La Hermandad Salesiana del Santísimo Cristo del Amor celebró este sábado, en una calurosa noche de verano, una emotiva salida procesional extraordinaria con motivo de su 75º aniversario fundacional, tras la eucaristía que se inició a las 21.00 de la noche en el Pabellón Miguel Rúa del Colegio Salesiano San Francisco Solano.
La celebración fue presidida por el sacerdote salesiano Ángel Asurmendi, quien ya participó durante la pasada Cuaresma en uno de los días del triduo de la hermandad salesiana, y contó con la presencia del alcalde de la localidad, Rafael Llamas, junto a representantes de las hermandades de Pasión y de Gloria y de la Agrupación de Cofradías, además de hermanos, fieles y devotos del Santísimo Cristo del Amor.
Una vez finalizada la eucaristía, se inició el cortejo, que encabezaba la cruz de guía de la Hermandad Salesiana del Santísimo Cristo del Amor, flanqueada por sus dos faroles de guía. Tras ellos, un buen número de hermanos, fieles y devotos se sumaron a la procesión con un cirio en sus manos.
Asimismo, representantes de la Representación Dramática de La Pasión, de las hermandades de Pasión y de Gloria y de la Agrupación de Cofradías se hicieron presentes en el guión procesional portando sus respectivos bordones, al igual que los distintos grupos de la Casa Salesiana de Montilla: la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos, las hermandades de la Juventud y de La Borriquita y la Archicofradía de María Auxiliadora.
Abrían camino al titular de la corporación del Miércoles Santo montillano los hermanos mayores que han presidido la hermandad en los últimos años, así como el sacerdote salesiano Ángel Asurmendi y los párrocos de San Sebastián, Antonio Ramírez Climent, y del templo de San Francisco Solano, Ángel Lara Merino, además de un representante de la Guardia Civil.
Seguidamente, se situó el Grupo de Metales de la Agrupación Musical La Unión, dando un aire distinto al de cada Miércoles Santo, aunque con un repertorio cuidado y seleccionado, dentro de la esencia y de los cánones característicos de solemnidad y seriedad de la cofradía.
A continuación de ellos, la cruz parroquial, el cuerpo de acólitos, ciriales e incensarios, portados por integrantes de su Grupo Joven, cerrando el cortejo, tras el Santísimo Cristo del Amor, cargado en su paso por su cuadrilla de hermanos costaleros, diversos integrantes de la hermandad salesiana, en su mayoría pertenecientes a su junta de gobierno, con cirio en mano.
En el transcurso de su itinerario por las calles de Montilla, se vivieron varios momentos emotivos durante esta salida procesional extraordinaria, como fue su llegada al arco y al convento de Santa Clara, donde las Madres Clarisas cantaron al Santísimo Cristo del Amor a las mismas puertas del patio del monasterio.
De igual manera, a media altura de la calle Escuelas, la Coral Montillana de Antiguos Alumnos Salesianos dedicó su música al crucificado de Amadeo Ruiz Olmos. Posteriormente, a su llegada a la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, el paso del Señor se giró, desde la calle Corredera, frente a las reliquias del Doctor de la Iglesia Universal.
Por su parte, en lugar del habitual rezo del vía crucis de cada Miércoles Santo, se ofrecieron cuatro reflexiones sencillas, al estilo de la congregación, acompañadas de una oración, con diversas muestras de adhesión. Dichas reflexiones se llevaron a cabo tanto a la salida como a la entrada del cortejo, así como a su llegada al monasterio de Santa Clara, y en su transcurrir por la calle Escuelas, a la altura de la casa donde vivía Manuel Luque Velasco, fundador y primer hermano mayor de la hermandad.
Pasadas las 00.30 de la medianoche, entraba el Santísimo Cristo del Amor al Pabellón Miguel Rúa del Colegio Salesiano San Francisco Solano, tras haber discurrido por las calles Cuesta del Silencio, Gran Capitán, Llano de Palacio, Santa Clara, San Luis, Escuelas, Fernández y Canivell, plazuela de la Inmaculada, Corredera, plaza de la Rosa, Arcipreste Fernández Casado y Cuesta del Silencio, donde el hermano mayor de la hermandad, Francisco Solano García Jiménez, y el sacerdote salesiano Ángel Asurmendi agradecieron su presencia y dieron las buenas noches a todos los hermanos, fieles y devotos asistentes.
La celebración fue presidida por el sacerdote salesiano Ángel Asurmendi, quien ya participó durante la pasada Cuaresma en uno de los días del triduo de la hermandad salesiana, y contó con la presencia del alcalde de la localidad, Rafael Llamas, junto a representantes de las hermandades de Pasión y de Gloria y de la Agrupación de Cofradías, además de hermanos, fieles y devotos del Santísimo Cristo del Amor.
Una vez finalizada la eucaristía, se inició el cortejo, que encabezaba la cruz de guía de la Hermandad Salesiana del Santísimo Cristo del Amor, flanqueada por sus dos faroles de guía. Tras ellos, un buen número de hermanos, fieles y devotos se sumaron a la procesión con un cirio en sus manos.
Asimismo, representantes de la Representación Dramática de La Pasión, de las hermandades de Pasión y de Gloria y de la Agrupación de Cofradías se hicieron presentes en el guión procesional portando sus respectivos bordones, al igual que los distintos grupos de la Casa Salesiana de Montilla: la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos, las hermandades de la Juventud y de La Borriquita y la Archicofradía de María Auxiliadora.
Abrían camino al titular de la corporación del Miércoles Santo montillano los hermanos mayores que han presidido la hermandad en los últimos años, así como el sacerdote salesiano Ángel Asurmendi y los párrocos de San Sebastián, Antonio Ramírez Climent, y del templo de San Francisco Solano, Ángel Lara Merino, además de un representante de la Guardia Civil.
Seguidamente, se situó el Grupo de Metales de la Agrupación Musical La Unión, dando un aire distinto al de cada Miércoles Santo, aunque con un repertorio cuidado y seleccionado, dentro de la esencia y de los cánones característicos de solemnidad y seriedad de la cofradía.
A continuación de ellos, la cruz parroquial, el cuerpo de acólitos, ciriales e incensarios, portados por integrantes de su Grupo Joven, cerrando el cortejo, tras el Santísimo Cristo del Amor, cargado en su paso por su cuadrilla de hermanos costaleros, diversos integrantes de la hermandad salesiana, en su mayoría pertenecientes a su junta de gobierno, con cirio en mano.
En el transcurso de su itinerario por las calles de Montilla, se vivieron varios momentos emotivos durante esta salida procesional extraordinaria, como fue su llegada al arco y al convento de Santa Clara, donde las Madres Clarisas cantaron al Santísimo Cristo del Amor a las mismas puertas del patio del monasterio.
De igual manera, a media altura de la calle Escuelas, la Coral Montillana de Antiguos Alumnos Salesianos dedicó su música al crucificado de Amadeo Ruiz Olmos. Posteriormente, a su llegada a la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, el paso del Señor se giró, desde la calle Corredera, frente a las reliquias del Doctor de la Iglesia Universal.
Por su parte, en lugar del habitual rezo del vía crucis de cada Miércoles Santo, se ofrecieron cuatro reflexiones sencillas, al estilo de la congregación, acompañadas de una oración, con diversas muestras de adhesión. Dichas reflexiones se llevaron a cabo tanto a la salida como a la entrada del cortejo, así como a su llegada al monasterio de Santa Clara, y en su transcurrir por la calle Escuelas, a la altura de la casa donde vivía Manuel Luque Velasco, fundador y primer hermano mayor de la hermandad.
Pasadas las 00.30 de la medianoche, entraba el Santísimo Cristo del Amor al Pabellón Miguel Rúa del Colegio Salesiano San Francisco Solano, tras haber discurrido por las calles Cuesta del Silencio, Gran Capitán, Llano de Palacio, Santa Clara, San Luis, Escuelas, Fernández y Canivell, plazuela de la Inmaculada, Corredera, plaza de la Rosa, Arcipreste Fernández Casado y Cuesta del Silencio, donde el hermano mayor de la hermandad, Francisco Solano García Jiménez, y el sacerdote salesiano Ángel Asurmendi agradecieron su presencia y dieron las buenas noches a todos los hermanos, fieles y devotos asistentes.
BENJAMÍN PORTERO DUQUE / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: PASIÓN POR MUNDA
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