Las puertas de Bodegas Alvear se abrieron anoche a decenas de montillanos para acoger los primeros actos oficiales de la LXVII Fiesta de la Vendimia de Montilla-Moriles. La escritora y periodista Mari Pau Domínguez fue la encargada de inaugurar estas fiestas, declaradas "De Interés Turístico", con un pregón en el que quiso enaltecer la figura de Diego de Alvear y Ponce de León, el gran héroe de la defensa de la Isla de León y gobernador político-militar de la ciudad de Cádiz en los años en los que se promulgó la Constitución de 1812.
En el marco incomparable de la centenaria bodega que la familia Alvear impulsó en el siglo XVIII, Mari Pau Domínguez destacó el peso histórico y la proyección internacional del ilustre montillano que inspira su última obra, Las dos vidas del capitán, y que llevaron a la periodista a visitar la localidad de la Campiña Sur Cordobesa el pasado verano.
Desde entonces, según reconoció la escritora catalana, Montilla ha ocupado un "lugar perpetuo" en su corazón y, con especial relevancia, la figura del militar montillano, que "condensa casi un siglo de historia de España". Para la pregonera, "Diego de Alvear fue un náufrago en un paraíso que se convirtió en un infierno".
Uno de los últimos "héroes contemporáneos" que, como indicó la periodista catalana, siempre sintió una gran nostalgia por su lugar de nacimiento, al que regresaría con uno de sus hijos tras el hundimiento de la fragata Nuestra Señora de Las Mercedes, en la que viajaban su primera esposa y siete de sus hijos. Una tierra, apuntó, cuyos vinos "son cultivados con la misma libertad con la que los grandes personajes que ha parido esta tierra se enfrentaron a la vida y la amaron".
Por su parte, el alcalde de Montilla, Rafael Llamas, resaltó que la localidad “se abre al mundo en cada Fiesta de la Vendimia”, dando a conocer “su esencia como ciudad que no es distinta a la de los vinos generosos que llevan su nombre”. Una esencia, apuntó, sobre la que está construida “una cultura vitivinícola cargada de siglos y llena de futuro”.
Asimismo, Llamas aseguró sentirse orgulloso por la presencia de Montilla en la novela de Mari Pau Domínguez, una "obra intelectual que conjuga literatura, historia y verdad”. "Es un orgullo para esta ciudad que Mari Pau Domínguez sea la pregonera de su vendimia festiva”, resaltó el alcalde.
Junto al pregón, las centenarias Bodegas Alvear acogieron también la coronación de la Vendimiadora y del Vendimiador Mayor, Ana Raya y Miguel Ángel Polo, que durante los próximos días ejercerán de embajadores de las fiestas montillanas. Como viene ocurriendo desde 2004, la Vendimiadora Mayor y de su corte de damas lucieron los trajes creados por la diseñadora montillana Carmen Rueda, inspirados en Las Vendimiadoras montillanas, un óleo sobre lienzo que le valió a su autora, Eloísa Garnelo Aparicio, una Mención Honorífica en la Exposición Internacional de Bellas Artes celebrada en 1892.
Una experta en la vida y obra de Don Diego de Alvear
La periodista y escritora Mari Pau Domínguez nació en 1963 en Sabadell y es autora de la exitosa obra Las dos vidas del capitán, basada en las hazañas de Don Diego de Alvear y Ponce de León, el gran héroe de la defensa de la Isla de León y gobernador político-militar de la ciudad de Cádiz en los años en los que se promulgó la Constitución de 1812.
Colaboradora de medios de comunicación como Televisión Española, Telemadrid, Cadena SER, ABC o La Sexta, Domínguez cursó el pasado 29 de julio una visita privada a la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque y a las instalaciones de Bodegas Alvear, donde tuvo ocasión de profundizar en la vida y obra del insigne marino montillano que, en el mes de agosto de 1807, dirigió las unidades de artillería que defendían Cádiz, cargo desde el que participó en la defensa de la ciudad frente a las tropas francesas, que habían invadido España en 1808, pasando de aliados a enemigos.
Asimismo, Diego de Alvear organizó la defensa de la ciudad frente a los franceses, logrando que la flota francesa de Rosilly, internada en la bahía de Cádiz hasta entonces, se rindiera en junio de 1808. Otra importante aportación del marino montillano, que falleció en Madrid el 15 de enero de 1830, fue la reorganización de las milicias de Cádiz, un cuerpo formado por 2.000 hombres que eran conocidos como los Voluntarios Distinguidos de Cádiz.
En marzo de 1810, Diego de Alvear –que fue bisabuelo de Marcelo Torcuato de Alvear, presidente de Argentina entre 1922 y 1928 y al que muchos investigadores atribuyen la paternidad de José de San Martín, libertador de Argentina, Perú y Chile– fue nombrado gobernador político-militar de la Isla del León (actual San Fernando) y su notoriedad en la defensa de Cádiz le valió la Gran Cruz de San Hermenegildo.
En reiteradas ocasiones, los descendientes de Don Diego de Alvear han hecho hincapié en la "visión de combate, en la tenacidad y en el espíritu de sacrificio en servicio a España y la Corona" por parte del marino montillano, lo que, en su opinión, "salvó a la Isla de León y a Cádiz de la amenaza francesa".
De hecho, según detalló la familia, "fue el encargado de dictar las extraordinarias medidas sanitarias que lograron controlar la misma, y que las Cortes se trasladaran al Oratorio de San Felipe Neri en Cádiz". Curiosamente, el escritor extremeño José de Espronceda alabó el buen hacer del militar montillano en este episodio de la historia de España dedicándole el poema A Don Diego de Alvear.
En el marco incomparable de la centenaria bodega que la familia Alvear impulsó en el siglo XVIII, Mari Pau Domínguez destacó el peso histórico y la proyección internacional del ilustre montillano que inspira su última obra, Las dos vidas del capitán, y que llevaron a la periodista a visitar la localidad de la Campiña Sur Cordobesa el pasado verano.
Desde entonces, según reconoció la escritora catalana, Montilla ha ocupado un "lugar perpetuo" en su corazón y, con especial relevancia, la figura del militar montillano, que "condensa casi un siglo de historia de España". Para la pregonera, "Diego de Alvear fue un náufrago en un paraíso que se convirtió en un infierno".
Uno de los últimos "héroes contemporáneos" que, como indicó la periodista catalana, siempre sintió una gran nostalgia por su lugar de nacimiento, al que regresaría con uno de sus hijos tras el hundimiento de la fragata Nuestra Señora de Las Mercedes, en la que viajaban su primera esposa y siete de sus hijos. Una tierra, apuntó, cuyos vinos "son cultivados con la misma libertad con la que los grandes personajes que ha parido esta tierra se enfrentaron a la vida y la amaron".
Por su parte, el alcalde de Montilla, Rafael Llamas, resaltó que la localidad “se abre al mundo en cada Fiesta de la Vendimia”, dando a conocer “su esencia como ciudad que no es distinta a la de los vinos generosos que llevan su nombre”. Una esencia, apuntó, sobre la que está construida “una cultura vitivinícola cargada de siglos y llena de futuro”.
Asimismo, Llamas aseguró sentirse orgulloso por la presencia de Montilla en la novela de Mari Pau Domínguez, una "obra intelectual que conjuga literatura, historia y verdad”. "Es un orgullo para esta ciudad que Mari Pau Domínguez sea la pregonera de su vendimia festiva”, resaltó el alcalde.
Junto al pregón, las centenarias Bodegas Alvear acogieron también la coronación de la Vendimiadora y del Vendimiador Mayor, Ana Raya y Miguel Ángel Polo, que durante los próximos días ejercerán de embajadores de las fiestas montillanas. Como viene ocurriendo desde 2004, la Vendimiadora Mayor y de su corte de damas lucieron los trajes creados por la diseñadora montillana Carmen Rueda, inspirados en Las Vendimiadoras montillanas, un óleo sobre lienzo que le valió a su autora, Eloísa Garnelo Aparicio, una Mención Honorífica en la Exposición Internacional de Bellas Artes celebrada en 1892.
Una experta en la vida y obra de Don Diego de Alvear
La periodista y escritora Mari Pau Domínguez nació en 1963 en Sabadell y es autora de la exitosa obra Las dos vidas del capitán, basada en las hazañas de Don Diego de Alvear y Ponce de León, el gran héroe de la defensa de la Isla de León y gobernador político-militar de la ciudad de Cádiz en los años en los que se promulgó la Constitución de 1812.
Colaboradora de medios de comunicación como Televisión Española, Telemadrid, Cadena SER, ABC o La Sexta, Domínguez cursó el pasado 29 de julio una visita privada a la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque y a las instalaciones de Bodegas Alvear, donde tuvo ocasión de profundizar en la vida y obra del insigne marino montillano que, en el mes de agosto de 1807, dirigió las unidades de artillería que defendían Cádiz, cargo desde el que participó en la defensa de la ciudad frente a las tropas francesas, que habían invadido España en 1808, pasando de aliados a enemigos.
Asimismo, Diego de Alvear organizó la defensa de la ciudad frente a los franceses, logrando que la flota francesa de Rosilly, internada en la bahía de Cádiz hasta entonces, se rindiera en junio de 1808. Otra importante aportación del marino montillano, que falleció en Madrid el 15 de enero de 1830, fue la reorganización de las milicias de Cádiz, un cuerpo formado por 2.000 hombres que eran conocidos como los Voluntarios Distinguidos de Cádiz.
En marzo de 1810, Diego de Alvear –que fue bisabuelo de Marcelo Torcuato de Alvear, presidente de Argentina entre 1922 y 1928 y al que muchos investigadores atribuyen la paternidad de José de San Martín, libertador de Argentina, Perú y Chile– fue nombrado gobernador político-militar de la Isla del León (actual San Fernando) y su notoriedad en la defensa de Cádiz le valió la Gran Cruz de San Hermenegildo.
En reiteradas ocasiones, los descendientes de Don Diego de Alvear han hecho hincapié en la "visión de combate, en la tenacidad y en el espíritu de sacrificio en servicio a España y la Corona" por parte del marino montillano, lo que, en su opinión, "salvó a la Isla de León y a Cádiz de la amenaza francesa".
De hecho, según detalló la familia, "fue el encargado de dictar las extraordinarias medidas sanitarias que lograron controlar la misma, y que las Cortes se trasladaran al Oratorio de San Felipe Neri en Cádiz". Curiosamente, el escritor extremeño José de Espronceda alabó el buen hacer del militar montillano en este episodio de la historia de España dedicándole el poema A Don Diego de Alvear.
I. TÉLLEZ / J.P. BELLIDO
REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR