La Asociación de Ayuda a Animales Abandonados "Dejan Huella", que gestiona el refugio municipal para perros y gatos situado en el paraje de Tintín, ha realizado un llamamiento urgente a la solidaridad de la ciudadanía ante la preocupante situación en la que se encuentra el colectivo tras el brote de parvovirus decretado el pasado mes de junio, que ha generado una deuda de 9.000 euros a la entidad.
Los primeros casos de parvovirus, una enfermedad infecciosa de tipo vírica, grave y potencialmente letal, se detectaron a mediados del pasado mes de mayo a raíz de la entrada de una perra joven "que en principio había sido entregada con todas las vacunas y, por tanto, solo estuvo una semana aislada al entrar en el refugio".
El brote coincidió, asimismo, con un momento en el que el número de cachorros era especialmente significativo en las instalaciones del refugio, lo que favoreció que la parvo se propagara con cierta facilidad, afectando a una veintena de canes, de los que una quincena finalmente falleció.
Una situación "crítica" que obligó a ingresar a muchos de los perros afectados durante semanas, además de decretar la cuarentena en el refugio –por lo que durante seis semanas no pudo entrar ni salir ningún animal– y poner un tratamiento preventivo para todos los animales que se encontraban en las instalaciones.
Entonces, tal y como reconoció la presidenta de Dejan Huella, Ana María Páez, la asociación se vio obligada a iniciar una campaña de sensibilización en redes sociales para conseguir recursos que les permitan hacer frente a los gastos veterinarios.
Sin embargo, pese a la buena respuesta obtenida, los gastos derivados del brote, así como diferentes urgencias surgidas con posterioridad y la llegada de perros "en muy malas condiciones", han generado una deuda de 9.000 euros.
"Desde que tuvimos el brote de parvovirus en el refugio, donde fallecieron 15 cachorros después de haber estado muchos días ingresados, no hemos levantado cabeza. La protectora está sumergida en una deuda de más de 9.000 euros y los veterinarios no seguirán ayudándonos hasta que no la saldemos", asegura la asociación en sus redes sociales, a la vez que señalan que, de no conseguir los recursos necesarios, la protectora no podrá atender las necesidades básicas de los animales ni realizar cualquier tratamiento necesario.
Los primeros casos de parvovirus, una enfermedad infecciosa de tipo vírica, grave y potencialmente letal, se detectaron a mediados del pasado mes de mayo a raíz de la entrada de una perra joven "que en principio había sido entregada con todas las vacunas y, por tanto, solo estuvo una semana aislada al entrar en el refugio".
El brote coincidió, asimismo, con un momento en el que el número de cachorros era especialmente significativo en las instalaciones del refugio, lo que favoreció que la parvo se propagara con cierta facilidad, afectando a una veintena de canes, de los que una quincena finalmente falleció.
Una situación "crítica" que obligó a ingresar a muchos de los perros afectados durante semanas, además de decretar la cuarentena en el refugio –por lo que durante seis semanas no pudo entrar ni salir ningún animal– y poner un tratamiento preventivo para todos los animales que se encontraban en las instalaciones.
Entonces, tal y como reconoció la presidenta de Dejan Huella, Ana María Páez, la asociación se vio obligada a iniciar una campaña de sensibilización en redes sociales para conseguir recursos que les permitan hacer frente a los gastos veterinarios.
Sin embargo, pese a la buena respuesta obtenida, los gastos derivados del brote, así como diferentes urgencias surgidas con posterioridad y la llegada de perros "en muy malas condiciones", han generado una deuda de 9.000 euros.
"Desde que tuvimos el brote de parvovirus en el refugio, donde fallecieron 15 cachorros después de haber estado muchos días ingresados, no hemos levantado cabeza. La protectora está sumergida en una deuda de más de 9.000 euros y los veterinarios no seguirán ayudándonos hasta que no la saldemos", asegura la asociación en sus redes sociales, a la vez que señalan que, de no conseguir los recursos necesarios, la protectora no podrá atender las necesidades básicas de los animales ni realizar cualquier tratamiento necesario.
I. TÉLLEZ / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: I. TÉLLEZ
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