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El Consejo Regulador reduce sus previsiones para esta vendimia tras los efectos de la ola de calor en las vides

La recolección de uva en el marco Montilla-Moriles se encuentra cerca del 50 por ciento del aforo total previsto por el sector, unas previsiones que en los últimos días han sido revisadas a la baja tras los notables efectos que la ola de calor registrada entre los pasados 12 y 16 de agosto ha dejado en las vides. De este modo, el Consejo Regulador estima que finalmente la vendimia de este año se verá reducida entre un 25 y un 30 por ciento con respecto a 2020, cuando la cosecha se cerró con 38.000.000 de kilos de uva blanca.


Según se desprende de los últimos datos facilitados por el Consejo Regulador, a fecha 24 de agosto, las bodegas, lagares y cooperativas de la zona han recibido 14.417.016 kilos de uva desde que arrancara la cosecha el pasado 27 de julio. Unas cifras que, previsiblemente, suponen cerca del 50 por ciento de la cosecha prevista para este año, una vendimia que ya se preveía menor a la de 2020 como consecuencia del estrés hídrico que arrastran los viñedos cordobeses, además del continuo arranque de vides en la comarca.

El gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, Enrique Garrido, estimó que la deshidratación provocada por las elevadas temperaturas de mediados de mes reducirá entre un 25 y un 30 por ciento la recolección de este año con respecto a la anterior campaña, revisando a la baja el aforo inicial, que contemplaba una disminución de entre un 15 y un 20 por ciento.

"La ola de calor ha provocado que la uva sufra una importante deshidratación en estas últimas semanas y sin duda va a reducir la cosecha que, a pesar de todo, va a gozar de una calidad y una sanidad muy buenas", destacó Garrido, quien indicó que, en el caso de los vinos jóvenes de Montilla-Moriles –elaborados a partir de uvas recolectadas antes de la ola de calor–, este año será una cosecha "excepcional".

En este sentido, desde el Consejo Regulador se ha recomendado que, en el caso de las parcelas que registran vides con racimos deshidratados y otros en aparente buen estado, se apueste por separar los frutos en cajas distintas para que se puedan realizar "elaboraciones separadas" por parte de los lagares y de las bodegas.

Mientras tanto, en el caso de la recolección con máquinas cosechadoras, la estrategia recomendada apuesta por recolectar primero las parcelas o los linios donde los racimos estén sin deshidratar y que presenten una graduación apropiada para, posteriormente, recolectar las plantas con "cierto porcentaje de racimos afectados".

Menos vino en el mercado

La reducción de la cosecha de uva esta campaña se traducirá, finalmente, en la llegada de menos vino elaborado al mercado a lo largo de los próximos meses. Esta situación, que a priori podría resultar negativa para las bodegas, se plantea como un pequeño respiro para bodegas y cooperativas dada la existencia de excedentes de vino del pasado año como consecuencia del cierre de hoteles, restaurantes y cafeterías –el conocido como canal Horeca– durante los meses más duros de la pandemia del coronavirus.

"Creemos que esto va a permitir relajar esa tensión que tienen de vaciar las bodegas al inicio de cada campaña y dar paso a los nuevos vinos", sostuvo el gerente del Consejo Regulador que, asimismo, insistió en la necesidad de reforzar los trabajos del sector para incrementar la comercialización de los vinos de Montilla-Moriles ante una nueva campaña "que comienza con una tendencia buena de cara a la recuperación".

I. TÉLLEZ / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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