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Nuestra Señora de las Viñas cumple con la tradición en Montilla pese a la gran inestabilidad meteorológica

Nuestra Señora de las Viñas cumplió ayer tarde con la tradición en Montilla pese a la gran inestabilidad meteorológica que marcó buena parte de la jornada, en la que se registraron algunas precipitaciones más que necesarios para los viñedos, los olivares y los cereales de la localidad.


Por este motivo, la Hermandad del Señor en la Santa Cena, María Santísima de la Estrella y Nuestra Señora de las Viñas decidió trasladar la tradicional Misa Flamenca desde el Patio de La Marquesina de Bodegas Pérez Barquero hasta la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, donde la sagrada eucaristía dio comienzo pasadas las 20.30 de la tarde.

A pesar del tiempo desapacible, las naves de la Parroquia del Barrio de El Gran Capitán registraron un lleno absoluto, fruto de la devoción que los vecinos profesan a la Patrona del Noble Gremio de la Vid y el Vino. Tras una emotiva Misa Flamenca, la comitiva de la Hermandad de la Santa Cena, acompañada por los Vendimiadores Mayores –Rocío Guijarro Jiménez y Francisco Solano Jiménez Rodríguez–, la Cofradía de la Viña y el Vino y las autoridades locales, con el alcalde Rafael Llamas a la cabeza, partía a las 21.30 de la noche hacia la Plaza de la Merced siguiendo un itinerario más corto.

Carrasco y González - Artesanía en acero inoxidable

Las emociones florecieron a la salida de la imagen que talló Amadeo Ruiz Olmos a mediados del siglo XX, que estallaron con el repique de campanas y el estreno del Himno a Nuestra Señora de las Viñas por parte de la Banda de Música Pascual Marquina, un excelso canto recuperado de un manuscrito escrito por el compositor montillano Ángel Cruz Pérez datado de 1963 y con letra del que fuera durante décadas cronista oficial de la ciudad, Enrique Garramiola Prieto.

Tras el reducido itinerario, la titular de Gloria de la Hermandad del Señor en la Santa Cena, María Santísima de la Estrella y Nuestra Señora de las Viñas llegaba a una abarrotada Plaza de la Merced donde tuvo lugar el acto de la pisa de la uva, presentado por Carmina Leiva, una montillana amante de las tradiciones que trasladó al público su amor por la vid y el cariño por Nuestra Señora de las Viñas.


Una vez se llevó a cabo la bendición y la ofrenda simbólica del primer mosto, la Virgen emprendió su camino de vuelta por el mismo recorrido, portada por una cuadrilla mixta de hombres y mujeres, hasta llegar a la Parroquia de la Asunción, donde se volvió a interpretar el Himno a la Virgen de las Viñas, poniendo así el broche de oro a una de las jornadas más emocionantes de la Fiesta de la Vendimia.

Una advocación ligada al vino

La imagen de Nuestra Señora de las Viñas es obra del afamado escultor valenciano Amadeo Ruiz Olmos, autor también de las tallas del Santísimo Cristo del Amor y de Jesús Preso. "El artista se distinguió sobre todo en imaginería cofrade, pero también Escultura y Dibujo Artístico, disciplinas que impartió como profesor en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba", explica la historiadora Elena Bellido, directora de la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque.

Lagar Los Raigones (vinos y aceites) - Sierra de Montilla

Ruiz Olmos trabajó preferentemente para Jaén, donde destacan las imágenes de la Virgen de la Amargura de Baeza; Nuestro Padre Jesús de la Paciencia de Andújar; el Cristo de la Humildad de la Iglesia de San Pablo de Úbeda o el Cristo de la Expiración de la Hermandad de “Los Borrachos” de Lopera. No obstante, una de sus obras más importantes es la Última Cena de Cristo con sus apóstoles, compuesta por 13 figuras de talla completa que Amadeo Ruiz Olmos realizó entre 1954 y 1958.

"En Córdoba también tenemos importantes ejemplos de escultura civil o religiosa ejecutados por Amadeo Ruiz Olmos, como la estatua en bronce de Maimónides situada en la Plaza de Tiberiades, el Triunfo de San Rafael instalado que corona el Puente de San Rafael o el Mausoleo de Manolete en el cementerio de Nuestra Señora de la Salud", recuerda Bellido.


En el ámbito de la imaginería cofrade, de su gubia nació la imagen del Santísimo Cristo de la Clemencia, que desde 1949 acompaña en la tarde del Viernes Santo a la Real, Venerable e Ilustre Hermandad Servita de Nuestra Señora de los Dolores Coronada de Córdoba, o el Santísimo Cristo Resucitado de Montoro. No obstante, por el extraordinario parecido que guardan con Nuestro Padre Jesús Preso de Montilla, destacan las imágenes que, con la misma advocación, existen en El Carpio y Castro del Río.

Ruiz Olmos, que también esculpió la imagen del Santísimo Cristo del Amor que procesiona en Montilla la noche del Miércoles Santo, así como la Virgen de las Viñas que recibe culto en la ermita de La Merced, fue miembro correspondiente de las Reales Academias de Córdoba y Valencia.

"Además, en 1948, se hizo con el Premio Nacional de Escultura, lo que da idea de la importante apuesta que hizo la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Preso y María Santísima de La Esperanza, al encargar la talla de su imagen titular a un escultor más que consagrado", subraya la directora de la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque.

ÁLVARO CARRASCO / J.P. BELLIDO
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
VÍDEO: MONTILLA COFRADE
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