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La Ruta del Vino Montilla-Moriles perdió hasta el 85,4% de los visitantes a sus bodegas y lagares durante 2020

El estallido de la pandemia del coronavirus en marzo de 2020 a nivel mundial, junto con el posterior confinamiento de la población y las restricciones de movilidad, provocaron una caída de un 85,4 por ciento en el número de visitantes que apostaron por las bodegas, lagares y museos de la Ruta del Vino Montilla-Moriles como destino turístico a lo largo del pasado año. Según recoge el Observatorio Turístico de las Rutas del Vino de España de la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN), la llegada del virus ha supuesto una ruptura en la tendencia al alza del sector enoturístico a nivel nacional, con una caída de un 73,5 por ciento con respecto a 2019.


La ruta cordobesa se situó entre aquellos destinos donde la pandemia ha tenido una repercusión especialmente negativa. Así, tan solo las rutas del Vino de Cigales (-88,0%), Bierzo Enoturismo (-86,9%), y Ribera del Guadiana (-85,6%), han registrado un descenso de las visitas por encima de las contabilizadas en Montilla-Moriles. En el lado opuesto, las rutas que han sufrido en menor medida el impacto de la pandemia, con una caída más leve en el volumen de turistas recibidos, han sido la Ruta del Vino de Arribes (-40,9%), Arlanza (-47,5%), Toro (47,7%), La Mancha (-56,0%) y Garnacha-Campo de Borja (-56,9%).

De esta forma, al igual que el resto de las Rutas del Vino de España, Montilla-Moriles ha roto con su tendencia al alza de los últimos años en lo que a número de visitantes se refiere y que, en el ejercicio 2019, con 31.796 turistas contabilizados, registró un incremento de un 29,7 por ciento con respecto al ejercicio anterior. Unas cifras muy alejadas con los apenas 4.638 enoturistas del pasado 2020 que, en el 94 por ciento de los casos, apostaron por las propuestas de bodegas y lagares, frente a un 6 por ciento que lo hizo por los espacios museísticos que forman parte de la ruta cordobesa.

Con todo, la caída del enoturismo a nivel nacional ha provocado, igualmente, un descenso en la repercusión económica de la actividad enoturística asociada a bodegas y museos. Según los datos del Observatorio, esa repercusión económica registró una caída cercana al 72,5 por ciento, lo que se traduce en 23,5 millones de euros (frente a los 85 millones del 2019).

Los datos de este último informe, sin embargo, también revelan algunas lecturas positivas respecto a este año absolutamente atípico. Una de las más positivas es que durante los meses en los que no hubo tantas restricciones para los viajes nacionales (julio, agosto, septiembre), las visitas experimentaron un buen comportamiento, consiguiendo una cierta recuperación. El enoturismo se identificó como un producto seguro, gracias también al esfuerzo de adaptación realizado desde el sector.

Asimismo, el consumo interno se ha potenciado, consiguiendo un aumento del público local y de proximidad. Como era evidente, durante el 2020 se produjo una caída del turismo internacional que ha bajado varios puntos para llegar a representar el 12 por ciento de todas las visitas. El resto, el 88 por ciento, corresponde al mercado nacional, que ha aumentado un 14 por ciento respecto a 2019.

Con fuerza de cara al verano

Sin minimizar la importancia y el impacto que suponen los datos aportados por este n Informe Anual de Visitas a Bodegas y Museos del Vino asociados a Rutas del Vino de España, las 32 rutas que forman parte de la marca han centrado su energía en este segundo semestre de 2021. La puesta en marcha de nuevas estrategias de marketing, así como la renovación y la creación de nuevos productos turísticos, contribuirán, sin duda, a mejorar la calidad de la experiencia en destino.

En el primer mes tras el fin del estado de alarma, el público ha apostado por el cariz diferenciador, auténtico y seguro de un producto como el enoturismo de las Rutas del Vino de España, lo que augura un buen comportamiento para los meses veraniegos y el resto del año. Las características que hacen del enoturismo un atractivo modo de viajar (ausencia de masificaciones, contacto con el medio rural y la naturaleza, turismo slow, disfrute de la gastronomía local, oferta de calidad, etc.) se ven cada vez más refrendadas y reconocidas, por lo que es de esperar una rápida recuperación que ayudará, al mismo tiempo, a todo el sector turístico.

I. TÉLLEZ / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: J.P. BELLIDO
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