El pistoletazo de salida para un maratón desenfrenado de compras cada vez empieza antes. Nos vienen motivando de forma sibilina, yo diría ladina, para que piquemos sin apenas darnos cuenta y, una vez metidos en la carrera, es difícil quedarse a la zaga o salir del embrollo.
No sé si somos conscientes de que la temporada prenavideña, en lo referente a comprar, calienta motores con bastante antelación. Hago un rápido recuento de momentos que casi no nos hemos dado cuenta de su llegada, pero que están pensados para incitarnos a entrar en el juego. Demos un paseo por los escalones de dicho dispendio.
El pistoletazo de salida consumista, desde finales de octubre hasta finales de enero del año siguiente, lo ha dado la llamada “noche de compras” (shopping night). La temática suele ser diversa. Dicha noche tampoco tiene fecha fija. Este año un lema que incitaba a gastar era “…está de moda”. ¿Cómo resistirse a aquello que está de moda? Imposible.
Las zonas de compras, en las ciudades, van extendiéndose por más calles comerciales a nivel general y aumenta su número con respecto a ediciones anteriores. El horario dura hasta bien entrada la noche. La afluencia de personal es considerable. Preparados, listos, ¡ya! Sigamos, que el camino da para más.
El centro se llena, sobre todo de personal joven. Actuaciones musicales, degustaciones, sorteos y por supuesto descuentos y rebajas de hasta un 30 por ciento en artículos de belleza, moda o complementos. Madrid, Barcelona o Valencia dan fe de ello. ¿Alguien da más?
A continuación vendrá un evento entre festolero y cuasi comercial. Me refiero a la noche de Halloween, de difuntos o de las brujas, que ha cautivado a chicos y mayores. Disfraces terroríficos de fantasmas, zombis y vampiros inundan las calles con sus mascaradas de terror. Cómo no… también se ha convertido en noche de orgía y desenfreno para los más jóvenes que disfrutan con la mascarada.
Dicha fiesta tiene un origen celta y con el paso de los años se ha extendido a muchos países. Las naciones con más costumbre de celebrar Halloween son Estados Unidos, Irlanda y Reino Unido. Algunos países de América Latina también se suman a esta celebración y, por supuesto, en España es celebrada por muchas personas, especialmente los más pequeños y los jóvenes. Muchos pubs, discotecas o locales de copas aprovechan esta ocasión para decorar sus espacios y ofrecer una fiesta diferente y terrorífica.
Prosigamos con más eventos invasivos. El último viernes de noviembre y al más puro estilo norteamericano, se inicia también entre nosotros el llamado “viernes negro” (Black Friday). Lo de “viernes negro” no tiene tintes macabros. Es la forma de decir que los comercios hacen su agosto saliendo de los números rojos. A veces el desmadre es tal y el deseo de poseer tan fuerte que se pierden los papeles.
Aclaración. El llamado “viernes negro” (Black Friday) es originario de EEUU donde es un acontecimiento único con descuentos también únicos. Consiste en una actividad comercial a lo grande, con precios, dicen, atrayentes para el comprador. Y sí que parece ser que dicha eclosión comercial es seria, realmente apetitosa y en la que se hace una oferta de autenticas rebajas.
La afluencia de personal es considerable, como demuestran las interminables colas e incluso acampadas a la puerta de los establecimientos. La disponibilidad de artículos puede que no. Eso explicaría peleas y atropellos desenfrenados dentro de los comercios. Información hay de ciertos conatos, en determinados casos, muy violentos. Hasta la Policía se ha visto obligada a intervenir.
Entre nosotros dicho viernes se ha convertido en un vil remedo contra el cual se han levantado voces críticas advirtiendo de fraudes encubiertos. Espero que no seamos los únicos timadores.
Al siguiente lunes, el frenesí salta al comercio online con el llamado “ciberlunes” (Cyber Monday) con gangas supuestamente apetitosas. En España se han sumado muchas webs a este maratón con ofertas de viajes, moda y sobre todo, componentes electrónicos. Aquí al menos no hay peleas ni empujones al ser una compra por Internet. Otro cantar será el sobrecoste o el posible engaño al darnos gato por liebre.
Alrededor de dichas fechas, la prensa, sobre todo digital, nos ofrece toda una lista de empresas que se suman a estos eventos. Por cierto y para que nadie se lleve a engaño, cito textualmente de El País digital: “Nuestros periodistas recomiendan de forma rigurosa e independiente productos y servicios que puedes adquirir en Internet. Cada vez que compras a través de algunos enlaces añadidos al texto, El País recibe una comisión”. Inserto esta información para que tengamos claras algunas ideas.
Estas actividades comerciales también se solapan con tintes de altruismo, de ayuda a causas supuestamente humanitarias, incluso a veces llamativamente ecológicas. Unos jóvenes emprendedores se comprometen a plantar un árbol por cada compra que se haga de sus productos. La reforestación repercutiría en la calcinada Galicia. ¿Verdadero? ¿Falso? Cada día está más presente el reclamo sentimental, humanitario o ecológico en el mundo del consumismo.
Otra aclaración de importancia. Líneas más arriba he citado posibles fraudes. ¿Fraudes? Si consideramos que algunas conocidas cadenas han subido previamente los precios para luego rebajarlos, sí que podremos hablar de fraude.
Algunos diarios han ofrecido precios de antes y después de estas prerrebajas para así poder compararlos. Por su parte la OCU, que ya levantó la liebre en años pasados, ha alertado de posibles chanchullos con los precios. La información parece cierta y también se repite un año más. Nada, que quien no corre, vuela.
Alguna marca concreta se defiende alegando fluctuación del producto en el mercado. Determinados artículos perecederos, por ejemplo, sí que fluctúan pero no creo que los tecnológicos estén en ese lote. Lo dejo al criterio e información de cada cual.
Ultima “puntá. Seguíamos en pre-Navidad y aun quedaban en el carro de la compra Papá Noel, Nochebuena, Nochevieja, Reyes y “amigos invisibles” tirando de nuestra cartera... Pasó la Navidad, pasaron los Reyes Magos y llegó la Cuesta de Enero y, con ella, las ya tradicionales “rebajas”. De ellas no cabe hablar pues son ya populares y viejas conocidas entre nosotros. ¿Limpias de amaños? No pondría la mano en el fuego.
Un pequeño matiz. Rebaja consiste en una “disminución, reducción o descuento, especialmente de los precios” o “venta de existencias a precios más bajos, durante un tiempo determinado” (sic). Parece ser que tampoco están exentas de trampas, trampillas y trampones. La cuestión es manipular las rebajas con suculentas ofertas, gangas y que el cliente se sienta contento.
Finalizo todo este recorrido con un tímido comentario. ¿Verdad que suena más chic “Black Friday”, “Cyber Monday”, “Shopping Night” que el pobretón, trasnochado e inculto "Rebajas"? Pero "rebajas", "descuentos", "llévese tres y pague dos", "le regalamos", "gratis"... son palabras mágicas.
De todas maneras, sea en inglés o en nuestra lengua, lo importante es comprar porque necesitamos ese artículo y no porque quieran vendérnoslo a toda costa. Se trata de demostrar que efectivamente no somos tontos y que aunque lo quiera todo, la avaricia debe ir en consonancia con la cartera.
No sé si somos conscientes de que la temporada prenavideña, en lo referente a comprar, calienta motores con bastante antelación. Hago un rápido recuento de momentos que casi no nos hemos dado cuenta de su llegada, pero que están pensados para incitarnos a entrar en el juego. Demos un paseo por los escalones de dicho dispendio.
El pistoletazo de salida consumista, desde finales de octubre hasta finales de enero del año siguiente, lo ha dado la llamada “noche de compras” (shopping night). La temática suele ser diversa. Dicha noche tampoco tiene fecha fija. Este año un lema que incitaba a gastar era “…está de moda”. ¿Cómo resistirse a aquello que está de moda? Imposible.
Las zonas de compras, en las ciudades, van extendiéndose por más calles comerciales a nivel general y aumenta su número con respecto a ediciones anteriores. El horario dura hasta bien entrada la noche. La afluencia de personal es considerable. Preparados, listos, ¡ya! Sigamos, que el camino da para más.
El centro se llena, sobre todo de personal joven. Actuaciones musicales, degustaciones, sorteos y por supuesto descuentos y rebajas de hasta un 30 por ciento en artículos de belleza, moda o complementos. Madrid, Barcelona o Valencia dan fe de ello. ¿Alguien da más?
A continuación vendrá un evento entre festolero y cuasi comercial. Me refiero a la noche de Halloween, de difuntos o de las brujas, que ha cautivado a chicos y mayores. Disfraces terroríficos de fantasmas, zombis y vampiros inundan las calles con sus mascaradas de terror. Cómo no… también se ha convertido en noche de orgía y desenfreno para los más jóvenes que disfrutan con la mascarada.
Dicha fiesta tiene un origen celta y con el paso de los años se ha extendido a muchos países. Las naciones con más costumbre de celebrar Halloween son Estados Unidos, Irlanda y Reino Unido. Algunos países de América Latina también se suman a esta celebración y, por supuesto, en España es celebrada por muchas personas, especialmente los más pequeños y los jóvenes. Muchos pubs, discotecas o locales de copas aprovechan esta ocasión para decorar sus espacios y ofrecer una fiesta diferente y terrorífica.
Prosigamos con más eventos invasivos. El último viernes de noviembre y al más puro estilo norteamericano, se inicia también entre nosotros el llamado “viernes negro” (Black Friday). Lo de “viernes negro” no tiene tintes macabros. Es la forma de decir que los comercios hacen su agosto saliendo de los números rojos. A veces el desmadre es tal y el deseo de poseer tan fuerte que se pierden los papeles.
Aclaración. El llamado “viernes negro” (Black Friday) es originario de EEUU donde es un acontecimiento único con descuentos también únicos. Consiste en una actividad comercial a lo grande, con precios, dicen, atrayentes para el comprador. Y sí que parece ser que dicha eclosión comercial es seria, realmente apetitosa y en la que se hace una oferta de autenticas rebajas.
La afluencia de personal es considerable, como demuestran las interminables colas e incluso acampadas a la puerta de los establecimientos. La disponibilidad de artículos puede que no. Eso explicaría peleas y atropellos desenfrenados dentro de los comercios. Información hay de ciertos conatos, en determinados casos, muy violentos. Hasta la Policía se ha visto obligada a intervenir.
Entre nosotros dicho viernes se ha convertido en un vil remedo contra el cual se han levantado voces críticas advirtiendo de fraudes encubiertos. Espero que no seamos los únicos timadores.
Al siguiente lunes, el frenesí salta al comercio online con el llamado “ciberlunes” (Cyber Monday) con gangas supuestamente apetitosas. En España se han sumado muchas webs a este maratón con ofertas de viajes, moda y sobre todo, componentes electrónicos. Aquí al menos no hay peleas ni empujones al ser una compra por Internet. Otro cantar será el sobrecoste o el posible engaño al darnos gato por liebre.
Alrededor de dichas fechas, la prensa, sobre todo digital, nos ofrece toda una lista de empresas que se suman a estos eventos. Por cierto y para que nadie se lleve a engaño, cito textualmente de El País digital: “Nuestros periodistas recomiendan de forma rigurosa e independiente productos y servicios que puedes adquirir en Internet. Cada vez que compras a través de algunos enlaces añadidos al texto, El País recibe una comisión”. Inserto esta información para que tengamos claras algunas ideas.
Estas actividades comerciales también se solapan con tintes de altruismo, de ayuda a causas supuestamente humanitarias, incluso a veces llamativamente ecológicas. Unos jóvenes emprendedores se comprometen a plantar un árbol por cada compra que se haga de sus productos. La reforestación repercutiría en la calcinada Galicia. ¿Verdadero? ¿Falso? Cada día está más presente el reclamo sentimental, humanitario o ecológico en el mundo del consumismo.
Otra aclaración de importancia. Líneas más arriba he citado posibles fraudes. ¿Fraudes? Si consideramos que algunas conocidas cadenas han subido previamente los precios para luego rebajarlos, sí que podremos hablar de fraude.
Algunos diarios han ofrecido precios de antes y después de estas prerrebajas para así poder compararlos. Por su parte la OCU, que ya levantó la liebre en años pasados, ha alertado de posibles chanchullos con los precios. La información parece cierta y también se repite un año más. Nada, que quien no corre, vuela.
Alguna marca concreta se defiende alegando fluctuación del producto en el mercado. Determinados artículos perecederos, por ejemplo, sí que fluctúan pero no creo que los tecnológicos estén en ese lote. Lo dejo al criterio e información de cada cual.
Ultima “puntá. Seguíamos en pre-Navidad y aun quedaban en el carro de la compra Papá Noel, Nochebuena, Nochevieja, Reyes y “amigos invisibles” tirando de nuestra cartera... Pasó la Navidad, pasaron los Reyes Magos y llegó la Cuesta de Enero y, con ella, las ya tradicionales “rebajas”. De ellas no cabe hablar pues son ya populares y viejas conocidas entre nosotros. ¿Limpias de amaños? No pondría la mano en el fuego.
Un pequeño matiz. Rebaja consiste en una “disminución, reducción o descuento, especialmente de los precios” o “venta de existencias a precios más bajos, durante un tiempo determinado” (sic). Parece ser que tampoco están exentas de trampas, trampillas y trampones. La cuestión es manipular las rebajas con suculentas ofertas, gangas y que el cliente se sienta contento.
Finalizo todo este recorrido con un tímido comentario. ¿Verdad que suena más chic “Black Friday”, “Cyber Monday”, “Shopping Night” que el pobretón, trasnochado e inculto "Rebajas"? Pero "rebajas", "descuentos", "llévese tres y pague dos", "le regalamos", "gratis"... son palabras mágicas.
De todas maneras, sea en inglés o en nuestra lengua, lo importante es comprar porque necesitamos ese artículo y no porque quieran vendérnoslo a toda costa. Se trata de demostrar que efectivamente no somos tontos y que aunque lo quiera todo, la avaricia debe ir en consonancia con la cartera.
PEPE CANTILLO