Fieles a su cita anual, las Lágrimas de San Lorenzo volverán a ofrecer en los próximos días todo un espectáculo de pirotecnia celeste: la lluvia de estrellas conocida como "las Perseidas". El nombre de estos enjambres de meteoros indica la constelación en la que se encuentra el radiante, es decir, el punto del cielo desde el que parecen proceder los meteoros. Así, la lluvia de agosto tiene el radiante en la constelación de Perseo.
Las Perseidas son visibles desde todo el hemisferio norte entre finales de julio y finales de agosto, aunque suele ser en la noche del 12 al 13 de agosto cuando la lluvia de meteoros –comúnmente llamados "estrellas fugaces"– alcanza su máximo y la tasa horaria cenital, es decir, el número de meteoros visibles cada hora, es mayor.
"Las velocidades de estos meteoros pueden superar los 50 kilómetros por segundo y su tasa de actividad puede llegar a los 200 meteoros por hora", detallan desde el Instituto Geográfico Nacional, que recuerdan que "aunque su momento de máxima actividad tiene lugar en las noches del 11 al 13 de agosto, las Perseidas comienzan habitualmente a verse hacia el 17 de julio y terminan hacia el 24 de agosto".
Precisamente, su alta actividad, junto con las condiciones atmosféricas favorables para la observación durante el verano boreal, hace de las Perseidas la lluvia de meteoros más popular y la más fácilmente observable de las que tienen lugar a lo largo del año.
Tal y como detallan desde el Instituto Geográfico Nacional, "el máximo de las Perseidas se producirá este año el lunes 12 de agosto, entre las 15.00 y las 18.00 de la tarde de tiempo oficial peninsular, coincidiendo además con el cuarto creciente de la Luna, por lo que no será un buen año para su observación".
De todas formas, al tratarse de una lluvia fuerte, "suele presentar picos de actividad fuera del máximo, por lo que en las noches en torno a esta fecha podría apreciarse un buen número de meteoros, particularmente después del ocaso lunar", recalcan los expertos.
"Estos meteoros no son otra cosa que polvo del cometa Swift-Tuttle descubierto independientemente por Lewis Swift y por Horace Parnell Tuttle en 1862", explica Paco Bellido, colaborador de Montilla Digital y fundador de la Agrupación Astronómica Mizar de Montilla, quien recuerda que "cada mes de agosto, nuestro planeta atraviesa una zona del espacio llena de partículas cometarias que son atraídas y que se desintegran al entrar en la atmósfera a gran velocidad –más de 200.000 kilómetros por hora–, creando un vistoso fenómeno luminoso".
Aunque las estrellas fugaces más brillantes son visibles desde la ciudad, es aconsejable desplazarse a una zona rural para disfrutar del espectáculo en toda su magnitud, pues desde el campo también son visibles los meteoros más tenues. En ese sentido, Paco Bellido recomienda desplazarse hasta el Cerro Don Juan, que desde septiembre del año 2004 acoge un mirador panorámico desde el que se aprecian los lugares más destacados de la Sierra de Montilla.
El Cerro Don Juan es una zona de unas cinco hectáreas de extensión situada en la Sierra de Montilla, en el corazón de la Campiña Sur cordobesa. Su acceso se encuentra en el punto kilométrico 6 de la carretera que une las localidades de Montilla y Cabra, en el paraje conocido como Cuesta Blanca y constituye una de las pocas representaciones de monte mediterráneo en el término municipal.
En la actualidad, son escasas las zonas naturales de la comarca que albergan esa variedad de especies botánicas, entre las que destacan varios tipos de matorral mediterráneo –como el lentisco, la jara o el matagallo–, así como varias encinas centenarias cuyas dimensiones son desconocidas en esta zona.
El pasado sábado 27 de julio, el Cerro Don Juan acogió una nueva edición de la 'Ruta G-Astronómica', una original experiencia impulsada por el Área de Turismo del Ayuntamiento de Montilla, en colaboración con la Asociación Montillana para la Divulgación de la Investigación y la Ciencia (AMDIC), para combinar la gastronomía montillana, la naturaleza y la observación de estrellas en la Sierra de Montilla.
Las Perseidas son visibles desde todo el hemisferio norte entre finales de julio y finales de agosto, aunque suele ser en la noche del 12 al 13 de agosto cuando la lluvia de meteoros –comúnmente llamados "estrellas fugaces"– alcanza su máximo y la tasa horaria cenital, es decir, el número de meteoros visibles cada hora, es mayor.
"Las velocidades de estos meteoros pueden superar los 50 kilómetros por segundo y su tasa de actividad puede llegar a los 200 meteoros por hora", detallan desde el Instituto Geográfico Nacional, que recuerdan que "aunque su momento de máxima actividad tiene lugar en las noches del 11 al 13 de agosto, las Perseidas comienzan habitualmente a verse hacia el 17 de julio y terminan hacia el 24 de agosto".
Precisamente, su alta actividad, junto con las condiciones atmosféricas favorables para la observación durante el verano boreal, hace de las Perseidas la lluvia de meteoros más popular y la más fácilmente observable de las que tienen lugar a lo largo del año.
Tal y como detallan desde el Instituto Geográfico Nacional, "el máximo de las Perseidas se producirá este año el lunes 12 de agosto, entre las 15.00 y las 18.00 de la tarde de tiempo oficial peninsular, coincidiendo además con el cuarto creciente de la Luna, por lo que no será un buen año para su observación".
De todas formas, al tratarse de una lluvia fuerte, "suele presentar picos de actividad fuera del máximo, por lo que en las noches en torno a esta fecha podría apreciarse un buen número de meteoros, particularmente después del ocaso lunar", recalcan los expertos.
"Estos meteoros no son otra cosa que polvo del cometa Swift-Tuttle descubierto independientemente por Lewis Swift y por Horace Parnell Tuttle en 1862", explica Paco Bellido, colaborador de Montilla Digital y fundador de la Agrupación Astronómica Mizar de Montilla, quien recuerda que "cada mes de agosto, nuestro planeta atraviesa una zona del espacio llena de partículas cometarias que son atraídas y que se desintegran al entrar en la atmósfera a gran velocidad –más de 200.000 kilómetros por hora–, creando un vistoso fenómeno luminoso".
Aunque las estrellas fugaces más brillantes son visibles desde la ciudad, es aconsejable desplazarse a una zona rural para disfrutar del espectáculo en toda su magnitud, pues desde el campo también son visibles los meteoros más tenues. En ese sentido, Paco Bellido recomienda desplazarse hasta el Cerro Don Juan, que desde septiembre del año 2004 acoge un mirador panorámico desde el que se aprecian los lugares más destacados de la Sierra de Montilla.
El Cerro Don Juan es una zona de unas cinco hectáreas de extensión situada en la Sierra de Montilla, en el corazón de la Campiña Sur cordobesa. Su acceso se encuentra en el punto kilométrico 6 de la carretera que une las localidades de Montilla y Cabra, en el paraje conocido como Cuesta Blanca y constituye una de las pocas representaciones de monte mediterráneo en el término municipal.
En la actualidad, son escasas las zonas naturales de la comarca que albergan esa variedad de especies botánicas, entre las que destacan varios tipos de matorral mediterráneo –como el lentisco, la jara o el matagallo–, así como varias encinas centenarias cuyas dimensiones son desconocidas en esta zona.
El pasado sábado 27 de julio, el Cerro Don Juan acogió una nueva edición de la 'Ruta G-Astronómica', una original experiencia impulsada por el Área de Turismo del Ayuntamiento de Montilla, en colaboración con la Asociación Montillana para la Divulgación de la Investigación y la Ciencia (AMDIC), para combinar la gastronomía montillana, la naturaleza y la observación de estrellas en la Sierra de Montilla.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: DEPOSITPHOTOS.COM
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