Ana María Soto, hija del montillano Tomás de Soto Salas y la aguilareña Mencía Gertrudis de Alhama García, se convirtió a finales del siglo XVIII en la primera mujer infante de Marina española tras hacerse pasar por hombre para romper barreras en un mundo totalmente masculinizado. El ejemplo de Soto, que finalizó sus días como estanquera en Montilla gracias a la concesión de explotación concedida por Carlos IV, es el hilo argumental de Mujer valiente, por tierra y por mar (1775-1833), de Francisco Busto Baena.
A través de este título –cuya recaudación será destinada a la Asociación Andaluza de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA Andalucía)–, Francisco Busto Baena realiza un repaso a la biografía de esta militar nacida en Aguilar de la Frontera, "una mujer joven y culta, que a finales del siglo XVIII decide disfrazarse de varón para cumplir su sueño: alistarse en la infantería de Marina".
De esta forma, a lo largo de la publicación, el autor analiza cómo Soto consiguió ocultar su verdadera identidad desde 1793 a 1798, conviviendo como "uno más" en un sollado de 620 metros cuadrados de un barco junto a otros 300 hombres.
Bajo el nombre de Antonio María de Soto se alistó la sexta compañía del undécimo batallón de Infantería de Marina y embarcó en la fragata Nuestra Señora de la Mercedes –hundida por los ingleses en 1804 y que fue dirigida por el montillano Diego de Alvear y Ponce de León–, y posteriormente en la Balvina, la Santa Dorotea y la fragata Matilde.
Participó además en los ataques de Bañols, la defensa de Rosas y la batalla del Cabo de San Vicente, que supuso la derrota española contra los ingleses. Tras descubrirse que en realidad se trataba de una mujer, se le expidió licencia de retiro en 1798 con el grado y sueldo de sargento 1º, concedido por el rey Carlos IV, así como dos reales diarios de pensión.
En 1799 se le otorgó licencia de estanco en Montilla –establecimiento que los historiadores ubican en la plaza del Peso (actual Plazuela de la Inmaculada) o la plaza del Sotollón– de la que disfrutó interrumpidamente hasta su muerte, ocurrida el día 4 de diciembre de 1833 a la edad de 58 años.
A través de este título –cuya recaudación será destinada a la Asociación Andaluza de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA Andalucía)–, Francisco Busto Baena realiza un repaso a la biografía de esta militar nacida en Aguilar de la Frontera, "una mujer joven y culta, que a finales del siglo XVIII decide disfrazarse de varón para cumplir su sueño: alistarse en la infantería de Marina".
De esta forma, a lo largo de la publicación, el autor analiza cómo Soto consiguió ocultar su verdadera identidad desde 1793 a 1798, conviviendo como "uno más" en un sollado de 620 metros cuadrados de un barco junto a otros 300 hombres.
Bajo el nombre de Antonio María de Soto se alistó la sexta compañía del undécimo batallón de Infantería de Marina y embarcó en la fragata Nuestra Señora de la Mercedes –hundida por los ingleses en 1804 y que fue dirigida por el montillano Diego de Alvear y Ponce de León–, y posteriormente en la Balvina, la Santa Dorotea y la fragata Matilde.
Participó además en los ataques de Bañols, la defensa de Rosas y la batalla del Cabo de San Vicente, que supuso la derrota española contra los ingleses. Tras descubrirse que en realidad se trataba de una mujer, se le expidió licencia de retiro en 1798 con el grado y sueldo de sargento 1º, concedido por el rey Carlos IV, así como dos reales diarios de pensión.
En 1799 se le otorgó licencia de estanco en Montilla –establecimiento que los historiadores ubican en la plaza del Peso (actual Plazuela de la Inmaculada) o la plaza del Sotollón– de la que disfrutó interrumpidamente hasta su muerte, ocurrida el día 4 de diciembre de 1833 a la edad de 58 años.
I. TÉLLEZ / REDACCIÓN