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Buzón del Lector | No hay mal que cien años dure

Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una carta abierta de Francisco Alcaide, colaborador de este periódico, ante el inminente cierre de 2020, un año marcado por la pandemia de la Covid-19. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Lejos de clasicismos ni retóricos deseos, pocas son las palabras que este humilde servidor puede derramar ya sobre el hastiado y rugoso papel que, debilitado y sucumbido por el desorden, ha dejado el paso de doce meses cargados de nefastos acontecimientos que han derramado la tinta impresa en sus miserias sobre un planeta abocado a su destrucción.

El aprendizaje que la historia, los libros y la vida misma nos ha regalado a lo largo de los siglos de nada nos ha servido cuando Goliat, un virus con ansia de exterminio, ha cogido a David echando una larga y fastuosa siesta de sueños arrogantes y llenos de debilidad. Despertar de esa panacea y llenarse de realidad ha significado acabar con las vidas de dos millones de personas, una cifra que aumenta con la misma celeridad que el avance del gigante filisteo.

La globalización nos convirtió en seres más humanos, más cercanos, más productivos, pero también más vulnerables y más receptivos a la propagación del virus. En un abrir y cerrar de ojos, lo que se tarda en ir de Madrid a Berlín, tardó el Covid-19 en instalarse en los hogares de todo el planeta, en acoplarse en las vidas de todo ser humano, en hacerse sentir y ser el hermano travieso de cualquier familia.

No supimos lidiar el envite cuando las autoridades así lo aconsejaban, hicimos de "nuestra capa un sayo" los consejos que nuestros sanitarios nos regalaban, hicimos burlas y chanzas de nuestra situación cuan bufones repletos de felicidad, abrazamos y acariciamos el borde del puente sin importarnos su altura. La realidad nos puso en nuestro sitio.

A diferencia de pandemias anteriores, mucho más mortíferas y genocidas, la ciencia está siendo el aliado fundamental en esta guerra biológica y bactericida. Aunamos esfuerzos, anhelamos realidades, somos alquimistas de nuestras propias ilusiones pensando, mas con el corazón que con la cabeza, que el final de la batalla está más cerca, que pronto abandonaremos la trinchera y como colofón, fusilaremos en el olvido que el 2020 solo fue un mal sueño, una pesadilla que nos cambió la forma de vivir y nos limitó la enjundia del abrazo.

La vacuna, esa luz potente y regeneradora ha llegado. ¡Aleluya, Hosanna en las alturas! dirían los creyentes haciendo similitud o semejanza con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Ninguna bendición ha de ser alabada hasta que colme de buenas noticias el cáliz de esta pandemia, hasta que las oraciones se conviertan en sanas curaciones, hasta que las plegarias desaparezcan de nuestra elocuencia. Solo hay una dirección hacia la gloria, y esa, será bendecida de la mano de la ciencia y la investigación.

Ahora, abocado a despedir un año repleto de adversidades y desavenencias, solo puedo escribir respetuosas palabras llenas de esperanza, advertir que la batalla no termina con la inyección del elixir de la felicidad, reprochar que la inconsciencia de algunos a derivado en la desgracia de muchos, siendo fiel a mi estilo de vida pensando que la vacuna solo será un receso en esta batalla, un intervalo o descanso que como en las mejores series continuará....

Feliz 2021

FRANCISCO ALCAIDE

NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.
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