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La cuestión griega

Seguramente no sabrá muy bien qué es lo que está pasando en Grecia y solo escuchará lo que dicen desde Europa. Voy a utilizar un símil fácil para explicarle qué es lo que ha pasado. Imagine que usted tiene un jefe que, utilizando su nombre, va pidiendo dinero a los bancos o a personas que quieren invertir sus ahorros. Usted no sabe que ha usado su nombre para obtener dinero y, además, no ha visto ni un euro de ese dinero.



El caso es que su jefe se ha gastado todo el dinero en lo que ha querido. Las personas que le prestaron quieren que les paguen los intereses que les prometieron y que se les devuelva el dinero. Y para cobrar se dirigen a usted, en cuyo nombre se endeudó su jefe.

En el símil, usted representa al pueblo griego y su jefe son los distintos gobiernos que ha habido en Grecia antes del que hay en la actualidad. Esos gobiernos han ido pidiendo dinero al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a otros países de la Unión Europea para pagar su mala gestión, su corrupción o su incapacidad para haber controlado los bancos griegos.

En definitiva, han endeudado a los griegos sin que estos hayan visto que con ese dinero mejoren las pensiones, la sanidad, la educación o las infraestructuras públicas. ¿El dinero prestado ha ido a manos correctas o a manos de especuladores? Por un lado, los gobernantes griegos han sido un cáncer para el pueblo y, por otro lado, tenemos al FMI y a la Unión Europea, que han jugado a ser prestamistas sin escrúpulos porque sabían para qué iba el dinero y han seguido prestando sin imponer auditorías previas y sin ningún tipo de control.

Pues ahora imaginemos que usted es pensionista y, claro, los bancos y los prestamistas quieren cobrar y le van a embargar todo lo que puedan. Lo que pretenden desde el FMI y desde Bruselas es que los griegos paguen, mediante la bajada de pensiones –algunas de las cuales ya han sido rebajadas en casi el 50 por ciento mediante la subida del IVA, lo que repercutirá en una subida de los precios que asfixiará más a las clases bajas– y la caída del gasto público –lo que dañará aún más la sanidad y la educación–. En resumen, todo lo que proponen son medidas inhumanas que dejarán a mucha gente con hambre y en situación de pobreza.

Verán que no hablan de auditar para ver qué han hecho con el dinero prestado, ni deciden perseguir a los defraudadores, corruptos y especuladores. No. Lo que quieren es que los de abajo paguen. Y ahí surge Robin Hood, que no es otro que el presidente del Gobierno heleno, Alexis Tsipras, que hasta ahora ha demostrado que tiene conciencia y que le duele que su gente sufra aún más. Por ello no quiere pagar, porque no puede hundir totalmente el país. Pero lo han puesto contra las cuerdas para que se rinda, cortándole el suministro de dinero para que el pueblo acepte de nuevo más dolor.

En el referéndum griego, lo que van a preguntar a los griegos es cómo se quieren suicidar: si mediante asfixia o con un tiro en la cabeza. Mi conciencia social y mi sentido de la justicia me hace sufrir porque es un caso claro de injusticia que los pobres paguen las fiestas de los de arriba. No entiendo cómo Alemania no es más flexible, después de lo que ellos sufrieron después de la Primera Guerra Mundial por las duras medidas a las que los sometieron, que hicieron que su sistema monetario se hundiera en 1923. La suerte que vamos a tener es que Grecia no es un país que vaya a desarrollar una carrera armamentística...

Como economista no entiendo cómo un organismo que defiende el capitalismo a ultranza, como la Unión Europea, no vea claro que la base del sistema es el consumo. Si Grecia hace lo que le piden caerá el consumo en picado y el paro y la deflación camparán por el país durante años.

Los españoles debemos estar atentos a lo que pasa en la cuna de la Democracia, porque nosotros podemos ser los siguientes. Y si creen que esto no es posible, infórmense de la deuda que tenemos. ¿Cuál es la salida? Seguramente, darle un balón de oxígeno a Grecia para que su economía crezca y así controlar el destino del dinero que se le presta. A lo mejor, como dice Tears for Fears, lo que pasa es que todos quieren controlar el mundo.

MARÍA JESÚS SÁNCHEZ

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