Apenas unos días después de la debacle socialista en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014, el recordado Alfredo Pérez Rubalcaba, uno de los políticos más carismáticos de las últimas décadas, trató de justificar las innumerables muestras de cariño que estaba recibiendo tras anunciar su dimisión como secretario general del PSOE. Y lo hizo con una cita que ha pasado a la Historia de España: «Es que en España enterramos muy bien».
Aquella frase lapidaria –valga la expresión– parece cobrar especial sentido en la Campiña Sur, donde pueden admirarse algunos de los camposantos más hermosos de la geografía española, como el de Montilla, cuya estratégica ubicación, junto a la popular ermita de Belén, lo convierte en uno de los más bellos del país.
Inaugurado el 30 de agosto de 1894 bajo el mandato del alcalde Miguel Márquez del Real, su pensil frondoso de cipreses oscuros y altivos lo transforman en un espacio acogedor, que invita a pasear por sus calles, especialmente entre estos últimos días de octubre y primeros de noviembre, cuando muchos visitantes aprovechan la festividad de los Fieles Difuntos para escanear a toda prisa las inscripciones de lápidas que terminan resultando familiares. Vecinos, amigos, seres queridos o antepasados de los que oyeron hablar alguna vez conceden a esos paseos por el camposanto montillano una inquietante sensación de familiaridad.
En el caso de Montilla, además de la fosa común y del monumento en memoria de los vecinos que dieron su vida en la Guerra Civil, el camposanto alberga las tumbas de varios vecinos ilustres, entre las que destacan la del periodista y escritor Dámaso Delgado (1829-1906), fundador del periódico La República Federal, o la del ilustre médico y científico Antonio Pablo Fernández Solano (1744-1823), más conocido como El Sabio Andaluz, a quien el mariscal Nicolas Jean de Dieu Soult, duque de Dalmacia y ministro con Luis XVIII, llegó a poner guardias de respeto en la puerta de su domicilio durante la permanencia en Montilla de las tropas napoleónicas.
En la Ciudad del Vino, como en toda la Campiña Sur cordobesa, las mujeres –siempre ellas; todavía ellas– acuden al cementerio municipal de San Francisco Solano provistas de cubos, fregonas, trapos y botellas de lejía para dar lustre a las lápidas y a los nichos. Ya en el puente de Todos los Santos, familias enteras acuden para rezar por los suyos y, todavía, en muchas casas se aprovecha la ocasión para hablar de la familia: de los que todavía disfrutan de este mundo y de los que pasaron a otra vida.
A escasos kilómetros del camposanto montillano, en la vecina localidad de Montemayor, el «jardín de los muertos» conjuga la funcionalidad más contemporánea con la belleza decimonónica de algunos panteones, muy maltrechos ya por la acción del moho y del oportunamente bautizado como «hongo del cementerio».
Hace algo más de dos años, el Ayuntamiento de Montemayor daba por concluidas las obras de la primera fase de ampliación del camposanto, un proyecto que precisó una inversión de más de 140.000 euros procedentes del Plan Provincial Extraordinario de Inversiones Financieramente Sostenibles de la Diputación.
Y desde finales de 2019, el cementerio alberga el Rincón de la Memoria, un monumento impulsado por la Asociación Cultural «Alcalde Antonio García» que ha querido perpetuar para siempre el recuerdo de decenas de vecinos de toda la comarca que fueron asesinados durante la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista.
A través de la iniciativa Todos los nombres, el colectivo promotor también quiso rendir tributo a personas que fueron fusiladas o enterradas en la fosa común de Montemayor, algunas de ellas vecinas de municipios como Fernán Núñez o Montilla.
Con todo, el cementerio más singular de la Campiña Sur es, sin duda, el de Monturque que, cada año, en torno a estas fechas, se convierte en todo un reclamo turístico para centenares de personas llegadas desde distintos puntos de España con motivo de las Jornadas Culturales y Gastronómicas «Mundamortis».
Monturque acoge hasta mañana la decimotercera edición de las Jornadas Culturales y Gastronómicas «Mundamortis», una cita única en España que suscita el interés de gentes atraídas por la cultura y las tradiciones gastronómicas en torno a un hecho consustancial a la propia vida.
Y es que el municipio de la Campiña Sur, que forma parte de la Red Europea de Cementerios Significativos, promueve cada año un amplio programa que ofrece desde actividades más didácticas y recreativas pensadas para los más pequeños hasta recorridos históricos, concursos gastronómicos y representaciones teatrales en torno al cementerio de San Rafael que, desde hace unos días, es un auténtico hervidero de personas, gracias a los monturqueños que se acercan a rendir tributo a sus seres queridos y, también, a las decenas de visitantes que se agolpan a las puertas del camposanto para visitar las famosas cisternas romanas sobre las que se asienta el recinto, todo un portento de la ingeniería hidráulica romana, concebido en el siglo I para abastecer a la población.
Con una capacidad para albergar hasta 850.000 litros de agua, las cisternas romanas de Monturque representan el vestigio más importante de este tipo que se conserva en toda la Península Ibérica. Un reclamo turístico que contribuye a poner en valor ese otro patrimonio, el inmaterial, que también desempeña un importante papel para transmitir a las generaciones venideras.
«Gracias a esta actividad hemos conseguido consolidar Monturque en el escenario nacional e internacional con una propuesta que se ha convertido en un recurso excepcional que es reconocido dentro del turismo de cementerios», apuntó el concejal de Cultura, Antonio Castro.
Tras las actividades desarrolladas ayer, que incluyeron una demostración de cocina en vivo a cargo del chef Kisko García, del Restaurante Choco, y de Jesús Barranco, de Raza y Dehesa, así como una recreación histórica a cargo del colectivo Ibidem, el cementerio de San Rafael acogerá durante la jornada de hoy nuevas visitas a las cisternas romanas, así como un concierto a cargo del trío clásico Quatrenete.
Finalmente, mañana lunes tendrá lugar la visita al municipio del Club Patrimonio y durante la tarde se celebrará la eucaristía del Día de Todos los Santos y la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con la bendición a los difuntos del camposanto.
Aquella frase lapidaria –valga la expresión– parece cobrar especial sentido en la Campiña Sur, donde pueden admirarse algunos de los camposantos más hermosos de la geografía española, como el de Montilla, cuya estratégica ubicación, junto a la popular ermita de Belén, lo convierte en uno de los más bellos del país.
Inaugurado el 30 de agosto de 1894 bajo el mandato del alcalde Miguel Márquez del Real, su pensil frondoso de cipreses oscuros y altivos lo transforman en un espacio acogedor, que invita a pasear por sus calles, especialmente entre estos últimos días de octubre y primeros de noviembre, cuando muchos visitantes aprovechan la festividad de los Fieles Difuntos para escanear a toda prisa las inscripciones de lápidas que terminan resultando familiares. Vecinos, amigos, seres queridos o antepasados de los que oyeron hablar alguna vez conceden a esos paseos por el camposanto montillano una inquietante sensación de familiaridad.
En el caso de Montilla, además de la fosa común y del monumento en memoria de los vecinos que dieron su vida en la Guerra Civil, el camposanto alberga las tumbas de varios vecinos ilustres, entre las que destacan la del periodista y escritor Dámaso Delgado (1829-1906), fundador del periódico La República Federal, o la del ilustre médico y científico Antonio Pablo Fernández Solano (1744-1823), más conocido como El Sabio Andaluz, a quien el mariscal Nicolas Jean de Dieu Soult, duque de Dalmacia y ministro con Luis XVIII, llegó a poner guardias de respeto en la puerta de su domicilio durante la permanencia en Montilla de las tropas napoleónicas.
En la Ciudad del Vino, como en toda la Campiña Sur cordobesa, las mujeres –siempre ellas; todavía ellas– acuden al cementerio municipal de San Francisco Solano provistas de cubos, fregonas, trapos y botellas de lejía para dar lustre a las lápidas y a los nichos. Ya en el puente de Todos los Santos, familias enteras acuden para rezar por los suyos y, todavía, en muchas casas se aprovecha la ocasión para hablar de la familia: de los que todavía disfrutan de este mundo y de los que pasaron a otra vida.
A escasos kilómetros del camposanto montillano, en la vecina localidad de Montemayor, el «jardín de los muertos» conjuga la funcionalidad más contemporánea con la belleza decimonónica de algunos panteones, muy maltrechos ya por la acción del moho y del oportunamente bautizado como «hongo del cementerio».
Hace algo más de dos años, el Ayuntamiento de Montemayor daba por concluidas las obras de la primera fase de ampliación del camposanto, un proyecto que precisó una inversión de más de 140.000 euros procedentes del Plan Provincial Extraordinario de Inversiones Financieramente Sostenibles de la Diputación.
Y desde finales de 2019, el cementerio alberga el Rincón de la Memoria, un monumento impulsado por la Asociación Cultural «Alcalde Antonio García» que ha querido perpetuar para siempre el recuerdo de decenas de vecinos de toda la comarca que fueron asesinados durante la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista.
A través de la iniciativa Todos los nombres, el colectivo promotor también quiso rendir tributo a personas que fueron fusiladas o enterradas en la fosa común de Montemayor, algunas de ellas vecinas de municipios como Fernán Núñez o Montilla.
Con todo, el cementerio más singular de la Campiña Sur es, sin duda, el de Monturque que, cada año, en torno a estas fechas, se convierte en todo un reclamo turístico para centenares de personas llegadas desde distintos puntos de España con motivo de las Jornadas Culturales y Gastronómicas «Mundamortis».
Monturque acoge hasta mañana la decimotercera edición de las Jornadas Culturales y Gastronómicas «Mundamortis», una cita única en España que suscita el interés de gentes atraídas por la cultura y las tradiciones gastronómicas en torno a un hecho consustancial a la propia vida.
Y es que el municipio de la Campiña Sur, que forma parte de la Red Europea de Cementerios Significativos, promueve cada año un amplio programa que ofrece desde actividades más didácticas y recreativas pensadas para los más pequeños hasta recorridos históricos, concursos gastronómicos y representaciones teatrales en torno al cementerio de San Rafael que, desde hace unos días, es un auténtico hervidero de personas, gracias a los monturqueños que se acercan a rendir tributo a sus seres queridos y, también, a las decenas de visitantes que se agolpan a las puertas del camposanto para visitar las famosas cisternas romanas sobre las que se asienta el recinto, todo un portento de la ingeniería hidráulica romana, concebido en el siglo I para abastecer a la población.
Con una capacidad para albergar hasta 850.000 litros de agua, las cisternas romanas de Monturque representan el vestigio más importante de este tipo que se conserva en toda la Península Ibérica. Un reclamo turístico que contribuye a poner en valor ese otro patrimonio, el inmaterial, que también desempeña un importante papel para transmitir a las generaciones venideras.
«Gracias a esta actividad hemos conseguido consolidar Monturque en el escenario nacional e internacional con una propuesta que se ha convertido en un recurso excepcional que es reconocido dentro del turismo de cementerios», apuntó el concejal de Cultura, Antonio Castro.
Tras las actividades desarrolladas ayer, que incluyeron una demostración de cocina en vivo a cargo del chef Kisko García, del Restaurante Choco, y de Jesús Barranco, de Raza y Dehesa, así como una recreación histórica a cargo del colectivo Ibidem, el cementerio de San Rafael acogerá durante la jornada de hoy nuevas visitas a las cisternas romanas, así como un concierto a cargo del trío clásico Quatrenete.
Finalmente, mañana lunes tendrá lugar la visita al municipio del Club Patrimonio y durante la tarde se celebrará la eucaristía del Día de Todos los Santos y la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con la bendición a los difuntos del camposanto.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR