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El agua del Norte de Córdoba ahora es apta para el consumo

A partir de este mes se puede beber el agua del grifo en el norte de Córdoba, según se indica en un anuncio de la Delegación del Gobierno realizado hace unas semanas. Este anuncio llega después de un año durante el que el agua de la región fue declarada no apta para el consumo, tras la aparición de algunos contaminantes que activaron un protocolo de actuación de acuerdo con el Real Decreto 03/2023 y el Decreto 70/2009.


Como parte de este protocolo se detectaron valores químicos inadecuados en el agua del embalse de La Colada y se llevaron a cabo labores para subsanarlo. Además, se elaboraron análisis diarios de valoración química para comprobar los niveles de Carbónico Orgánico Total y Trihalometanos en la salida. Ahora que estos niveles han vuelto a la normalidad de forma consistente, el agua vuelve a ser completamente segura.

La falta de lluvias, el origen del problema


Se considera que los altos niveles de contaminación detectados por la valoración química tenían su origen en la falta de lluvias que padeció la región el pasado año. Con el embalse casi seco, los residuos del fondo del embalse presentaban una concentración mucho mayor en el agua, lo que la hacía no apta para el consumo. Se trata de una situación que se ha mitigado este año con el aumento de las lluvias, pero que podría volver a ocurrir.

En el lado positivo, los periodos de sequía permiten realizar una limpieza a fondo de los embalses, lo que mejorará la calidad del agua cuando vuelvan a llenarse. Sin embargo, la no detección a tiempo de estos altos niveles de contaminación puede causar serios problemas de salud en la región, así que definitivamente conviene monitorear el problema de cerca para prevenir futuros incidentes de este tipo.

Las sequías continuarán agravándose en los próximos años


La mayoría de modelos climáticos que realizan proyecciones de los efectos del calentamiento global apuntan a que el sur de España será una de las regiones más afectadas por el incremento de temperaturas. Se estima que el clima de Andalucía terminará siendo más parecido al que actualmente hay en Marruecos y Argelia, con temperaturas superiores a las que venimos sufriendo, y una mayor escasez de lluvias.

Esto supone un problema tanto para la calidad del agua en los embalses y estanques como para nuestros cultivos, que no solo dependen del agua de lluvia para poder desarrollarse, sino también de los nutrientes del subsuelo, que tienden a perderse cuando aumenta su aridez. Nos enfrentamos a un proceso de desertización gradual ante el que será necesario importar aún más fertilizantes y explorar nuevas soluciones para el riego.

El problema de la desalinización


La misma situación climática que presenta Córdoba actualmente la padecen también otras provincias andaluzas como Málaga o Almería. Sin embargo, las provincias costeras pueden aprovechar la tecnología de desalinización para paliar esta escasez de agua. Córdoba, en cambio, dependería de otras provincias para poder hacer uso de estas aguas, así que la apuesta pasa por la reducción del consumo y la implementación de sistemas de reaprovechamiento.

Aunque técnicamente es viable extraer agua del mar y llevarla hasta Córdoba mediante sistemas de bombeo, el enorme costo de una instalación de este tipo –tanto económico como energético– hace que sea inviable, al menos en las condiciones actuales. Por eso, durante los próximos años se hace necesario explorar las soluciones que tenemos a nuestro alcance para garantizar la disponibilidad de agua potable o apta para el riego en la provincia.

La hidroponía reduce el consumo de agua en hasta un 95%


Considerando las enormes demandas de agua que presentan las plantaciones, la hidroponía se propone como una solución muy eficaz para este problema. Esta tecnología no utiliza tierra para hacer crecer los cultivos, sino que los siembra directamente en un agua tratada con los nutrientes esenciales para su desarrollo. Esta agua circula de forma continua por toda la plantación, manteniendo los cultivos hidratados en todo momento.

Los sistemas hidropónicos en forma de torre aprovechan aún más el espacio de cualquier plantación, porque permiten cultivar a varios niveles. Se estima que el consumo de agua en este tipo de cultivos se reduce en un 95%, y también se minimiza la inversión en fertilizantes, porque todos los nutrientes no absorbidos por las plantas siguen recirculando por el sistema. Con medidas de este tipo, Córdoba estará mejor preparada para futuras sequías.

FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR


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