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Javier Martín: «La asignatura pendiente sigue siendo la exportación de vinos y de vinagres a terceros países»

El marco Montilla-Moriles ha superado con creces el ecuador de la vendimia 2021. La ola de calor registrada en buena parte de España entre los pasados 12 y 16 de agosto obligó a los viticultores a adelantar la recolección que, este año, se inició el 23 de julio, en fechas muy similares a la anterior campaña.


De todo ello hace balance Javier Martín Fernández, presidente del Consejo Regulador de las DOP Montilla-Moriles y Vinagre de Montilla-Moriles. Nacido en Córdoba en 1959, es licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla, donde logró culminar sus estudios con el Premio Extraordinario Fin de Carrera en 1981.

Doctor en Derecho por la Universidad de Córdoba, es catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad Complutense de Madrid. Su actividad docente e investigadora le ha llevado a publicar un gran número de libros, además de dirigir la revista Práctica Tributaria, de la editorial SEPIN.

Presidente del Consejo para la Defensa del Contribuyente del Ministerio de Hacienda y Función Pública, Javier Martín ha formado parte de las comisiones para la reforma de la Ley General Tributaria -de la que fue secretario-, de las comunidades autónomas o para la financiación de las Haciendas Locales.

De igual modo, ha prestado asesoramiento para el anteproyecto de la nueva Ley General Tributaria, con el objetivo de adecuar esta norma al ordenamiento comunitario, y ha participado como experto en la elaboración del Libro Blanco de la Agricultura y el Desarrollo Rural, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Desde 2013 ostenta la presidencia del Consejo Regulador de Montilla-Moriles y, además, es miembro de los patronatos de las Fundaciones para la Promoción de los Estudios Financieros y Paradigma de Córdoba; del Gabinete de Estudios de la Asociación Española de Asesores Fiscales; del Comité Académico de la Federación Española de Técnicos Tributarios y del Observatorio del Autónomo (ATA).

Presidente de la Fundación Bodegas Campos y, por tanto, de la Cátedra de Gastronomía de Andalucía, Javier Martín es también académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba y pertenece a la Asociación Fiscal Internacional (IFA), a la Asociación Española de Asesores Fiscales, a la Asociación Española de Derecho Financiero y a la Asociación Europea de Profesores de Derecho Financiero.

—¿En qué momento se encuentra la vendimia de este año en el marco Montilla-Moriles?

—En estos momentos nos encontramos en torno al 60 por 100 de la campaña, dado que la fuerte ola de calor que tuvo lugar durante el puente de agosto motivó el adelanto de la recolección.

—En cuanto al aforo con respecto a la campaña del pasado año, ¿cuentan a día de hoy con una previsión aproximada sobre la cifra de cierre de campaña?

—Las previsiones iniciales apuntaban a una disminución de la cosecha próxima al 15 por ciento respecto a la anterior, que se cerró con 38 millones de kilos de uva. Sin embargo, los avatares climáticos de mediados de agosto elevan esta merma al 30 por ciento, por lo que esperamos que la vendimia finalice este año entre los 25 y los 30 millones de kilos de uva.


—¿En qué medida han podido influir en la calidad sanitaria de la uva los distintos focos de mildiu, oidio o polilla del racimo de los que ha ido alertando el Aula de Viticultura del Consejo Regulador desde la pasada primavera?

—La verdad es que la incidencia de agentes fitopatógenos ha sido muy relativa este año, por lo que la calidad y la sanidad de la uva están siendo excelentes este año.

—Ya ha hecho alusión a la incidencia que tuvo la ola de calor de mediados de agosto. ¿Considera que el cambio climático puede estar afectando al normal desarrollo de la vid y de la vendimia en la zona Montilla-Moriles?

—Los datos son bastante ilustrativos pues, cada año, se adelanta la recolección. A día de hoy, puede que lleguemos a la Fiesta de la Vendimia, que se viene conmemorando el primer fin de semana de septiembre para celebrar la obtención del primer mosto, con la campaña prácticamente finalizada. Ahora bien, con independencia de ese adelanto, no se aprecian cambios destacables.

—¿Considera, por tanto, que el cambio climático podría obligar al Consejo Regulador a modificar a futuro los límites de las zonas de Calidad Superior?

—No creo que las calidades de los límites de esta zona respondan al cambio climático. El Consejo Regulador está trabajando actualmente en un proyecto nuevo de zonificación que adapte la situación que vivimos a la realidad productiva de la Denominación de Origen. Ello se debe a que, cuando en su momento se trazaron los límites de las zonas, se aplicaron criterios más administrativos que técnicos o agronómicos.

—La paulatina pérdida de viñedo que afecta a la zona Montilla-Moriles viene siendo una constante en los últimos años. No en vano, la comarca registraba cerca de 23.000 hectáreas a primeros de la pasada década de los ochenta o 17.000 al inicio de los noventa. ¿Qué superficie de viñedo se encuentra actualmente amparada por la DOP Montilla-Moriles?

—Supera las 4.700 hectáreas y estaríamos encantados de que no disminuyeran, lo cual pondría de manifiesto el compromiso de nuestros agricultores por uno de nuestros cultivos tradicionales y que, sin duda, forma parte del ADN de Andalucía.

—De esas hectáreas, ¿cuántas existen cultivadas en ecológico?

—Son pocas, relativamente. Sin embargo, lo cual es de agradecer, se ha incrementado el interés en la zona por este tipo de cultivo, existiendo ya varios proyectos con un desarrollo incipiente, pero muy prometedor.

—¿Considera la viticultura ecológica una posible alternativa a los vinos tradicionales generosos que han concedido fama internacional a la zona Montilla-Moriles?

—Este tipo de cultivo representa una oportunidad para nuestros agricultores, ya que la exigencia normativa es fácil de alcanzar en nuestro territorio. Por supuesto, los vinos ecológicos son una alternativa, viable y complementaria, al desarrollo de los clásicos generosos de nuestra Denominación de Origen Protegida.

Además, este tipo de actividad, sostenible y respetuosa con el medio ambiente, es un pilar en la nueva política agraria común de la Unión Europea, lo que significa que será bastante bien apoyada económicamente.


—¿Qué evolución ha tenido el arranque de vid en los últimos años y qué perspectivas considera que puede tener?

—Como apuntaba anteriormente, representa la gran preocupación del Consejo Regulador y de sus operadores, ya que estamos perdiendo un patrimonio que no es posible recuperar: hectárea que se arranca, hectárea que se pierde para la zona.

—¿Existe alguna iniciativa que trate de garantizar a futuro la supervivencia del cultivo de la vid en Montilla-Moriles?

—En un futuro, la Denominación de Origen debería primar las viñas viejas y que se encuentran en zonas de Calidad Superior. Sin duda, hay que hacer ver a los agricultores que su trabajo y el producto que con él se obtiene son esenciales para que nuestros vinos generosos se mantengan al nivel que hoy tienen. Pero esto únicamente se consigue cuando el rendimiento obtenido sea económicamente viable, lo cual implicaría primarles de algún modo.

—¿Cuáles son los principales retos que afronta el marco Montilla-Moriles a corto y medio plazo?

—Tras la culminación de los trabajos de adecuación de los pliegos de condiciones de vinos y vinagres, hemos de resolver a corto plazo algunas cuestiones sobre el grado alcohólico de los vinos de crianza oxidativa y de los vinos viejos Pedro Ximénez. Se trata de un tema que estamos coordinando con el resto de Denominaciones de Origen andaluzas, junto a la armonización de la tipología de los vinos tradicionales. En otro orden de cosas, nos encontramos trabajando también en un cambio de la imagen de la DOP Montilla-Moriles y en un plan de marketing para la promoción de nuestros productos.

—En 2016 impulsaron la puesta en marcha de la la Tarjeta del Viticultor, un dispositivo electrónico que registra en los lagares y en las bodegas del marco los datos esenciales sobre la cosecha. ¿Qué valoración hace de la incorporación de las nuevas tecnologías a la vendimia?

—Desde el Consejo Regulador siempre hemos velado por conseguir la máxima eficiencia en el trabajo de todos, molestando lo menos posible a los agricultores, pese a que, a veces, lo anterior esté reñido con el control que estamos obligados a desarrollar. Obviamente, si la tecnología, de la cual es buen ejemplo la Tarjeta del Viticultor, viene a mejorar las condiciones de aquellos, siempre es bienvenida.

—¿Participa actualmente el Consejo Regulador en algún proyecto de I+D+i?

—Por supuesto. En los últimos diez años venimos participando, colaborando y supervisando los distintos trabajos científicos que se desarrollan desde distintas instituciones como la Universidad de Córdoba, el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa), dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía o del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En la actualidad, coordina varios proyectos de I+D+i, en especial centrados en cuestiones sobre la zonificación, como ya me he referido anteriormente.


—¿Qué valoración hace de los nuevos proyectos e iniciativas impulsadas por bodegas y lagares del marco Montilla-Moriles?

—Cualquier nuevo proyecto o iniciativa siempre es bienvenido por nosotros. Es importante que las empresas tomen iniciativa e impulso en la promoción, más allá de la que hace el propio Consejo Regulador, siempre que rememos todos en la misma dirección para, en definitiva, potenciar la marca Montilla-Moriles, en lugar de ir cada uno por nuestro lado.

—¿Cómo se encuentra el sector del vino en Montilla-Moriles desde la declaración de la pandemia por covid-19? ¿Ha conseguido salvar ya los primeros meses de incertidumbre e inactividad?

—La situación provocada por la pandemia ha sido muy significativa en el sector del vino en general, y en Montilla-Moriles en particular. Aun así, conseguimos salvar el año 2020 con una disminución de la comercialización del 9 por ciento, muy lejos del 25 por ciento que registró el resto del sector español del vino. Es cierto que hemos visto entrar más luz por la puerta en el primer semestre de 2021, debido a la recuperación del mercado, en particular del canal Horeca: hostelería, restauración y cafeterías.

—¿Se plantean algún objetivo a corto plazo para salvar la situación de la mejor manera posible?

—Un reto importante para nosotros es el de tratar de mantener el crecimiento que experimentamos en la comercialización de vinos con motivo del confinamiento a nivel nacional. En ese sentido, me gustaría destacar el papel que hemos tenido los Consejos Reguladores en esos días tan aciagos, siendo responsables de generar en la Administración la necesaria sensibilidad que tuvo, como fruto, las ayudas que el pasado año obtuvieron las bodegas inscritas y los viticultores en el presente.

—¿Qué valoración puede hacer del volumen de negocio de las bodegas, lagares y cooperativas del marco Montilla-Moriles en estos tiempos marcados todavía por la pandemia del coronavirus?

—Nuestras bodegas están salvando la crisis relativamente bien, pero con distinta suerte, en función de su dimensión y de la tipología de los vinos que producen.

—Por último, sería interesante conocer qué porcentaje representa la exportación a terceros países por parte de las bodegas, lagares y cooperativas del marco Montilla-Moriles.

—En este caso, debo reconocer que la asignatura pendiente sigue siendo la exportación de vinos y de vinagres a terceros países. No obstante, estoy convencido de que la aprobaremos pronto, con la ayuda de todo el sector.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: FRANCIS SALAS / JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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