El pasado 30 de enero, los Reyes de España ponían punto y final al centenario de Miguel de Cervantes, sin embargo, el legado del ilustre escritor sigue adelante. En un acto celebrado en el Palacio Real de Madrid, que estuvo presentado por la actriz Concha Velasco, el rey Felipe animaba a los presentes a esforzarse para que el mundo sea más cervantino, es decir, que sea un lugar en el que prime el diálogo y la libertad. El pasado año se conmemoraba el cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes con diversas acciones por todo el país, como por ejemplo la edición especial de El Coloquio de los Perros en la revista La Corredera.
El célebre relato ambientado en Montilla es una de las más significativas de las doce Novelas ejemplares de Cervantes, escritas entre 1590 y 1612 y publicadas en 1613 tras el éxito de la primera parte de El Quijote. El Coloquio de los Perros se encuentra dentro de las novelas que se consideran de índole realista, por contraste a otro grupo que se centra en ideales amorosos. Son las narraciones de carácter realista y costumbrista las que realmente han dejado huella en la Historia. Rinconete y Cortadillo es otro de los mejores ejemplos de este tipo de relatos que, con sus historias y su estilo, sirven a la vez de testimonio del pasado y de base para el futuro.
El propio Cervantes indica en el prólogo por qué sus novelas son ejemplares, ya que “si bien lo miras, no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso”. Lo que no se sabe es si el escritor era consciente de todo lo provechosas que iban a llegar a ser sus novelas.
Cervantes fue un innovador al introducir el costumbrismo en la narración. Eso nos ayuda a conocer cómo era la sociedad de la época, cuáles eran sus costumbres y también a situar el origen de muchas actividades que siguen vigentes. Está aceptado que el ‘21’, que todavía se juega hoy en día en los casinos, tiene su raíz en el juego de la “veintiuna” que se menciona en Rinconete y Cortadillo. La Biblioteca Nacional de Madrid acaba de inaugurar una exposición sobre el flamenco (que se podrá visitar hasta el 2 de mayo) en la que se incluye una edición de las Novelas ejemplares, puesto que es uno de los primeros documentos que recogen este arte. Son sólo un par de ejemplos, habría muchos más.
Las Novelas ejemplares son un retrato de la vida de los españoles -muchos de ellos andaluces- de finales del siglo XVI y principios del XVII. Además, funcionan como una fotografía de los lugares de aquel tiempo. El ayuntamiento de Montilla, que aparece en El Coloquio de los Perros como la iglesia de San Juan de Dios, o la casa de Las Camachas son ejemplos cercanos, pero hay muchos otros como los Jardines de La Buhaira en Sevilla o la fuente de la Venta de la Inés en Ciudad Real, que se cita también en El Quijote.
La obra de Cervantes nos sirve para pensar cómo era el pasado pero también sirvió para romper con él. El propio escritor fue consciente de su capacidad de asimilar los géneros literarios del momento y superarlos. En la época no se utilizaba en España el concepto de “novela” sino que lo hacían en Italia donde usaban “novella” para designar un relato corto distinto del “romanzo”, que era mucho más extenso. Cervantes no se limitó a copiar las obras italianas sino que las reinventó. A lo habido le añadió su inventiva y estilo, y lo más importante: las bajó a la realidad que le rodeaba. En su afán por construir historias que fueran como pequeñas lecciones de vida, en El Coloquio de los Perros o Rinconete y Cortadillo se refleja la picaresca que se vivía en las calles, con todo lo cómico y lo dramático que eso resulta.
Junto con El Quijote, las Novelas ejemplares se consideran el inicio de la novela moderna porque hasta entonces sólo se hablaba de lo ideal, no de lo real. Cervantes cambió eso y, curiosamente, al poner un espejo en la sociedad del siglo XVII consiguió que generaciones y generaciones se sigan reflejando en él.
El célebre relato ambientado en Montilla es una de las más significativas de las doce Novelas ejemplares de Cervantes, escritas entre 1590 y 1612 y publicadas en 1613 tras el éxito de la primera parte de El Quijote. El Coloquio de los Perros se encuentra dentro de las novelas que se consideran de índole realista, por contraste a otro grupo que se centra en ideales amorosos. Son las narraciones de carácter realista y costumbrista las que realmente han dejado huella en la Historia. Rinconete y Cortadillo es otro de los mejores ejemplos de este tipo de relatos que, con sus historias y su estilo, sirven a la vez de testimonio del pasado y de base para el futuro.
El propio Cervantes indica en el prólogo por qué sus novelas son ejemplares, ya que “si bien lo miras, no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso”. Lo que no se sabe es si el escritor era consciente de todo lo provechosas que iban a llegar a ser sus novelas.
Cervantes fue un innovador al introducir el costumbrismo en la narración. Eso nos ayuda a conocer cómo era la sociedad de la época, cuáles eran sus costumbres y también a situar el origen de muchas actividades que siguen vigentes. Está aceptado que el ‘21’, que todavía se juega hoy en día en los casinos, tiene su raíz en el juego de la “veintiuna” que se menciona en Rinconete y Cortadillo. La Biblioteca Nacional de Madrid acaba de inaugurar una exposición sobre el flamenco (que se podrá visitar hasta el 2 de mayo) en la que se incluye una edición de las Novelas ejemplares, puesto que es uno de los primeros documentos que recogen este arte. Son sólo un par de ejemplos, habría muchos más.
Las Novelas ejemplares son un retrato de la vida de los españoles -muchos de ellos andaluces- de finales del siglo XVI y principios del XVII. Además, funcionan como una fotografía de los lugares de aquel tiempo. El ayuntamiento de Montilla, que aparece en El Coloquio de los Perros como la iglesia de San Juan de Dios, o la casa de Las Camachas son ejemplos cercanos, pero hay muchos otros como los Jardines de La Buhaira en Sevilla o la fuente de la Venta de la Inés en Ciudad Real, que se cita también en El Quijote.
La obra de Cervantes nos sirve para pensar cómo era el pasado pero también sirvió para romper con él. El propio escritor fue consciente de su capacidad de asimilar los géneros literarios del momento y superarlos. En la época no se utilizaba en España el concepto de “novela” sino que lo hacían en Italia donde usaban “novella” para designar un relato corto distinto del “romanzo”, que era mucho más extenso. Cervantes no se limitó a copiar las obras italianas sino que las reinventó. A lo habido le añadió su inventiva y estilo, y lo más importante: las bajó a la realidad que le rodeaba. En su afán por construir historias que fueran como pequeñas lecciones de vida, en El Coloquio de los Perros o Rinconete y Cortadillo se refleja la picaresca que se vivía en las calles, con todo lo cómico y lo dramático que eso resulta.
Junto con El Quijote, las Novelas ejemplares se consideran el inicio de la novela moderna porque hasta entonces sólo se hablaba de lo ideal, no de lo real. Cervantes cambió eso y, curiosamente, al poner un espejo en la sociedad del siglo XVII consiguió que generaciones y generaciones se sigan reflejando en él.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR