La Basílica Pontificia de San Juan de Ávila ha acogido al mediodía de hoy el pregón de la Semana Santa, que ha pronunciado la montillana Soledad Gómez Navarro, profesora titular de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba. La presentación de la pregonera ha corrido a cargo de la también historiadora Inmaculada de Castro Peña, archivera municipal en el Ayuntamiento, quien ha tomado el uso de la palabra tras el concierto que ha ofrecido la Coral Montillana de Antiguos Alumnos Salesianos, bajo la dirección de Diego Hernández Gomariz.
Soledad Gómez, que recientemente ha recibido el Premio Juan Bernier de la Asociación "Arte, Historia y Arqueología" de Córdoba, siente una gran devoción desde la infancia por el Santísimo Cristo del Amor, a cuya hermandad pertenece, así como por María Auxiliadora y Nuestra Señora de la Soledad. Asimismo, la pregonera es hermana de la Real, Venerable e Ilustre Hermandad Servita de Nuestra Señora de los Dolores Coronada y Santísimo Cristo de la Clemencia de Córdoba, por cuya imagen siente también una manifiesta devoción.
Soledad Gómez Navarro ha expresado durante su pregón su percepción y su visión personal sobre las razones que llevan a celebrar en la actualidad la Semana Santa. A su vez, ha incidido en los motivos que empujaron a Jesucristo a morir en la cruz y ha resaltado la importancia de los Evangelios como fuente de conocimiento.
Con referencias a la extensa bibliografía existente sobre Jesús de Nazaret, la pregonera ha hecho gala de su profesión de historiadora y de su consideración de católica practicante, bases en la que han sustentado su proclamación de la Semana Mayor montillana.
De este modo, el perfil, el enfoque y gran parte de su contenido han sido de índole culturalista, al ser la Semana Santa, además de fenómeno religioso, de tipo cultural, desde una perspectiva que Soledad Gómez Navarro ha conocido por sus propias investigaciones como historiadora. De igual manera, ha tenido presente al Jesús histórico y al de la fe, el judío y el cristiano, "pues ambas facetas son indisociables", y por supuesto, la sociedad de su época y su problemática.
En la primera parte del pregón ha desarrollado la argumentación que justificó "la muerte de un justo", teniendo en cuenta que en su vida mortal, el Profeta de Galilea "sólo pasó haciendo el bien". Para sostener esta reflexión se ha apoyado, precisamente, en la compleja y conflictiva sociedad de su tiempo. De forma singular, en el significado y en la implicación de su predicación del Reino de Dios, en la última semana de su vida y en las consecuencias que acarrea, en uso de la libertad y de la voluntad humanas, el hecho de “matar a Dios”.
Y ahí justamente arrancó la segunda parte de su pregón, por cuanto, culturalmente, ese hecho supone una constante histórica presente en otras muchas culturas de nuestro ámbito cultural, "teniendo en cuenta que nuestra cultura es judeo-cristiana y greco-latina, y que quizás también actuó en la construcción del cristianismo, la del eterno retorno como expiación necesaria que necesita el ser humano ante un magno y desconcertante hecho cultural".
Apoyada, también en sus evocaciones montillanas, es en esa segunda parte donde Soledad Gómez Navarro ha desarrollado el sentido de la Semana Santa como fenómeno cultural más amplio, "de cadena eterna de expiación y esperanza", al que ha invitado a seguir contribuyendo.
Soledad Gómez, que recientemente ha recibido el Premio Juan Bernier de la Asociación "Arte, Historia y Arqueología" de Córdoba, siente una gran devoción desde la infancia por el Santísimo Cristo del Amor, a cuya hermandad pertenece, así como por María Auxiliadora y Nuestra Señora de la Soledad. Asimismo, la pregonera es hermana de la Real, Venerable e Ilustre Hermandad Servita de Nuestra Señora de los Dolores Coronada y Santísimo Cristo de la Clemencia de Córdoba, por cuya imagen siente también una manifiesta devoción.
Soledad Gómez Navarro ha expresado durante su pregón su percepción y su visión personal sobre las razones que llevan a celebrar en la actualidad la Semana Santa. A su vez, ha incidido en los motivos que empujaron a Jesucristo a morir en la cruz y ha resaltado la importancia de los Evangelios como fuente de conocimiento.
Con referencias a la extensa bibliografía existente sobre Jesús de Nazaret, la pregonera ha hecho gala de su profesión de historiadora y de su consideración de católica practicante, bases en la que han sustentado su proclamación de la Semana Mayor montillana.
De este modo, el perfil, el enfoque y gran parte de su contenido han sido de índole culturalista, al ser la Semana Santa, además de fenómeno religioso, de tipo cultural, desde una perspectiva que Soledad Gómez Navarro ha conocido por sus propias investigaciones como historiadora. De igual manera, ha tenido presente al Jesús histórico y al de la fe, el judío y el cristiano, "pues ambas facetas son indisociables", y por supuesto, la sociedad de su época y su problemática.
En la primera parte del pregón ha desarrollado la argumentación que justificó "la muerte de un justo", teniendo en cuenta que en su vida mortal, el Profeta de Galilea "sólo pasó haciendo el bien". Para sostener esta reflexión se ha apoyado, precisamente, en la compleja y conflictiva sociedad de su tiempo. De forma singular, en el significado y en la implicación de su predicación del Reino de Dios, en la última semana de su vida y en las consecuencias que acarrea, en uso de la libertad y de la voluntad humanas, el hecho de “matar a Dios”.
Y ahí justamente arrancó la segunda parte de su pregón, por cuanto, culturalmente, ese hecho supone una constante histórica presente en otras muchas culturas de nuestro ámbito cultural, "teniendo en cuenta que nuestra cultura es judeo-cristiana y greco-latina, y que quizás también actuó en la construcción del cristianismo, la del eterno retorno como expiación necesaria que necesita el ser humano ante un magno y desconcertante hecho cultural".
Apoyada, también en sus evocaciones montillanas, es en esa segunda parte donde Soledad Gómez Navarro ha desarrollado el sentido de la Semana Santa como fenómeno cultural más amplio, "de cadena eterna de expiación y esperanza", al que ha invitado a seguir contribuyendo.
BENJAMÍN PORTERO DUQUE / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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