La edición número 64 de la Fiesta de la Vendimia, una de las más antiguas de España, servirá también para conmemorar el decimoquinto aniversario de uno de los símbolos que, junto con la pisa de la uva y la procesión de Nuestra Señora de las Viñas por la barriada de El Gran Capitán, identifican más fácilmente esta fiesta declarada “de Interés Turístico”.
Y es que hace quince años, la diseñadora montillana Carmen Rueda se embarcó en un interesante proyecto por encargo de la Hermandad del Señor en la Santa Cena, María Santísima de la Estrella y Nuestra Señora de las Viñas, patrona del Noble Gremio de la Vid y el Vino: la confección de un traje más tradicional que viniera a reemplazar a los típicos vestidos de flamenca que, hasta entonces, habían servido para ataviar a la vendimiadora mayor y a su corte de damas.
La tarea no fue nada fácil pero el resultado, transcurridos tres lustros desde su puesta de largo, fue más que encomiable. Y es que los montillanos han aceptado como un elemento más de la Fiesta de la Vendimia estos coloridos vestidos inspirados en Las Vendimiadoras montillanas, un óleo sobre lienzo que le valió a su autora, Eloísa Garnelo de la Cruz, una Mención Honorífica en la Exposición Internacional de Bellas Artes celebrada en 1892.
El cuadro de Eloísa Garnelo, que fue portada de la revista literaria, científica y artística La Ilustración Nacional, presenta a dos mujeres que visten una blusa de manga corta, un refajo ancho y un delantal que, en la versión actualizada por Carmen Rueda, va bordado con hojas de parra y racimos.
Los actuales trajes de la vendimiadora mayor y de su corte de damas, que forman ya parte de la iconografía más reconocible de la Fiesta de la Vendimia, fueron estrenados en la noche del 4 de septiembre de 2004 en el patio de Bodegas Navarro, momentos antes del pregón que pronunció el periodista granadino Tico Medina.
Y es que hace quince años, la diseñadora montillana Carmen Rueda se embarcó en un interesante proyecto por encargo de la Hermandad del Señor en la Santa Cena, María Santísima de la Estrella y Nuestra Señora de las Viñas, patrona del Noble Gremio de la Vid y el Vino: la confección de un traje más tradicional que viniera a reemplazar a los típicos vestidos de flamenca que, hasta entonces, habían servido para ataviar a la vendimiadora mayor y a su corte de damas.
La tarea no fue nada fácil pero el resultado, transcurridos tres lustros desde su puesta de largo, fue más que encomiable. Y es que los montillanos han aceptado como un elemento más de la Fiesta de la Vendimia estos coloridos vestidos inspirados en Las Vendimiadoras montillanas, un óleo sobre lienzo que le valió a su autora, Eloísa Garnelo de la Cruz, una Mención Honorífica en la Exposición Internacional de Bellas Artes celebrada en 1892.
El cuadro de Eloísa Garnelo, que fue portada de la revista literaria, científica y artística La Ilustración Nacional, presenta a dos mujeres que visten una blusa de manga corta, un refajo ancho y un delantal que, en la versión actualizada por Carmen Rueda, va bordado con hojas de parra y racimos.
Los actuales trajes de la vendimiadora mayor y de su corte de damas, que forman ya parte de la iconografía más reconocible de la Fiesta de la Vendimia, fueron estrenados en la noche del 4 de septiembre de 2004 en el patio de Bodegas Navarro, momentos antes del pregón que pronunció el periodista granadino Tico Medina.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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