La comunidad católica en Jabárovsk, una ciudad rusa situada a tan solo 25 kilómetros de la frontera con China, entre los ríos Amur y Ussuri, ha conmemorado el cincuentenario de la canonización de San Juan de Ávila inaugurando un pequeño altar con una reliquia del Santo Maestro y una reproducción del cuadro de la pintora montillana María José Ruiz, que actualmente se encuentra en la capilla del Colegio Español de Roma.
El lienzo original, que fue entregado al Papa Francisco el 29 de abril de 2015, fue encargado por el entonces alcalde de la localidad, Federico Cabello de Alba, a la artista montillana María José Ruiz, miembro de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, que plasmó con su magistral realismo la espiritualidad de una de las figuras clave del Siglo de Oro español y que, además, donó su excepcional trabajo al pueblo de Montilla.
Además del libro y del crucifijo que identifican iconográficamente al asceta manchego, el San Juan de Ávila concebido por María José Ruiz viste el característico roquete que lució en vida el sacerdote palmeño Antonio León Ortiz, canónigo honorario de la Santa Iglesia Catedral y párroco de la iglesia mayor de Santiago Apóstol de Montilla, fallecido en noviembre del 2009. De igual modo, sobre la sotana, el Apóstol de Andalucía porta la capa pluvial que, según la tradición, llevó el propio San Juan de Ávila y que era conservada por los padres jesuitas.
El rostro con el que la artista imaginó al nuevo Doctor de la Iglesia Universal resulta familiar para muchos montillanos. Y es que, como suele ser práctica habitual en muchas de sus obras, María José Ruiz se valió de un modelo "de carne y hueso", que posó durante largas horas ante la artista.
De esta forma, Francisco Repiso, un mecánico de 63 años que ha formado parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Misericordia, se vio encarnando a un ilustre personaje que, con su proclamación como Doctor de la Iglesia, forma parte de una pléyade de grandes figuras entre las que se encuentran San Isidoro de Sevilla (560-636), Santa Teresa de Jesús (1515-1582) o San Juan de la Cruz (1542-1591).
La localización de la escena tampoco es casual. No en vano, la artista quiso presentar al patrono del clero secular español en el patio de la que fuera su casa, junto al pozo, la parra y la zarza milagrosa que carece de espinas. De fondo, una pared encalada que proyecta con increíble precisión esa luz que se cuela rasante por entre las nubes y que María José Ruiz supo captar con la sensibilidad y la honestidad que irradian sus pinceles.
Tal y como anunció el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, durante la ceremonia de clausura del Año Jubilar Avilista," el legado del patrón del clero secular español está siendo un tesoro que está dando la vuelta al mundo". Y es que, recientemente, se ha traducido al ruso el Tratado sobre el Sacerdocio del Maestro Ávila para difundirlo entre los sacerdotes de aquellas comunidades.
“San Juan de Ávila sigue siendo desde el cielo incansable misionero y formador de sacerdotes que ahora, con sus escritos, llega a tierras rusas, donde sin duda hará mucho bien a quienes lo conozcan y lean”, asegura el padre José Luis López, del Instituto del Verbo Encarnado, quien ha contactado con Demetrio Fernández para agradecerle el haberles confiado las reliquias de San Juan de Ávila que recorrerán, en cuanto las circunstancias lo permitan, toda la diócesis rusa.
Un acontecimiento que la comunidad de Padres del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) y las Hermanas de la Virgen de Matará, presentes en la Casa de espiritualidad San Antonio, "ya esperan con gran ilusión desde Jabárovsk", tal y como destacan desde el Obispado de Córdoba.
El lienzo original, que fue entregado al Papa Francisco el 29 de abril de 2015, fue encargado por el entonces alcalde de la localidad, Federico Cabello de Alba, a la artista montillana María José Ruiz, miembro de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, que plasmó con su magistral realismo la espiritualidad de una de las figuras clave del Siglo de Oro español y que, además, donó su excepcional trabajo al pueblo de Montilla.
Además del libro y del crucifijo que identifican iconográficamente al asceta manchego, el San Juan de Ávila concebido por María José Ruiz viste el característico roquete que lució en vida el sacerdote palmeño Antonio León Ortiz, canónigo honorario de la Santa Iglesia Catedral y párroco de la iglesia mayor de Santiago Apóstol de Montilla, fallecido en noviembre del 2009. De igual modo, sobre la sotana, el Apóstol de Andalucía porta la capa pluvial que, según la tradición, llevó el propio San Juan de Ávila y que era conservada por los padres jesuitas.
El rostro con el que la artista imaginó al nuevo Doctor de la Iglesia Universal resulta familiar para muchos montillanos. Y es que, como suele ser práctica habitual en muchas de sus obras, María José Ruiz se valió de un modelo "de carne y hueso", que posó durante largas horas ante la artista.
De esta forma, Francisco Repiso, un mecánico de 63 años que ha formado parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Misericordia, se vio encarnando a un ilustre personaje que, con su proclamación como Doctor de la Iglesia, forma parte de una pléyade de grandes figuras entre las que se encuentran San Isidoro de Sevilla (560-636), Santa Teresa de Jesús (1515-1582) o San Juan de la Cruz (1542-1591).
La localización de la escena tampoco es casual. No en vano, la artista quiso presentar al patrono del clero secular español en el patio de la que fuera su casa, junto al pozo, la parra y la zarza milagrosa que carece de espinas. De fondo, una pared encalada que proyecta con increíble precisión esa luz que se cuela rasante por entre las nubes y que María José Ruiz supo captar con la sensibilidad y la honestidad que irradian sus pinceles.
Tal y como anunció el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, durante la ceremonia de clausura del Año Jubilar Avilista," el legado del patrón del clero secular español está siendo un tesoro que está dando la vuelta al mundo". Y es que, recientemente, se ha traducido al ruso el Tratado sobre el Sacerdocio del Maestro Ávila para difundirlo entre los sacerdotes de aquellas comunidades.
“San Juan de Ávila sigue siendo desde el cielo incansable misionero y formador de sacerdotes que ahora, con sus escritos, llega a tierras rusas, donde sin duda hará mucho bien a quienes lo conozcan y lean”, asegura el padre José Luis López, del Instituto del Verbo Encarnado, quien ha contactado con Demetrio Fernández para agradecerle el haberles confiado las reliquias de San Juan de Ávila que recorrerán, en cuanto las circunstancias lo permitan, toda la diócesis rusa.
Un acontecimiento que la comunidad de Padres del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) y las Hermanas de la Virgen de Matará, presentes en la Casa de espiritualidad San Antonio, "ya esperan con gran ilusión desde Jabárovsk", tal y como destacan desde el Obispado de Córdoba.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN