La Brigada de Infantería Mecanizada (Brimz) Guzmán el Bueno X, con sede en Cerro Muriano, escogió ayer el incomparable marco del castillo de Montilla, lugar en el que vio la luz El Gran Capitán el 1 de septiembre de 1453, para clausurar los actos conmemorativos del quinto centenario del fallecimiento del militar montillano. Y lo hizo con un homenaje a los “soldados de todos los tiempos, encuadrados en los ejércitos de España, que un día lucharon con valor, sirvieron con lealtad y murieron con honor”.
El acto, que arrancó a las 12.30 del mediodía, estuvo presidido por el teniente general Francisco Javier Varela Salas, jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra, quien estuvo acompañado por el alcalde de Montilla y presidente de la cátedra Gran Capitán, Rafael Llamas, así como por numerosas autoridades civiles y militares, entre las que destacaban el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado; los parlamentarios andaluces María Jesús Serrano y Antonio Sánchez Villaverde; y tres exalcaldes de Montilla: Prudencio Ostos, Rosa Lucía Polonio y Federico Cabello de Alba.
Tras pasar revista a la fuerza en formación --una escuadra de gastadores de la Policía Militar y la banda de guerra de la Brigada Guzmán el Bueno X--, una sección de honores del batallón del Cuartel General X y una representación del Tercio Gran Capitán Primero de la Legión, con sede en Melilla, portó una corona de laurel que fue depositada por el teniente general Varela Salas y por el alcalde de Montilla en el nuevo monolito conmemorativo situado en uno de los muros laterales del alhorí del castillo.
“El Gran Capitán no ha muerto, ya que sigue y seguirá en el recuerdo de nuestras Fuerzas Armadas”, destacó el jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra, al término de un acto “sencillo y austero”, en palabras del propio teniente general Varela Salas, y que congregó en el entorno de la antigua fortaleza a decenas de montillanos.
Por su parte, el alcalde de Montilla, Rafael Llamas, reiteró el agradecimiento del Ayuntamiento y de la cátedra Gran Capitán a la Brigada Guzmán el Bueno X y recordó que el homenaje de ayer "supone realmente un punto y seguido en la colaboración que mantendrán el Ayuntamiento y la Brigada para seguir difundiendo la figura de El Gran Capitán”.
No en vano, el Consistorio montillano está ultimando los detalles del nuevo museo monográfico dedicado a Gonzalo Fernández de Córdoba que abrirá sus puertas en las próximas semanas en la antigua fortaleza medieval que perteneció a los señores de Aguilar y que fue mandada demoler en 1508 por orden de Fernando el Católico, como castigo a la rebelde conducta del primer marqués de Priego.
En este castillo nació Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, el 1 de septiembre de 1453, y en él permanecería hasta cumplir 14 años. La reconstrucción se llevó a cabo en el siglo XVIII, levantándose en su solar los graneros ducales, un inmenso monumento de sillería que se alza sobre las demás construcciones de la ciudad.
El Ayuntamiento de Montilla adquirió el castillo en 1998 y, desde entonces, ha venido siendo objeto de numerosos estudios arqueológicos. Precisamente, una de las iniciativas más interesantes de este gran proyecto cultural y turístico ha sido la creación de un parque arqueológico en las inmediaciones del Castillo, que ha servido para integrar el yacimiento ibérico que apareció en el subsuelo de la fortaleza.
El acto, que arrancó a las 12.30 del mediodía, estuvo presidido por el teniente general Francisco Javier Varela Salas, jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra, quien estuvo acompañado por el alcalde de Montilla y presidente de la cátedra Gran Capitán, Rafael Llamas, así como por numerosas autoridades civiles y militares, entre las que destacaban el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado; los parlamentarios andaluces María Jesús Serrano y Antonio Sánchez Villaverde; y tres exalcaldes de Montilla: Prudencio Ostos, Rosa Lucía Polonio y Federico Cabello de Alba.
Tras pasar revista a la fuerza en formación --una escuadra de gastadores de la Policía Militar y la banda de guerra de la Brigada Guzmán el Bueno X--, una sección de honores del batallón del Cuartel General X y una representación del Tercio Gran Capitán Primero de la Legión, con sede en Melilla, portó una corona de laurel que fue depositada por el teniente general Varela Salas y por el alcalde de Montilla en el nuevo monolito conmemorativo situado en uno de los muros laterales del alhorí del castillo.
“El Gran Capitán no ha muerto, ya que sigue y seguirá en el recuerdo de nuestras Fuerzas Armadas”, destacó el jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra, al término de un acto “sencillo y austero”, en palabras del propio teniente general Varela Salas, y que congregó en el entorno de la antigua fortaleza a decenas de montillanos.
Por su parte, el alcalde de Montilla, Rafael Llamas, reiteró el agradecimiento del Ayuntamiento y de la cátedra Gran Capitán a la Brigada Guzmán el Bueno X y recordó que el homenaje de ayer "supone realmente un punto y seguido en la colaboración que mantendrán el Ayuntamiento y la Brigada para seguir difundiendo la figura de El Gran Capitán”.
No en vano, el Consistorio montillano está ultimando los detalles del nuevo museo monográfico dedicado a Gonzalo Fernández de Córdoba que abrirá sus puertas en las próximas semanas en la antigua fortaleza medieval que perteneció a los señores de Aguilar y que fue mandada demoler en 1508 por orden de Fernando el Católico, como castigo a la rebelde conducta del primer marqués de Priego.
En este castillo nació Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, el 1 de septiembre de 1453, y en él permanecería hasta cumplir 14 años. La reconstrucción se llevó a cabo en el siglo XVIII, levantándose en su solar los graneros ducales, un inmenso monumento de sillería que se alza sobre las demás construcciones de la ciudad.
El Ayuntamiento de Montilla adquirió el castillo en 1998 y, desde entonces, ha venido siendo objeto de numerosos estudios arqueológicos. Precisamente, una de las iniciativas más interesantes de este gran proyecto cultural y turístico ha sido la creación de un parque arqueológico en las inmediaciones del Castillo, que ha servido para integrar el yacimiento ibérico que apareció en el subsuelo de la fortaleza.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR