Las predicciones de lluvia que avanzó ayer la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para este fin de semana, y que situaban en un 95 por ciento la probabilidad de precipitaciones de carácter tormentoso hasta las 12.00 del mediodía del próximo lunes, han llevado a los principales productores de vino dulce Pedro Ximénez (PX) a adelantar el desmontaje de las paseras enclavadas en los términos municipales de Montilla, Montemayor, Montalbán y Santaella.
Y es que los primeros chubascos del verano –que, a juicio de la AEMET, podrían registrarse a partir de esta misma mañana– pueden afectar al peculiar proceso de elaboración del PX, que comienza con la exposición de los racimos de uva al sol durante algo más de una semana para procurar la deshidratación de los frutos y la concentración de sus azúcares.
Por lo general, las uvas que se destinan a la elaboración de vinos dulces proceden de viñedos tradicionales, de cepas de porte bajo que, al contar con una producción menor, garantizan una mayor graduación Baumé. Sin embargo, el proceso de pasificación de las uvas requiere, esencialmente, calor y falta de humedad, ya que un exceso de agua complica el proceso de crianza del vino, haciendo la fermentación más compleja. Precisamente por eso, los racimos se suelen extender en terrenos ligeramente inclinados para propiciar que, en caso de lluvia, el agua no se acumule sobre los capachos.
Junto con la cooperativa La Aurora, los principales productores de vino dulce Pedro Ximénez en el marco Montilla-Moriles siguen siendo Bodegas del Pino de Montalbán, Bodegas Galán Portero de Montilla, Bodegas Robles –que instala su pasera ecológica en el paraje de Villargallegos, a las afueras de Santaella– y Bodegas San Acacio de Montemayor que, ayer mismo, dio la orden de retirar los fardos de su pasera, aunque no descartan volver a instalarla una vez se supere el episodio tormentoso que vaticina la AEMET para los próximos tres días.
Este año, la cooperativa La Aurora de Montilla fue la encargada de dar el pistoletazo de salida al asoleo de la uva, un proceso que ahora aspira a ser declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Para ello, el pasado 3 de agosto inició el montaje de su pasera en uno de los márgenes de la antigua travesía de la carretera nacional N-331, a escasos metros de sus instalaciones, ofreciendo así una característica estampa del skyline de Montilla.
Seis días más tarde hacía lo propio el personal de Bodegas Galán Portero, una firma que atesora setenta años de historia y que está especializada, precisamente, en la elaboración y crianza de vinos dulces Pedro Ximénez amparados por la DOP Montilla-Moriles.
"No superándose los 30 o 40 litros por metro cuadrado, no hay nada que temer", aclaró Gonzalo Galán, portavoz de esta firma familiar que atesora innumerables reconocimientos por la elaboración de sus vinos dulces y que cada año instala su pasera en las inmediaciones del Pico Cigarral de Montilla, en una parcela de propiedad municipal.
"Un pequeño chubasco no tiene más incidencia que el rocío de la mañana que, a veces, humedece los racimos, ya que los suelos suelen estar muy secos y apenas si se aprecia humedad ambiental que pueda dar origen a las podredumbres", resaltó Galán, quien reconoció que "este año, debido precisamente a la escasez de lluvias, se ha notado un descenso en la cantidad de uva destinada a las paseras", lo que ha propiciado concentrar en menos jornadas esta frenética y tradicional actividad.
Con todo, los elaboradores de vino dulce del marco Montilla-Moriles confiesan que la “gran enemiga” de las paseras es siempre la humedad. No en vano, un exceso de agua en el ambiente puede provocar la proliferación de hongos en los frutos y, consecuentemente, la aparición de podredumbre gris, una enfermedad criptogámica que complica el proceso de crianza del vino, haciendo la fermentación más compleja. Por eso, bodegas y cooperativas siempre están pendientes del cielo por si fuera necesario desmontar rápidamente las paseras y, de este modo, evitar poner en riesgo la producción de uvas pasas.
Por su parte, Bodegas San Acacio de Montemayor tiene el honor de implantar la pasera más grande de Europa, donde sus racimos de uva se secan bajo el inclemente sol de la Campiña. En el caso de los vinos ecológicos, el gran referente sigue siendo Bodegas Robles, que extiende su pasera en el paraje de Villargallegos, en el término municipal de Santaella.
Generalmente, la de San Acacio suele ser cada año una de las primeras paseras en ponerse en marcha, dado que los viñedos de sus socios se ubican mayoritariamente en terrenos arenosos, lo que hace que las uvas maduren entre una semana y diez días antes que en el resto de la comarca.
Y es que los primeros chubascos del verano –que, a juicio de la AEMET, podrían registrarse a partir de esta misma mañana– pueden afectar al peculiar proceso de elaboración del PX, que comienza con la exposición de los racimos de uva al sol durante algo más de una semana para procurar la deshidratación de los frutos y la concentración de sus azúcares.
Por lo general, las uvas que se destinan a la elaboración de vinos dulces proceden de viñedos tradicionales, de cepas de porte bajo que, al contar con una producción menor, garantizan una mayor graduación Baumé. Sin embargo, el proceso de pasificación de las uvas requiere, esencialmente, calor y falta de humedad, ya que un exceso de agua complica el proceso de crianza del vino, haciendo la fermentación más compleja. Precisamente por eso, los racimos se suelen extender en terrenos ligeramente inclinados para propiciar que, en caso de lluvia, el agua no se acumule sobre los capachos.
Junto con la cooperativa La Aurora, los principales productores de vino dulce Pedro Ximénez en el marco Montilla-Moriles siguen siendo Bodegas del Pino de Montalbán, Bodegas Galán Portero de Montilla, Bodegas Robles –que instala su pasera ecológica en el paraje de Villargallegos, a las afueras de Santaella– y Bodegas San Acacio de Montemayor que, ayer mismo, dio la orden de retirar los fardos de su pasera, aunque no descartan volver a instalarla una vez se supere el episodio tormentoso que vaticina la AEMET para los próximos tres días.
Este año, la cooperativa La Aurora de Montilla fue la encargada de dar el pistoletazo de salida al asoleo de la uva, un proceso que ahora aspira a ser declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Para ello, el pasado 3 de agosto inició el montaje de su pasera en uno de los márgenes de la antigua travesía de la carretera nacional N-331, a escasos metros de sus instalaciones, ofreciendo así una característica estampa del skyline de Montilla.
Seis días más tarde hacía lo propio el personal de Bodegas Galán Portero, una firma que atesora setenta años de historia y que está especializada, precisamente, en la elaboración y crianza de vinos dulces Pedro Ximénez amparados por la DOP Montilla-Moriles.
"No superándose los 30 o 40 litros por metro cuadrado, no hay nada que temer", aclaró Gonzalo Galán, portavoz de esta firma familiar que atesora innumerables reconocimientos por la elaboración de sus vinos dulces y que cada año instala su pasera en las inmediaciones del Pico Cigarral de Montilla, en una parcela de propiedad municipal.
"Un pequeño chubasco no tiene más incidencia que el rocío de la mañana que, a veces, humedece los racimos, ya que los suelos suelen estar muy secos y apenas si se aprecia humedad ambiental que pueda dar origen a las podredumbres", resaltó Galán, quien reconoció que "este año, debido precisamente a la escasez de lluvias, se ha notado un descenso en la cantidad de uva destinada a las paseras", lo que ha propiciado concentrar en menos jornadas esta frenética y tradicional actividad.
Con todo, los elaboradores de vino dulce del marco Montilla-Moriles confiesan que la “gran enemiga” de las paseras es siempre la humedad. No en vano, un exceso de agua en el ambiente puede provocar la proliferación de hongos en los frutos y, consecuentemente, la aparición de podredumbre gris, una enfermedad criptogámica que complica el proceso de crianza del vino, haciendo la fermentación más compleja. Por eso, bodegas y cooperativas siempre están pendientes del cielo por si fuera necesario desmontar rápidamente las paseras y, de este modo, evitar poner en riesgo la producción de uvas pasas.
Por su parte, Bodegas San Acacio de Montemayor tiene el honor de implantar la pasera más grande de Europa, donde sus racimos de uva se secan bajo el inclemente sol de la Campiña. En el caso de los vinos ecológicos, el gran referente sigue siendo Bodegas Robles, que extiende su pasera en el paraje de Villargallegos, en el término municipal de Santaella.
Generalmente, la de San Acacio suele ser cada año una de las primeras paseras en ponerse en marcha, dado que los viñedos de sus socios se ubican mayoritariamente en terrenos arenosos, lo que hace que las uvas maduren entre una semana y diez días antes que en el resto de la comarca.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR