Representantes del Derecho y de la Judicatura, junto a autoridades y representantes de colectivos montillanos, se dieron cita anoche en el Salón Municipal San Juan de Dios, y posteriormente en la Parroquia de Santiago Apóstol, para asistir a uno de los actos principales de la Semana Santa de la provincia: la Sentencia a Jesús que promovió la Centuria Romana Munda tras dos años en blanco a causa de la pandemia del coronavirus.
En esta ocasión, el encargado de asumir el fallo condenatorio a Jesús, que dio comienzo a las 20.00 de la tarde en el Salón Municipal San Juan de Dios, fue el notario asturiano Manuel Gerardo Tarrío Berjano quien, en una original alocución, basó su reflexión en la "osada y trascendental pregunta" que Pilato lanzó a Jesucristo sobre qué era realmente la verdad.
Presentado por el sentenciador del año 2019, el jurista madrileño José Leandro Martínez-Cardós, letrado mayor del Consejo de Estado y miembro del Tribunal Arbitral de la Contratación Pública de la Asociación Europea de Arbitraje, Manuel Gerardo Tarrío aludió a la "sorprendente polisemia, manipulación y tergiversación" de la que es objeto el término "verdad", sin olvidar que "el deber de rendir culto a la verdad es consustancial al ministerio notarial".
De este modo, el sentenciador romano del año 2022 aludió a pensadores de la talla de Séneca, Benedicto XVI, Santo Tomás, Goethe o San Agustín de Hipona, para señalar que "en esta época de pensamiento débil y posverdad, muchos tienen una fe absoluta en el avance tecnológico", una suerte de "progreso exponencial" que representaría el "paso definitivo de la emancipación" del ser humano con respecto a Dios.
"El poder tecnológico adquirido es de tal envergadura que no sólo puede transformar el entorno natural, sino que además tiene la capacidad de transformar la naturaleza humana para que esta adquiera unas capacidades y tenga unas posibilidades jamás conocidas en la historia hasta hoy", explicó.
Tras analizar el concepto de "transhumanismo", el sentenciador romano defendió que ha terminado por "cosificar" al ser humano pues esta corriente de pensamiento "concibe al sujeto como un compuesto modular, un campo de experimentación de mutaciones que auguran el advenimiento del sujeto posthumano", de modo que el hombre "ha dejado de ser sujeto para devenir un objeto maleable".
Después de dar lectura a su sentencia en el Salón Municipal San Juan de Dios, Manuel Gerardo Tarrío Berjano –acompañado del alcalde de Montilla, Rafael Llamas, y de los promotores del acto, Rafael Ramírez Laguna y Francisco Criado– fue escoltado por los integrantes de la Centuria Romana Munda hasta la Parroquia de Santiago Apóstol, donde se reprodujo el Pretorio romano y en el que se ritualizó el final del acto.
Ante el centenario Ecce Homo de Juan de Mesa El Mozo –que, desde 1992, viene protagonizando este popular acto–, el notario asturiano, procedió a la lectura del fallo decretado por el gobernador romano Poncio Pilato, mediante el que se condena a Cristo a ser azotado y a morir en la cruz "por frustrar la inmortalidad del hombre".
"Te condeno porque la sociedad que vuelve la espalda a Dios ve ennegrecerse de súbito, con aterradora oscuridad, todos sus horizontes, y necesitamos que también nos liberes de nuestras nuevas y futuras rebeldías, de las neotentaciones tecnológicas del 'seréis como dioses' que, pavorosas, se ciernen sobre nuestro tiempo", expresó el sentenciador dirigiéndose a la talla del Ecce Homo.
A su vez, el sentenciador defendió en el templo mayor de Montilla que "el hombre, que siempre está por encima de lo que se ve y percibe por la experiencia, no colma su deseo de máxima felicidad en los estrechos límites de su egoísmo, en el microcosmos existencial asfixiante de su relativismo, subjetivismo e individualismo extremo que lo convierten en medida de sí mismo y lo dejan a merced del arbitrio del hombre".
En esta ocasión, el encargado de asumir el fallo condenatorio a Jesús, que dio comienzo a las 20.00 de la tarde en el Salón Municipal San Juan de Dios, fue el notario asturiano Manuel Gerardo Tarrío Berjano quien, en una original alocución, basó su reflexión en la "osada y trascendental pregunta" que Pilato lanzó a Jesucristo sobre qué era realmente la verdad.
Presentado por el sentenciador del año 2019, el jurista madrileño José Leandro Martínez-Cardós, letrado mayor del Consejo de Estado y miembro del Tribunal Arbitral de la Contratación Pública de la Asociación Europea de Arbitraje, Manuel Gerardo Tarrío aludió a la "sorprendente polisemia, manipulación y tergiversación" de la que es objeto el término "verdad", sin olvidar que "el deber de rendir culto a la verdad es consustancial al ministerio notarial".
De este modo, el sentenciador romano del año 2022 aludió a pensadores de la talla de Séneca, Benedicto XVI, Santo Tomás, Goethe o San Agustín de Hipona, para señalar que "en esta época de pensamiento débil y posverdad, muchos tienen una fe absoluta en el avance tecnológico", una suerte de "progreso exponencial" que representaría el "paso definitivo de la emancipación" del ser humano con respecto a Dios.
"El poder tecnológico adquirido es de tal envergadura que no sólo puede transformar el entorno natural, sino que además tiene la capacidad de transformar la naturaleza humana para que esta adquiera unas capacidades y tenga unas posibilidades jamás conocidas en la historia hasta hoy", explicó.
Tras analizar el concepto de "transhumanismo", el sentenciador romano defendió que ha terminado por "cosificar" al ser humano pues esta corriente de pensamiento "concibe al sujeto como un compuesto modular, un campo de experimentación de mutaciones que auguran el advenimiento del sujeto posthumano", de modo que el hombre "ha dejado de ser sujeto para devenir un objeto maleable".
Después de dar lectura a su sentencia en el Salón Municipal San Juan de Dios, Manuel Gerardo Tarrío Berjano –acompañado del alcalde de Montilla, Rafael Llamas, y de los promotores del acto, Rafael Ramírez Laguna y Francisco Criado– fue escoltado por los integrantes de la Centuria Romana Munda hasta la Parroquia de Santiago Apóstol, donde se reprodujo el Pretorio romano y en el que se ritualizó el final del acto.
Ante el centenario Ecce Homo de Juan de Mesa El Mozo –que, desde 1992, viene protagonizando este popular acto–, el notario asturiano, procedió a la lectura del fallo decretado por el gobernador romano Poncio Pilato, mediante el que se condena a Cristo a ser azotado y a morir en la cruz "por frustrar la inmortalidad del hombre".
"Te condeno porque la sociedad que vuelve la espalda a Dios ve ennegrecerse de súbito, con aterradora oscuridad, todos sus horizontes, y necesitamos que también nos liberes de nuestras nuevas y futuras rebeldías, de las neotentaciones tecnológicas del 'seréis como dioses' que, pavorosas, se ciernen sobre nuestro tiempo", expresó el sentenciador dirigiéndose a la talla del Ecce Homo.
A su vez, el sentenciador defendió en el templo mayor de Montilla que "el hombre, que siempre está por encima de lo que se ve y percibe por la experiencia, no colma su deseo de máxima felicidad en los estrechos límites de su egoísmo, en el microcosmos existencial asfixiante de su relativismo, subjetivismo e individualismo extremo que lo convierten en medida de sí mismo y lo dejan a merced del arbitrio del hombre".
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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