El Cristo de Zacatecas de Montilla, uno de los mejores exponentes de los denominados 'cristos de caña' construidos con técnicas precolombinas, se ha convertido en una de las piezas destacadas de la muestra Tornaviaje. Arte iberoamericano en España, inaugurada ayer por el Rey Felipe VI en el Museo de El Prado. De esta forma, la imagen de titular de la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz de Montilla, se convierte en la primera pieza de la Diócesis de Córdoba en participar en una muestra en el museo nacional de Madrid.
El Cristo de Zacatecas, actualmente ubicado en la Parroquia de Santiago, está construido con una mezcla de fibras vegetales de caña de maíz y encolados, y cuenta con una altura de 210 centímetros. La imagen fue donada a la Cofradía de la Santa Vera Cruz por el montillano Andrés de Mesa en 1576 y en ese momento pasó a presidir el altar mayor de la desaparecida Ermita de la Vera Cruz, uno de los templos más antiguos de Montilla, ubicado en la cumbre de la hoy conocida como Cuesta del Silencio.
Por su excelente estado de conservación y la gran cantidad de documentación existente, el Cristo de Zacatecas se expone en el museo nacional dentro de la sección Imágenes y cultos de ida y vuelta, "una exquisita selección de óleos, esculturas y dibujos que tienen como objetivo analizar las devociones religiosas, tanto americanas como peninsulares, así como sus intercambios e hibridaciones".
En este sentido, tras hacerse pública la participación de la imagen de la Cofradía de la Vera Cruz en esta muestra, el Museo Diocesano de Córdoba destacó que la provincia de Córdoba existen numerosos ejemplos de arte iberoamericano, "piezas extraordinariamente singulares porque existen muy pocas en España". Un "privilegio" al alcance de los vecinos y visitantes de la provincia que ahora se manifiesta con la participación del Cristo de Zacatecas en esta exposición, "lo que permitirá revalorizar esta pieza".
Viaje de ida y vuelta
Tornaviaje. Arte iberoamericano en España, patrocinada por la Fundación AXA, cuenta una realidad poco conocida: que tras la conquista de América y hasta la Independencia llegaron a España más objetos artísticos de procedencia americana que flamenca o italiana, y que el tráfico de obras de arte entre ambos lados del Atlántico no fue solo unidireccional, de España a América, como suele señalarse.
Estos miles de objetos, muchos debidos a artífices indígenas o mestizos, presentan a menudo materiales, temas y técnicas desconocidos en la metrópoli, y su realización respondió a propósitos diversos: reafirmación del dominio de la metrópoli, aspiraciones identitarias de las elites criollas, o motivaciones documentales, devocionales y estéticas.
La exposición, que también cuenta con la colaboración de la Comisión Arte Virreinal de la Fundación Amigos del Museo del Prado, incluye más de un centenar de obras americanas conservadas desde hace siglos en instituciones culturales y religiosas españolas; piezas que se integraron en la cotidianeidad de España y forman parte de su patrimonio histórico y cultural, aunque a veces hayan perdido memoria de su origen.
Varias pertenecieron a la antigua colección real y colgaron en los mismos palacios donde lo hacían los lienzos de Rubens o Velázquez; sin embargo, el Museo del Prado ha ignorado hasta ahora esta realidad. Con esta exposición quiere paliar esa laguna y ofrecer una visión más rica y compleja de la circulación y recepción de los objetos artísticos en España en época Moderna.
El recorrido por esta exposición, que permanecerá en las salas A y B del edificio Jerónimos hasta el próximo 13 de febrero, ofrece al visitante la posibilidad de conocer la cultura de los virreinatos americanos, teniendo en cuenta sus valores simbólicos e iconográficos, así como aquellos que les otorgaron las sociedades receptoras.
63 prestadores nacionales y 3 internacionales han colaborado en la organización de esta exposición con el préstamo de 95 de las 107 obras expuestas, creadas en Perú, Colombia y México, entre otros, de las cuales 26 han sido restauradas para la ocasión. Prueba del carácter nacional de esta muestra es que hay obras provenientes de 25 provincias diferentes.
El Cristo de Zacatecas, actualmente ubicado en la Parroquia de Santiago, está construido con una mezcla de fibras vegetales de caña de maíz y encolados, y cuenta con una altura de 210 centímetros. La imagen fue donada a la Cofradía de la Santa Vera Cruz por el montillano Andrés de Mesa en 1576 y en ese momento pasó a presidir el altar mayor de la desaparecida Ermita de la Vera Cruz, uno de los templos más antiguos de Montilla, ubicado en la cumbre de la hoy conocida como Cuesta del Silencio.
Por su excelente estado de conservación y la gran cantidad de documentación existente, el Cristo de Zacatecas se expone en el museo nacional dentro de la sección Imágenes y cultos de ida y vuelta, "una exquisita selección de óleos, esculturas y dibujos que tienen como objetivo analizar las devociones religiosas, tanto americanas como peninsulares, así como sus intercambios e hibridaciones".
En este sentido, tras hacerse pública la participación de la imagen de la Cofradía de la Vera Cruz en esta muestra, el Museo Diocesano de Córdoba destacó que la provincia de Córdoba existen numerosos ejemplos de arte iberoamericano, "piezas extraordinariamente singulares porque existen muy pocas en España". Un "privilegio" al alcance de los vecinos y visitantes de la provincia que ahora se manifiesta con la participación del Cristo de Zacatecas en esta exposición, "lo que permitirá revalorizar esta pieza".
Viaje de ida y vuelta
Tornaviaje. Arte iberoamericano en España, patrocinada por la Fundación AXA, cuenta una realidad poco conocida: que tras la conquista de América y hasta la Independencia llegaron a España más objetos artísticos de procedencia americana que flamenca o italiana, y que el tráfico de obras de arte entre ambos lados del Atlántico no fue solo unidireccional, de España a América, como suele señalarse.
Estos miles de objetos, muchos debidos a artífices indígenas o mestizos, presentan a menudo materiales, temas y técnicas desconocidos en la metrópoli, y su realización respondió a propósitos diversos: reafirmación del dominio de la metrópoli, aspiraciones identitarias de las elites criollas, o motivaciones documentales, devocionales y estéticas.
La exposición, que también cuenta con la colaboración de la Comisión Arte Virreinal de la Fundación Amigos del Museo del Prado, incluye más de un centenar de obras americanas conservadas desde hace siglos en instituciones culturales y religiosas españolas; piezas que se integraron en la cotidianeidad de España y forman parte de su patrimonio histórico y cultural, aunque a veces hayan perdido memoria de su origen.
Varias pertenecieron a la antigua colección real y colgaron en los mismos palacios donde lo hacían los lienzos de Rubens o Velázquez; sin embargo, el Museo del Prado ha ignorado hasta ahora esta realidad. Con esta exposición quiere paliar esa laguna y ofrecer una visión más rica y compleja de la circulación y recepción de los objetos artísticos en España en época Moderna.
El recorrido por esta exposición, que permanecerá en las salas A y B del edificio Jerónimos hasta el próximo 13 de febrero, ofrece al visitante la posibilidad de conocer la cultura de los virreinatos americanos, teniendo en cuenta sus valores simbólicos e iconográficos, así como aquellos que les otorgaron las sociedades receptoras.
63 prestadores nacionales y 3 internacionales han colaborado en la organización de esta exposición con el préstamo de 95 de las 107 obras expuestas, creadas en Perú, Colombia y México, entre otros, de las cuales 26 han sido restauradas para la ocasión. Prueba del carácter nacional de esta muestra es que hay obras provenientes de 25 provincias diferentes.
I. TÉLLEZ / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: MUSEO DEL PRADO
FOTOGRAFÍAS: MUSEO DEL PRADO