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Moi Palmero | Cómo dibujar a Gloria Fuertes

Con la llegada de la primavera, la que la sangre y el clima altera, llega el Día de la Poesía, y de los Bosques, que coinciden en el calendario. Será porque las palabras son como las semillas, las frases como las cerezas, y los poemas como las flores; porque huelen y brillan como ellas, y crecen hasta en los tejados. Elige una palabra, plántala, riégala, mímala, dale media vuelta, y lo comprobarás.


Habrás notado –no hay que ser muy avispado– que con la poesía hemos topado. Y no con una cualquiera, sino con una muy especial: la de una poetisa que parecía una señora, ¡vaya coña!, pero siempre fue una niña pobre con el privilegio de inventar, de imaginar, de jugar, de soñar. ¡Qué fuerte, una niña que no envejece!

Era una gloria de mujer que, con su voz de osa, para nada perezosa, y mucho menos polar, a todos nos hizo cantar, bailar y fantasear. Rima que te rima, cuento que te cuento, acertijo que te adivino. Sus creaciones las recitaba en televisión, que rima con tostón, ladrón y contradicción, porque desde la caja tonta nos hizo más listos, liberando al cielo, disparatadas aventuras, aventurados disparates, chistes teatralizados y teatrillos chistosos, para que se los llevase el viento, como una cometa blanca, como un globo, dos globos, tres globos, que parecían la Luna que se nos escapó, o la Tierra donde vivo yo.

Con ella también aprendimos a dibujar indios hermosos, castillos de Castilla que eran una maravilla, gatos garabatos, mariposas que iban de rosa en rosa, buzos poetas que no disparaban escopetas, ballenas que nunca van vacías, que siempre van llenas de gaviotas; una jirafa campanera y buscanidos, y una bruja blanca que usaba sus talentos para ponernos contentos. Por eso es de justicia, aunque sea ciega y dé risa, que aprendamos a dibujarla.

Para dibujar a Gloria Fuertes necesitas muchos colores y un rollo de papel sin fin, que parezca la muralla china y nunca falte un delfín. No tengas cuidado en hacerla gorda, coja y fea. Basta ya de bobadas y tonterías, porque ella se divertiría, ¡menuda era esta tía, que de todo se reía, hasta de los huesos que se partía! Pero recuerda, aunque pareciese una abuela, era un hada, y como Timotea la fea, de tanto leer se hizo guaposa, bellezosa, generosa, cariñosa y hermosa: ¡Era mamá osa!

Puedes pintarla en una mesa camilla, en una silla (aunque pienses mesa), o en un bidé, porque era de Lavapiés. Si a sus padres quieres recordar, aunque la castigaban por imaginar, dibuja una aguja y un dedal, y un balón redondito, porque su mamá era costurera y su padre portero, en un portal.

Aunque no hace falta dibujarlo, es bueno recordarlo. Como era mujer, en un tiempo cruel, no querían que leyese, la instruyeron para que fregase, cosiese y barriese. También mecanografía y gramática aprendió y cuando su madre muy joven murió, de secretaria en una fábrica se colocó. Era de metales, y como no había animales, se aburría, y por eso los inventaba y escribía.

Así que rodéala de patas que meten la pata, de gallinitas ciegas, de ranas que cantan cu-cú debajo del agua; de vacas lloronas, de pollitos miopes, de arañas que taco, taconean, de ocas locas, de pulgas que pican, de gallos despertadores; de patos que regañan por un guito, de golondrinas que comían potitos, de pájaros que no tienen dientes, de gusanos que querían ser otra cosa o de elefantes rabicortos y orejudos.

Dibújale una novia americana y un arcoíris que las una. La revista Maravillas, los numerosos premios que ganó, y los 80 libros que nos dejó, escondidos en bibliotecas, en islas desiertas, en granjas secretas, en volcanes apagados para que no se quemen, o en la nevera del salón, que como es tan grande, no cabe en la cocina, pero rima con piscina. También escribía para mamás, que riman con papás, y por eso será, que siempre van juntos, a la par.

Que no falte una radio, porque un día en Radio Madrid recitó y el éxito alcanzó. Aprovecho la ocasión, con mucha alegría y satisfacción, para dedicarle a los niños, cana, canaleros, de Radio La Canal de Vícar, el cariño y las risas que me brindan, y el maravilloso programa que han recitado, dedicado a la poeta de los niños. Y, aunque no hay que aclararlo, de las niñas, que Gloria era feminista, pacifista y ecologista, además, riman con España y eso hay que ponerlo en la balanza.

Añade para terminar, aunque no has hecho más que empezar, una pluma para escribir con forma de martillo, porque con sus creaciones nos quiso hacer fuertes para destruir castillos y paredes, y, si nos apetece, para construir fuertes y puentes en la Luna, sonrisas en la tristeza, o una pequeña vela en la oscuridad.

Si Don Libro está helado, y tu niño digitalizado, siéntalos en un sillón, y juntos entrarán en calor. Hasta luego caracola, bienvenido caracol, que tus cuernos pequeñitos, estás sacando al sol, de la prima, primavera.

MOI PALMERO
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