Sacar en estos tiempos a colación el transporte terrestre es casi provocar la polémica y la demanda de atención por parte de autoridades y empresas.
Desde que comenzara la pandemia se puso en relieve la relevancia de este sector, siendo imprescindible en los primeros momentos para garantizar que los lineales de los supermercados estuvieran llenos de productos, pero, posteriormente, también para garantizar el suministro de materiales que fueron necesitándose.
En ese contexto y, con la llegada del Brexit después, Europa supo poner a tiempo el punto de mira en los retos que los lleva a estar en noticias prácticamente a diario.
Cuatro retos que conseguir superar en 2022
1. La crisis de la cadena de suministro: este hecho, que está suponiendo cierto problema en países como el Reino Unido y que, de seguir así, podría extenderse por otros países supone un reto tanto para los gobiernos como para las empresas. En algunos organismos que engloban a empresas del sector se habla de la tormenta perfecta: elevado precio del combustible, falta de conductores dispuestos a ponerse a los mandos de un volante durante días en las condiciones actuales, demanda creciente del transporte internacional y restricciones por la pandemia en algunas fronteras.
2. Digitalización de un sector: no solo se habla de la digitalización por parte de las empresas, que ya han instaurado paneles de control, dash cams y demás opciones tecnológicas de esta información corporativa, sino también de la administración. De esta forma se facilitaría evitar los controles físicos que demoran la puesta en marcha de las mercancías y vehículos tal como se solicitaba con el Protocolo e-CRM.
3. Incremento sin freno del precio del combustible: el margen con el que actualmente trabajan las empresas de transporte empezará, de seguir la escalada de precios, a dejar de hacer posible según qué portes internacionales, dejando sin rutas ciertos productos que es necesario que lleguen desde puntos distantes.
4. La seguridad en carretera: a los dispositivos tecnológicos se unen ciertos condicionantes añadidos. El poner al día las revisiones ITV retrasadas por la pandemia, el protocolo de sujeción de carga necesario antes de ponerse en ruta de acuerdo con la legislación vigente o incluso las inspecciones mecánicas del vehículo que garanticen que todo ha pasado a tiempo sus propias revisiones son claves. Pero también lo es la formación de los conductores, que necesitan estar al día de los condicionantes legales y de ciertos aspectos del vehículo que moverán que pueden marcar la diferencia.
En España, además, hay una alerta añadida a toda esta situación. Con la desregulación de los requisitos del transporte ligero, ha habido un crecimiento de más de 4800 transportistas nuevos que pueden realizar servicios sin contar con la titulación profesional que sí se había exigido hasta entonces, incrementando así la siniestralidad de las carreteras y alejándose del objetivo 0 accidentes marcado para los próximos años. “Más de la mitad de conductores han sido sancionados por exceso de horas. Si no se regula, seguiremos con este tipo de situaciones” explican desde el sector.
Desde que comenzara la pandemia se puso en relieve la relevancia de este sector, siendo imprescindible en los primeros momentos para garantizar que los lineales de los supermercados estuvieran llenos de productos, pero, posteriormente, también para garantizar el suministro de materiales que fueron necesitándose.
En ese contexto y, con la llegada del Brexit después, Europa supo poner a tiempo el punto de mira en los retos que los lleva a estar en noticias prácticamente a diario.
Cuatro retos que conseguir superar en 2022
1. La crisis de la cadena de suministro: este hecho, que está suponiendo cierto problema en países como el Reino Unido y que, de seguir así, podría extenderse por otros países supone un reto tanto para los gobiernos como para las empresas. En algunos organismos que engloban a empresas del sector se habla de la tormenta perfecta: elevado precio del combustible, falta de conductores dispuestos a ponerse a los mandos de un volante durante días en las condiciones actuales, demanda creciente del transporte internacional y restricciones por la pandemia en algunas fronteras.
2. Digitalización de un sector: no solo se habla de la digitalización por parte de las empresas, que ya han instaurado paneles de control, dash cams y demás opciones tecnológicas de esta información corporativa, sino también de la administración. De esta forma se facilitaría evitar los controles físicos que demoran la puesta en marcha de las mercancías y vehículos tal como se solicitaba con el Protocolo e-CRM.
3. Incremento sin freno del precio del combustible: el margen con el que actualmente trabajan las empresas de transporte empezará, de seguir la escalada de precios, a dejar de hacer posible según qué portes internacionales, dejando sin rutas ciertos productos que es necesario que lleguen desde puntos distantes.
4. La seguridad en carretera: a los dispositivos tecnológicos se unen ciertos condicionantes añadidos. El poner al día las revisiones ITV retrasadas por la pandemia, el protocolo de sujeción de carga necesario antes de ponerse en ruta de acuerdo con la legislación vigente o incluso las inspecciones mecánicas del vehículo que garanticen que todo ha pasado a tiempo sus propias revisiones son claves. Pero también lo es la formación de los conductores, que necesitan estar al día de los condicionantes legales y de ciertos aspectos del vehículo que moverán que pueden marcar la diferencia.
En España, además, hay una alerta añadida a toda esta situación. Con la desregulación de los requisitos del transporte ligero, ha habido un crecimiento de más de 4800 transportistas nuevos que pueden realizar servicios sin contar con la titulación profesional que sí se había exigido hasta entonces, incrementando así la siniestralidad de las carreteras y alejándose del objetivo 0 accidentes marcado para los próximos años. “Más de la mitad de conductores han sido sancionados por exceso de horas. Si no se regula, seguiremos con este tipo de situaciones” explican desde el sector.