauración. De este modo, son ya tres los lienzos que se pueden disfrutar en Montilla gracias a la fórmula del "depósito", junto con La gruta de Lourdes y Jesús, Manantial de Amor.
De las 170 obras que pudieron admirarse en la Casa de las Aguas el día de la inauguración del Museo Garnelo, un acontecimiento que tuvo lugar el 16 de junio de 2006, medio centenar fueron donadas por sus propietarios, entre los que sobresalen Manuel Cabello de Alba –principal impulsor de este espacio expositivo junto a Antonio Carpio, alcalde de Montilla entre 1995 y 2007– y Joaquín Cuello Garnelo, sobrino del artista.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: MUSEO GARNELO
FOTOGRAFÍA: MUSEO GARNELO