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Aureliano Sáinz | Discos y portadas (14)

Si no me equivoco, creo que el sonido que creó una verdadera estética visual y gráfica fue el movimiento de la psicodelia que se desarrolló allá por la década de los sesenta, especialmente en los Estados Unidos. Y es que el uso y abuso de los alucinógenos, especialmente el LSD, tan frecuentes en los grupos y cantantes, inevitablemente dejaron huellas no solo en las mentes de quienes eran adictos a los mismos, sino que las visiones alucinatorias fueron interpretadas como imágenes impresas en dibujos e ilustraciones.



Y es que las brillantes y coloristas imágenes que se formaban en las mentes cuando se acudían a tomar los alucinógenos acababan multiplicándose exponencialmente, se transformaban y giraban sobre sí mismas como si la realidad se contemplara desde un inmenso caleidoscopio en perpetuo movimiento.

Estas experiencias mentales-visuales fueron motivo para que los diseñadores de las portadas de discos y, especialmente, de los carteles que anunciaban los conciertos, las trasladaran a las carátulas y posters, creando con ello una estética barroca y compleja en la predominaban las formas que se retorcían y el uso de las letras curvadas como si fueran plantas de hiedras que crecían arqueándose.

Es la estética del denominado Flower Power, muy ligado al movimiento hippie que nace a mediados de los sesenta en aquel país, en gran medida como forma de vida que rechaza la sociedad consumista que se gestaba y como oposición a la guerra del Vietnam que tanto marcó a los jóvenes estadounidenses que, obligatoriamente, eran reclutados para luchar contra un pequeño país en el sudeste asiático.

Recordando a la psicodelia, a la que tanto debe la música indie, y como pequeño homenaje a una corriente tan creativa en los ámbitos musicales y gráficos, quisiera echar una breve mirada a algunos de los grupos de entonces y especialmente a uno de los máximos diseñadores de esta corriente: Rick Griffin.



Como ejemplo de esta estética, viene bien seleccionar como primer disco el de la banda The 13th Floor Elevators, residente en Austin (Texas) y liderada por Roky Erickson, que algunos lo calificaron como el Syd Barret de la psicodelia americana.

Lo cierto es que como Syd Barrett (uno de los creadores de Pink Floyd), los problemas mentales derivados de los efectos del LSD contribuyeron al deterioro de su salud, por lo que fue hospitalizado en 1968, dos años después de que el grupo sacara The Psychedelic Sounds of the 13th Floor Elevators.

Antes de que el álbum viera la luz, se le encargó la portada a John Cleveland, un artista de Austin quien realizaba pinturas al óleo en espectáculos en directo. El resultado es la alusión a un ojo, alrededor del cual aparece una explosión de formas y colores complementarios que excitan la vista. De igual modo, las letras y los números del nombre del grupo parecen retorcerse, con una tipografía que sería repetida hasta la saciedad por entonces.



En el año 1967 se editaría el segundo disco del primer supergrupo de la historia del rock: Cream. Liderado por Eric Clapton, a la guitarra, contaba con Jack Bruce, bajista y cantante, y a Peter “Ginger” Baker a la batería.

En Disraeli Gears se encuentran canciones inolvidables del grupo, caso de Sunshine of your love, que junto a White Room (perteneciente a su primer elepé) serían las más reconocidas del trío. La portada del disco fue encargada a Martin Sharp, director en su Australia natal de la revista contracultural Oz.

Sería Eric Clapton quien le propondría el diseño de la que sería una de las portadas psicodélicas más llamativas de esa década, puesto que Sharp acudió a la realización de un collage en el que aparecían los rostros recortados de Ginger Baker, Jack Bruce y Eric Clapton, a los que rodeó de objetos y formas que había sacado de diferentes libros, hasta alcanzar la abigarrada imagen que siempre es recordada.



La corta vida de Blue Cheer, grupo de San Francisco, con tres componentes al igual que Cream, se extiende desde 1968 hasta 1971, a pesar de que esporádicamente sacara algunos trabajos posteriores a esos cuatro años.

En el primero de sus discos, Vincebus Eruptum, editado en 1968, aparecían cuatro temas originales y dos versiones con muchos minutos de duración, dentro de los cuales se encontraban Rock Me Baby y, especialmente, Summertime Blues, cuya versión, que superaba a la que realizaron The Who, sería la seña de identidad de un grupo con un sonido potente y denso, como si fueran los anticipantes del heavy metal.

Toda la portada de color azul sobre un fondo grisáceo fue realizada por el prestigioso diseñador John Van Hamersveld. Responde a la estética de la psicodelia: en el círculo central se muestran los rostros de los tres componentes con el monocromatismo azul, al tiempo que la tipografía, o diseño de las letras del nombre y título del disco, se realizan uniéndolas con el intento de enmarcar el centro.



Hay dibujantes y diseñadores gráficos cuyos nombres están muy unidos a los de cantantes o grupos, porque fueron los encargados de realizarles algunas de las portadas de sus discos. Es el caso de Robert Crumb, cuya portada para el disco Cheap Thrills de Big Brother & The Holding Company, banda en la que se encontraba Janis Joplin, se hizo enormemente popular. O el de Rick Griffin con numerosas portadas para Grateful Dead. O, más aún, el de Roger Dean para el grupo de rock progresivo Yes, cuyas imágenes siempre contaron con sus diseños…

Pero dado que en esta ocasión hablamos de la psicodelia, inevitablemente hay que citar al grupo que mejor representó a este movimiento (con permiso de Jefferson Airplane). Me refiero a la banda comandada por Jerry García, grupo que tenía su centro en San Francisco, la cuna del movimiento hippie.

Para que veamos algunos de los diseños de Rick Griffin, traigo tres de las portadas que realizaría para los Grateful Dead, comenzando por el tercer disco que sacaban al mercado: Aoxomoxoa. Lo que más nos llama la atención es el trazado del nombre del grupo, con un tipo de diseño “gótico” de tipo tridimensional que se curva alrededor del sol.



Jerry García era el indiscutible líder de la banda formada en 1965, pues, tras fallecer en 1995, el resto de los miembros optaron por no continuar con el nombre de la misma, después de treinta años de actividad musical.

Quienes llegaron a conocerla a través de sus discos entendieron que era un grupo con la etiqueta de rock psicodélico, pero que en realidad fusionaba sonidos procedentes de ámbitos tan dispares como el rock, el blues, el bluegrass, el folk y el country, y todo ello con las largas improvisaciones que lograban en sus actuaciones en directo, lo que también les unía al jazz.

Su sexto disco, American Beauty, que vio la luz en 1970, fue uno de los más populares. Allí se encontraban temas como Box of Rain o Truckin’ que llegaron a venderse bien como singles, puesto que los que contenían sus actuaciones en directo no eran adecuados para escalar las listas de éxitos.

El trabajo que Rick Griffin realiza en esta ocasión se basa en el dibujo de una rosa, alrededor de la cual, y en círculo, diseña las dos palabras que configuran el título del disco. En este caso, las letras se engarzan entre sí, formando un cuerpo unitario.



Cierro este recorrido por la estética de la psicodelia con el disco que la banda de Jerry García sacó en 1975: Blues for Allah. El grupo seguiría publicando hasta 1990, con Without a Next, pero ya no contaban con Rick Griffin, dado que fallecería al año siguiente.

En la portada de Blues for Allah, Griffin camina por un manierismo que se aleja de los inicios de la estética de la psicodelia para entrar en diseños recargados y que eluden a culturas milenarias: árabe, egipcia, babilónica… Es el canto de cisne de un movimiento con una gran carga de imaginación y creatividad que no es posible olvidar, puesto que fue el germen musical y visual de mucho lo que siguió tras el mismo.

AURELIANO SÁINZ
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