Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una queja remitida por el nieto de Baldomero Torres y Gallardo, un montillano de 44 años que murió electrocutado a finales de 1933 tras salvar la vida de un niño de corta edad. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.
En el momento de escribir estas líneas, a 19 de junio de 2023, Baldomero Torres y Gallardo sigue olvidado por el Ayuntamiento de Montilla, algo inaceptable, injusto e innecesario. Muchos montillanos conocieron el año pasado, gracias a un reportaje publicado por Montilla Digital, la situación de olvido histórico e injustificable que sufre la figura de mi abuelo, quien dio su vida en 1933 para salvar de morir electrocutado a Francisco Casado, un niño de corta edad en ese momento.
Tanto este periódico, en su edición del 10 de julio del pasado año, como el Diario Córdoba unos días después, permitieron difundir entre los montillanos esta historia por primera vez. A principios de junio de 2022, José Torres Toro –de 93 años y único hijo que sobrevive de Baldomero Torres– y Mariola Casado –única hija que aún sobrevive de Francisco Casado– se entrevistaron con el alcalde de Montilla, Rafael Llamas, para solicitarle un justo y merecido reconocimiento público a mi abuelo, tal como se contempla en Reglamento de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Montilla.
El alcalde les trasladó su serio compromiso con la iniciativa que partió de las dos familias implicadas, si bien objetó que la figura de mi abuelo era poco conocida entre los montillanos y eso no facilitaba las cosas. Tal vez la identidad de mi abuelo era desconocida, pero no así su gesta, pues once años antes, en 2011 Manuel Quintero Aguilar publicó el libro 100 años de luz eléctrica en Montilla, en el que se cuenta esta historia, si bien el autor reconoce que en esos momentos desconocía la identidad de mi abuelo: solo sabía su profesión y que el niño se llamaba Francisco Casado.
Manuel Quintero supo de mi abuelo a raíz de la publicación del libro, cuando un familiar mío le facilitó el nombre y una fotografía. Al parecer, estos datos están previstos que aparezcan en caso de que se vaya a publicar una reedición ampliada y revisada de ese libro.
El tiempo fue pasando y al ver que nadie del Ayuntamiento de Montilla movía ficha, en agosto del pasado año solicité, a través de la instancia 042/RT/E/2022/8844, lo siguiente:
Solicito conocer en qué estado del procedimiento nos encontramos y qué calendario se debe contemplar, qué pasos deben dar ustedes o nosotros para que esta petición de reconocimiento público cristalice en un acto público un día y en una hora concreta.
Como ya se indicó en otros escritos, el ¿'timing'? es importante dada la avanzada edad, 92 años, de mi padre José Torres Toro, la persona que más se merece ver en vida este reconocimiento público de la figura de su padre. Solo él queda vivo que haya sufrido las penurias que implicó para él y el resto de sus cinco hermanos (ya fallecidos) perder a su padre a la corta edad de 3 años. Entiendo que es un reto y una oportunidad para el Ayuntamiento de Montilla de mostrar la sensibilidad que requiere este hecho protagonizado por un buen montillano que merece salir del olvido y ser reconocido justamente.
Tras casi un año, no solo se ha evidenciado la absoluta falta de sensibilidad por parte del Ayuntamiento y de su alcalde, que ni siquiera se ha dignado a contestar mi instancia registrada a través de la Sede Electrónica. Desconozco la ley administrativa, pero todas las personas con las que he hablado me dicen que la Administración tiene unos plazos para responder, nunca más allá de los tres o los seis meses.
Pues bien, desde el 9 de agosto de 2022, día en el que presenté la instancia, solo puedo deducir que se me está aplicando el silencio administrativo. Y es evidente que, a mi entender, el Ayuntamiento no ha estado a la altura de las circunstancias por tres motivos principalmente:
1) El tiempo transcurrido: un año da para mucho, si se quiere.
2) Los pírricos recursos municipales que implicaría hacer justicia a mi abuelo.
3) La vida de mi padre no es infinita: cada día puede ser el último y privarle de este reconocimiento implica una nueva injusticia.
El hecho de residir en las Islas Baleares no me ha permitido hacer el seguimiento presencial que tal vez exige esta situación, cuando las prioridades del Consistorio no incluyen un tema humano como este. Por ello insto, a través de este escrito, a hacer unas simples preguntas al señor alcalde: ¿Van a hacer algo al respecto? ¿Qué? ¿Cuándo?
Quiero acabar mencionando cómo el paso del tiempo es decisivo. En 2022, mi padre, por su propio pie, pudo acudir a la entrevista con el señor alcalde. Tan solo doce meses después, ya necesita asistencia para caminar. El 27 de mayo cumplió 93 años. Esperemos que su biología sea resistente y fuerte como para soportar mucho más tiempo estas altas dosis de pasividad que viene enfrentando. De lo contrario, todo nuestro esfuerzo habrá sido en vano.
En el momento de escribir estas líneas, a 19 de junio de 2023, Baldomero Torres y Gallardo sigue olvidado por el Ayuntamiento de Montilla, algo inaceptable, injusto e innecesario. Muchos montillanos conocieron el año pasado, gracias a un reportaje publicado por Montilla Digital, la situación de olvido histórico e injustificable que sufre la figura de mi abuelo, quien dio su vida en 1933 para salvar de morir electrocutado a Francisco Casado, un niño de corta edad en ese momento.
Tanto este periódico, en su edición del 10 de julio del pasado año, como el Diario Córdoba unos días después, permitieron difundir entre los montillanos esta historia por primera vez. A principios de junio de 2022, José Torres Toro –de 93 años y único hijo que sobrevive de Baldomero Torres– y Mariola Casado –única hija que aún sobrevive de Francisco Casado– se entrevistaron con el alcalde de Montilla, Rafael Llamas, para solicitarle un justo y merecido reconocimiento público a mi abuelo, tal como se contempla en Reglamento de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Montilla.
El alcalde les trasladó su serio compromiso con la iniciativa que partió de las dos familias implicadas, si bien objetó que la figura de mi abuelo era poco conocida entre los montillanos y eso no facilitaba las cosas. Tal vez la identidad de mi abuelo era desconocida, pero no así su gesta, pues once años antes, en 2011 Manuel Quintero Aguilar publicó el libro 100 años de luz eléctrica en Montilla, en el que se cuenta esta historia, si bien el autor reconoce que en esos momentos desconocía la identidad de mi abuelo: solo sabía su profesión y que el niño se llamaba Francisco Casado.
Manuel Quintero supo de mi abuelo a raíz de la publicación del libro, cuando un familiar mío le facilitó el nombre y una fotografía. Al parecer, estos datos están previstos que aparezcan en caso de que se vaya a publicar una reedición ampliada y revisada de ese libro.
El tiempo fue pasando y al ver que nadie del Ayuntamiento de Montilla movía ficha, en agosto del pasado año solicité, a través de la instancia 042/RT/E/2022/8844, lo siguiente:
Solicito conocer en qué estado del procedimiento nos encontramos y qué calendario se debe contemplar, qué pasos deben dar ustedes o nosotros para que esta petición de reconocimiento público cristalice en un acto público un día y en una hora concreta.
Como ya se indicó en otros escritos, el ¿'timing'? es importante dada la avanzada edad, 92 años, de mi padre José Torres Toro, la persona que más se merece ver en vida este reconocimiento público de la figura de su padre. Solo él queda vivo que haya sufrido las penurias que implicó para él y el resto de sus cinco hermanos (ya fallecidos) perder a su padre a la corta edad de 3 años. Entiendo que es un reto y una oportunidad para el Ayuntamiento de Montilla de mostrar la sensibilidad que requiere este hecho protagonizado por un buen montillano que merece salir del olvido y ser reconocido justamente.
Tras casi un año, no solo se ha evidenciado la absoluta falta de sensibilidad por parte del Ayuntamiento y de su alcalde, que ni siquiera se ha dignado a contestar mi instancia registrada a través de la Sede Electrónica. Desconozco la ley administrativa, pero todas las personas con las que he hablado me dicen que la Administración tiene unos plazos para responder, nunca más allá de los tres o los seis meses.
Pues bien, desde el 9 de agosto de 2022, día en el que presenté la instancia, solo puedo deducir que se me está aplicando el silencio administrativo. Y es evidente que, a mi entender, el Ayuntamiento no ha estado a la altura de las circunstancias por tres motivos principalmente:
1) El tiempo transcurrido: un año da para mucho, si se quiere.
2) Los pírricos recursos municipales que implicaría hacer justicia a mi abuelo.
3) La vida de mi padre no es infinita: cada día puede ser el último y privarle de este reconocimiento implica una nueva injusticia.
El hecho de residir en las Islas Baleares no me ha permitido hacer el seguimiento presencial que tal vez exige esta situación, cuando las prioridades del Consistorio no incluyen un tema humano como este. Por ello insto, a través de este escrito, a hacer unas simples preguntas al señor alcalde: ¿Van a hacer algo al respecto? ¿Qué? ¿Cuándo?
Quiero acabar mencionando cómo el paso del tiempo es decisivo. En 2022, mi padre, por su propio pie, pudo acudir a la entrevista con el señor alcalde. Tan solo doce meses después, ya necesita asistencia para caminar. El 27 de mayo cumplió 93 años. Esperemos que su biología sea resistente y fuerte como para soportar mucho más tiempo estas altas dosis de pasividad que viene enfrentando. De lo contrario, todo nuestro esfuerzo habrá sido en vano.
BALDOMERO JOSÉ TORRES HIDALGO
FOTOGRAFÍA: J.P. BELLIDO
FOTOGRAFÍA: J.P. BELLIDO
NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.