El Museo Garnelo, la Casa del Inca, el castillo de El Gran Capitán, la Casa de San Juan de Ávila y la Casa de Don Diego de Alvear, junto a los conventos de Santa Clara y Santa Ana, la Basílica de San Juan de Ávila o la Parroquia de Santiago Apóstol exhiben desde el pasado mes de mayo una novedosa señalética turística que, además, incorpora un código QR en el que ampliar información de cada uno de estos enclaves tanto en español como en inglés.
La iniciativa, que se desarrolló en el marco del proyecto Montilla, patrimonio conectado, buscaba "impulsar el sector turístico en la ciudad" y "facilitar la identificación de los espacios de interés para el visitante", en palabras del alcalde de la localidad, Rafael Llamas, que defendió la necesidad de que las personas que visiten la ciudad "tengan el mayor número de facilidades para conocer todos los rincones de Montilla".
Sin embargo, varias de las señales inauguradas por el Ayuntamiento de Montilla hace apenas dos meses contienen información inexacta, cuando no falsa directamente. El caso más llamativo se localiza a las puertas del convento de Santa Ana, una iglesia que, según reseña la nueva placa informativa que se exhibe junto a su puerta principal, "fue la única parte del convento que resistió a un incendio en 1993, siendo reconstruidas el resto de dependencias".
Nada más lejos de la realidad. El presunto apunte histórico, que cuenta con su réplica correspondiente en la página web del Área de Turismo de Montilla, hace referencia, en realidad, a un suceso que tuvo lugar el 18 de diciembre de 1993 pero a casi 46 kilómetros de distancia, concretamente, en el convento de Santa Ana de Córdoba, situado en la céntrica calle Ángel de Saavedra, muy cerca del Conservatorio.
En efecto, fue este cenobio de la capital, fundado por las Carmelitas Descalzas y San Juan de la Cruz en 1589, el que sufrió en las Navidades de 1993 un aparatoso incendio que arrasó buena parte de sus retablos y de sus figuras, tal y como rememoró en 2013 Diario Córdoba en su sección Hace 20 años. Pero las llamas en ningún caso alcanzaron Montilla.
Otra de las nuevas señales que contienen información inexacta es la que se ha ubicado a las puertas de la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, cuyo contenido se replica también en la página web de Turismo Montilla. En la misma se detalla que "debido a la Desamortización de Mendizábal", la iglesia de La Encarnación "deja de utilizarse como hospital y los terrenos pasan al Estado".
En realidad, la Desamortización de Mendizábal se llevó a cabo casi tres siglos después de que el templo en el que se custodian los restos de San Juan de Ávila dejara de funcionar como hospital. Así lo detalla el historiador Antonio Luis Jiménez en su blog Perfiles montillanos, donde aclara que ese enclave "tuvo una efímera vida de hospital", de apenas tres décadas: desde 1525 hasta 1555, cuando la marquesa de Priego decidió dedicarlo a colegio.
En este caso, la confusión de la nueva señalética turística podría justificarse por la azarosa trayectoria del templo. "Cuando los jesuitas se establecen en Montilla, entre 1555 y 1558, la marquesa de Priego les ofrece las instalaciones del Hospital de La Encarnación, que estaba ubicado en la Corredera, justo en la esquina con la calle Angustias", explica Antonio Luis Jiménez en su blog, donde aclara que la marquesa impulsó la construcción de un nuevo hospital junto a la ermita de Santa Catalina, que se levantaba en el mismo solar que hoy ocupa el Ayuntamiento.
El colegio de La Encarnación, que tomó el nombre del antiguo hospital, comenzó a funcionar como centro docente en 1558, después de tres años de obras de adaptación. "La primitiva iglesia de La Encarnación, conocida popularmente como San Francisco, se quedó pequeña y, por este motivo, los jesuitas proyectaron construir una nueva que no llegó a concluirse por la expulsión de la orden decretada en 1767 por Carlos III", recuerda el historiador montillano.
Tres décadas más tarde, en 1796, los franciscanos ocuparon el recinto del colegio y continuaron con las obras del nuevo templo, aunque tampoco lo vieron concluido debido, ahora sí, a la Real Orden de Exclaustración Eclesiástica del 25 de julio de 1835 y a la posterior Desamortización que promulgó el político gaditano Juan de Dios Álvarez Méndez, más conocido como "Mendizábal".
"No sería hasta 1944, con la segunda venida de los jesuitas a Montilla, cuando el conde de La Cortina, Francisco de Alvear, adquiera la propiedad del edificio y retome las obras del templo, que se concluyeron en 1949", precisa Antonio Luis Jiménez.
La iniciativa, que se desarrolló en el marco del proyecto Montilla, patrimonio conectado, buscaba "impulsar el sector turístico en la ciudad" y "facilitar la identificación de los espacios de interés para el visitante", en palabras del alcalde de la localidad, Rafael Llamas, que defendió la necesidad de que las personas que visiten la ciudad "tengan el mayor número de facilidades para conocer todos los rincones de Montilla".
Sin embargo, varias de las señales inauguradas por el Ayuntamiento de Montilla hace apenas dos meses contienen información inexacta, cuando no falsa directamente. El caso más llamativo se localiza a las puertas del convento de Santa Ana, una iglesia que, según reseña la nueva placa informativa que se exhibe junto a su puerta principal, "fue la única parte del convento que resistió a un incendio en 1993, siendo reconstruidas el resto de dependencias".
Nada más lejos de la realidad. El presunto apunte histórico, que cuenta con su réplica correspondiente en la página web del Área de Turismo de Montilla, hace referencia, en realidad, a un suceso que tuvo lugar el 18 de diciembre de 1993 pero a casi 46 kilómetros de distancia, concretamente, en el convento de Santa Ana de Córdoba, situado en la céntrica calle Ángel de Saavedra, muy cerca del Conservatorio.
En efecto, fue este cenobio de la capital, fundado por las Carmelitas Descalzas y San Juan de la Cruz en 1589, el que sufrió en las Navidades de 1993 un aparatoso incendio que arrasó buena parte de sus retablos y de sus figuras, tal y como rememoró en 2013 Diario Córdoba en su sección Hace 20 años. Pero las llamas en ningún caso alcanzaron Montilla.
Otra de las nuevas señales que contienen información inexacta es la que se ha ubicado a las puertas de la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, cuyo contenido se replica también en la página web de Turismo Montilla. En la misma se detalla que "debido a la Desamortización de Mendizábal", la iglesia de La Encarnación "deja de utilizarse como hospital y los terrenos pasan al Estado".
En realidad, la Desamortización de Mendizábal se llevó a cabo casi tres siglos después de que el templo en el que se custodian los restos de San Juan de Ávila dejara de funcionar como hospital. Así lo detalla el historiador Antonio Luis Jiménez en su blog Perfiles montillanos, donde aclara que ese enclave "tuvo una efímera vida de hospital", de apenas tres décadas: desde 1525 hasta 1555, cuando la marquesa de Priego decidió dedicarlo a colegio.
En este caso, la confusión de la nueva señalética turística podría justificarse por la azarosa trayectoria del templo. "Cuando los jesuitas se establecen en Montilla, entre 1555 y 1558, la marquesa de Priego les ofrece las instalaciones del Hospital de La Encarnación, que estaba ubicado en la Corredera, justo en la esquina con la calle Angustias", explica Antonio Luis Jiménez en su blog, donde aclara que la marquesa impulsó la construcción de un nuevo hospital junto a la ermita de Santa Catalina, que se levantaba en el mismo solar que hoy ocupa el Ayuntamiento.
El colegio de La Encarnación, que tomó el nombre del antiguo hospital, comenzó a funcionar como centro docente en 1558, después de tres años de obras de adaptación. "La primitiva iglesia de La Encarnación, conocida popularmente como San Francisco, se quedó pequeña y, por este motivo, los jesuitas proyectaron construir una nueva que no llegó a concluirse por la expulsión de la orden decretada en 1767 por Carlos III", recuerda el historiador montillano.
Tres décadas más tarde, en 1796, los franciscanos ocuparon el recinto del colegio y continuaron con las obras del nuevo templo, aunque tampoco lo vieron concluido debido, ahora sí, a la Real Orden de Exclaustración Eclesiástica del 25 de julio de 1835 y a la posterior Desamortización que promulgó el político gaditano Juan de Dios Álvarez Méndez, más conocido como "Mendizábal".
"No sería hasta 1944, con la segunda venida de los jesuitas a Montilla, cuando el conde de La Cortina, Francisco de Alvear, adquiera la propiedad del edificio y retome las obras del templo, que se concluyeron en 1949", precisa Antonio Luis Jiménez.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: J.P. BELLIDO / JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍAS: J.P. BELLIDO / JOSÉ ANTONIO AGUILAR