Pedro García Aguado, conocido por su trabajo en programas de televisión como Hermano Mayor, ofreció ayer una conferencia sobre prevención de las adicciones para más de 600 estudiantes de los institutos de la comarca. La iniciativa, impulsada por la Asociación Montillana de Ayuda, Reeducación y Esperanza (Amdaré), sirvió para poner sobre la mesa las principales conductas de riesgo entre los jóvenes.
A partir de su propia experiencia personal, García Aguado –que fue jugador de waterpolo y ahora es mediador– quiso aprovechar su popularidad para lanzar un mensaje de alerta para aquellos jóvenes que se enfrentan a un posible problema de adicción.
"Yo siempre cuento mi historia, marcada por los éxitos y por los fracasos, y por eso la idea de esta conferencia es dar a conocer qué me ocurrió a mí y no tanto decirles qué deben hacer, para advertirles de estos riesgos", apuntó el mediador, quien explicó que, durante la adolescencia, tres de cada diez jóvenes se encuentran "coqueteando con las drogas".
En este sentido, Aguado aseguró que el "éxito social" de programas como Hermano Mayor ha permitido que muchas familias, al ver esa realidad reflejada en la pequeña pantalla, "se atrevan a buscar ayuda para reconducir el comportamiento tiránico de sus hijos y que muchos jóvenes hayan decidido cambiar su comportamiento".
Asimismo, junto a la conferencia desarrollada con más de 600 estudiantes, García Aguado y el orientador y asesor familiar Francisco Castaño Mena impartieron por la tarde una ponencia sobre la importancia de la educación en valores para la prevención de conductas de riesgo entre los jóvenes.
De este modo, Aprender a educar, un proyecto nacido de la experiencia acumulada durante el desarrollo del programa Hermano mayor, permitió analizar los efectos de ciertos modelos educativos. "Detectamos que ciertas conductas, como ser demasiado sobreprotector, permisivos, no poner límites o ser colegas en vez de padres, favorece el comportamiento tiránico, y es detectable desde los dos o tres años, cuando no aceptan un no por respuesta", aseguró el exjugador de waterpolo.
Las normas y límites que se aplican a los menores y el papel de los diferentes componentes de la familia, junto con los valores de la educación, fueron algunos de los aspectos tratados durante toda la jornada de ayer en un programa que, como señaló García Aguado, pretende hacer frente "a la dejación de responsabilidades que muchas familias hacen de la labor educativa de los hijos". "No se puede esperar que los colegios sean los que eduquen en valores, porque están para formar en contenidos", subrayó.
A partir de su propia experiencia personal, García Aguado –que fue jugador de waterpolo y ahora es mediador– quiso aprovechar su popularidad para lanzar un mensaje de alerta para aquellos jóvenes que se enfrentan a un posible problema de adicción.
"Yo siempre cuento mi historia, marcada por los éxitos y por los fracasos, y por eso la idea de esta conferencia es dar a conocer qué me ocurrió a mí y no tanto decirles qué deben hacer, para advertirles de estos riesgos", apuntó el mediador, quien explicó que, durante la adolescencia, tres de cada diez jóvenes se encuentran "coqueteando con las drogas".
En este sentido, Aguado aseguró que el "éxito social" de programas como Hermano Mayor ha permitido que muchas familias, al ver esa realidad reflejada en la pequeña pantalla, "se atrevan a buscar ayuda para reconducir el comportamiento tiránico de sus hijos y que muchos jóvenes hayan decidido cambiar su comportamiento".
Asimismo, junto a la conferencia desarrollada con más de 600 estudiantes, García Aguado y el orientador y asesor familiar Francisco Castaño Mena impartieron por la tarde una ponencia sobre la importancia de la educación en valores para la prevención de conductas de riesgo entre los jóvenes.
De este modo, Aprender a educar, un proyecto nacido de la experiencia acumulada durante el desarrollo del programa Hermano mayor, permitió analizar los efectos de ciertos modelos educativos. "Detectamos que ciertas conductas, como ser demasiado sobreprotector, permisivos, no poner límites o ser colegas en vez de padres, favorece el comportamiento tiránico, y es detectable desde los dos o tres años, cuando no aceptan un no por respuesta", aseguró el exjugador de waterpolo.
Las normas y límites que se aplican a los menores y el papel de los diferentes componentes de la familia, junto con los valores de la educación, fueron algunos de los aspectos tratados durante toda la jornada de ayer en un programa que, como señaló García Aguado, pretende hacer frente "a la dejación de responsabilidades que muchas familias hacen de la labor educativa de los hijos". "No se puede esperar que los colegios sean los que eduquen en valores, porque están para formar en contenidos", subrayó.
I. TÉLLEZ / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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