Ya entramos en septiembre y, aunque todavía nos encontremos en la estación del verano, lo cierto es que las vacaciones se acaban, especialmente para los más pequeños, que le tienen que decir adiós al agua, que para ellos es así como una parte indispensable de ese ‘paraíso’ que es estar alejados de las aulas. No hablo de los mayores porque ya sabemos que cada vez se encojen más las vacaciones que nos tomamos e intentamos ‘desconectar’ por unos días.
Bueno, con respecto a ellos tendría que matizar eso de que el paraíso es encontrarse fuera de las aulas, dado que, tras un par de meses, también echan de menos el contacto con compañeros y amigos del colegio a los que volverán a ver otra vez en su regreso. Colegio al que, tal vez, recordarán cuando pasados los años comprueben que, a pesar de todo, en ellos se vivieron tiempos inolvidables de la infancia.
También he hablado del agua, ese bien tan preciado que a los mayores nos preocupa mucho su escasez, porque la madre naturaleza está harta del trato que le damos y decide proporcionarnos poca a ver si cambiamos de rumbo.
Pero a los escolares el agua que les interesa es la del mar o de la piscina, puesto que mar y piscina son para ellos dos lugares en los que se sienten felices. No es de extrañar, pues, que en las veces que les pedimos en los colegios que dibujen a la familia o lo que les aconteció durante el verano, muchos de ellos se acuerden de lo bien que se lo pasaron cuando fueron de vacaciones a cualquier lugar de playa y lo expresen en sus dibujos.
Es lo que acontece con el de la portada, realizado por una chica de 11 años que se muestra construyendo castillos de arena con su hermano pequeño, teniendo al lado a sus padres y a su hermana mayor, mientras aparece gente disfrutando con el agua del mar.
Tumbarse en las hamacas o sobre las toallas, debajo o fuera de las sombrillas, para tomar el sol y regresar con un buen bronceado es otro de los ritos veraniegos que los mayores no se pierden, pues no hay nada como presumir de un buen moreno al regreso de las vacaciones.
Hay otros dibujos en los que solamente trazan a la familia en la playa, como es el caso de esta niña, de 11 años, que ha titulado su dibujo “My family in the beach”, escribiendo también en inglés quién es cada cual en la escena trazada.
Ya sabemos que los móviles han desplazado, en gran medida, a las cámaras para la realización de las fotografías. Esto se ha hecho tan habitual que no es de extrañar que el autor de este dibujo represente a sus padres y a su hermano pequeño como si posaran teniendo detrás el gran sol del atardecer que se oculta tras el horizonte del agua del mar.
Cuando la propuesta ha sido que representaran las vacaciones, una vez finalizados los dibujo, comprobamos que en algunas ocasiones las escenas representadas son de las piscinas municipales, tal como acontece en este dibujo de un chico de 12 años que la plasma al lado del mar. En la escena que ha trazado vemos a la gente disfrutando del agua que siempre se asocia a las vacaciones veraniegas.
También la piscina familiar es otro de los lugares que tiempo atrás representaban con cierta frecuencia. No obstante, y tal como he apuntado, este disfrute privado tiene visos de ir desapareciendo, puesto que el cambio climático que ya tenemos encima nos va a obligar a modificar de ciertos hábitos a los que nos habíamos acostumbrado.
Se acaban, pues, las vacaciones. Y como si fuera el “eterno retorno” del que nos hablaba Nietzsche, las aulas de todos los niveles se van abriendo para acoger a los estudiantes, pequeños, medianos y grandes. Por mi parte, echo una mirada hacia atrás y me vienen a la mente mis primeras imágenes como profesor en la Universidad de Córdoba, allá por el año 1977. Son, pues, muchos los años transcurridos.
Sin embargo, no es la nostalgia del tiempo pasado lo que asoma, sino la pregunta de cómo serán los estudiantes que tendré en este nuevo curso, pues, a pesar de la diferencia de edad, sigo disfrutando del contacto con ellos, siendo consciente de que el mundo en el que viven en nada se parece al que a mí me tocó cuando yo tenía la edad que ahora ellos tienen. Pero esto, a fin de cuentas, ya lo tengo bastante asumido.
Bueno, con respecto a ellos tendría que matizar eso de que el paraíso es encontrarse fuera de las aulas, dado que, tras un par de meses, también echan de menos el contacto con compañeros y amigos del colegio a los que volverán a ver otra vez en su regreso. Colegio al que, tal vez, recordarán cuando pasados los años comprueben que, a pesar de todo, en ellos se vivieron tiempos inolvidables de la infancia.
También he hablado del agua, ese bien tan preciado que a los mayores nos preocupa mucho su escasez, porque la madre naturaleza está harta del trato que le damos y decide proporcionarnos poca a ver si cambiamos de rumbo.
Pero a los escolares el agua que les interesa es la del mar o de la piscina, puesto que mar y piscina son para ellos dos lugares en los que se sienten felices. No es de extrañar, pues, que en las veces que les pedimos en los colegios que dibujen a la familia o lo que les aconteció durante el verano, muchos de ellos se acuerden de lo bien que se lo pasaron cuando fueron de vacaciones a cualquier lugar de playa y lo expresen en sus dibujos.
Es lo que acontece con el de la portada, realizado por una chica de 11 años que se muestra construyendo castillos de arena con su hermano pequeño, teniendo al lado a sus padres y a su hermana mayor, mientras aparece gente disfrutando con el agua del mar.
Tumbarse en las hamacas o sobre las toallas, debajo o fuera de las sombrillas, para tomar el sol y regresar con un buen bronceado es otro de los ritos veraniegos que los mayores no se pierden, pues no hay nada como presumir de un buen moreno al regreso de las vacaciones.
Hay otros dibujos en los que solamente trazan a la familia en la playa, como es el caso de esta niña, de 11 años, que ha titulado su dibujo “My family in the beach”, escribiendo también en inglés quién es cada cual en la escena trazada.
Ya sabemos que los móviles han desplazado, en gran medida, a las cámaras para la realización de las fotografías. Esto se ha hecho tan habitual que no es de extrañar que el autor de este dibujo represente a sus padres y a su hermano pequeño como si posaran teniendo detrás el gran sol del atardecer que se oculta tras el horizonte del agua del mar.
Cuando la propuesta ha sido que representaran las vacaciones, una vez finalizados los dibujo, comprobamos que en algunas ocasiones las escenas representadas son de las piscinas municipales, tal como acontece en este dibujo de un chico de 12 años que la plasma al lado del mar. En la escena que ha trazado vemos a la gente disfrutando del agua que siempre se asocia a las vacaciones veraniegas.
También la piscina familiar es otro de los lugares que tiempo atrás representaban con cierta frecuencia. No obstante, y tal como he apuntado, este disfrute privado tiene visos de ir desapareciendo, puesto que el cambio climático que ya tenemos encima nos va a obligar a modificar de ciertos hábitos a los que nos habíamos acostumbrado.
Se acaban, pues, las vacaciones. Y como si fuera el “eterno retorno” del que nos hablaba Nietzsche, las aulas de todos los niveles se van abriendo para acoger a los estudiantes, pequeños, medianos y grandes. Por mi parte, echo una mirada hacia atrás y me vienen a la mente mis primeras imágenes como profesor en la Universidad de Córdoba, allá por el año 1977. Son, pues, muchos los años transcurridos.
Sin embargo, no es la nostalgia del tiempo pasado lo que asoma, sino la pregunta de cómo serán los estudiantes que tendré en este nuevo curso, pues, a pesar de la diferencia de edad, sigo disfrutando del contacto con ellos, siendo consciente de que el mundo en el que viven en nada se parece al que a mí me tocó cuando yo tenía la edad que ahora ellos tienen. Pero esto, a fin de cuentas, ya lo tengo bastante asumido.
AURELIANO SÁINZ