Miles de fieles abarrotaron ayer las calles del centro histórico de Córdoba para presenciar la Magna Mariana “Regina Mater”, una solemne procesión que reunió a 25 imágenes marianas de toda la provincia con el fin de conmemorar el 775 aniversario de la consagración al culto cristiano de la catedral de Córdoba.
Eran las cinco de la tarde cuando la primera de las imágenes, la del Carmen de San Cayetano, salía a la calle para dar comienzo así a la Magna Mariana que se vivió ayer en Córdoba, una celebración que dejó una estampa única en la capital: la de 25 advocaciones marianas de diversos puntos de la Diócesis, unidas en la catedral.
Al Carmen le siguió la Virgen de Belén, la de María Auxiliadora de Montilla, la de la Sierra de Cabra y así hasta la Virgen de la Fuensanta, que fue la última en salir de la parroquia de Santiago Apóstol, su templo asignado para la celebración, en torno a las 20.45 de la noche.
Una vez todas en la calle, fueron tomando rumbo hacia la Cruz del Rastro y el Paseo de la Ribera, comenzando así el recorrido oficial de la “Regina Mater”. Un recorrido presenciado por miles de personas que se agolpaban en las sillas instaladas para la ocasión por la Agrupación de Hermandades y Cofradías de la capital. Una por una fueron llegando hasta la Puerta del Triunfo donde el obispo, Demetrio Fernández, acompañado por el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Pedro Soldado, las fueron recibiendo con una oración.
Acto seguido, se fueron adentrando en el interior de la catedral. Allí, una vez congregadas todas las imágenes, Demetrio Fernández les dirigió unas palabras, rezó la Salve junto a ellas y les impartió la bendición, retomando de nuevo su itinerario por las calles de la ciudad, en dirección a cada uno de los templos asignados.
En el caso de María Auxiliadora de Montilla, su sede canónica eventual fue la iglesia del Colegio de Santa Victoria, muy cerca de la plaza de La Compañía, en pleno centro de la ciudad. El templo, que constituye el mejor ejemplo del neoclásico cordobés, acogió antes de la procesión una eucaristía en la que participó la delegación montillana y que estuvo presidida por María Auxiliadora, la primera de las imágenes presentes en la Magna Mariana en ser coronada canónicamente.
Durante el cortejo, la Virgen montillana ocupó el antepenúltimo lugar, por delante de las imágenes cordobesas de Nuestra Señora de los Dolores y la Fuensanta y fue acompañada por la Banda de Música de la Asociación Músico-Cultural Nuestra Señora de la Paz de la localidad jiennense de Marmolejo.
Eran las cinco de la tarde cuando la primera de las imágenes, la del Carmen de San Cayetano, salía a la calle para dar comienzo así a la Magna Mariana que se vivió ayer en Córdoba, una celebración que dejó una estampa única en la capital: la de 25 advocaciones marianas de diversos puntos de la Diócesis, unidas en la catedral.
Al Carmen le siguió la Virgen de Belén, la de María Auxiliadora de Montilla, la de la Sierra de Cabra y así hasta la Virgen de la Fuensanta, que fue la última en salir de la parroquia de Santiago Apóstol, su templo asignado para la celebración, en torno a las 20.45 de la noche.
Una vez todas en la calle, fueron tomando rumbo hacia la Cruz del Rastro y el Paseo de la Ribera, comenzando así el recorrido oficial de la “Regina Mater”. Un recorrido presenciado por miles de personas que se agolpaban en las sillas instaladas para la ocasión por la Agrupación de Hermandades y Cofradías de la capital. Una por una fueron llegando hasta la Puerta del Triunfo donde el obispo, Demetrio Fernández, acompañado por el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Pedro Soldado, las fueron recibiendo con una oración.
Acto seguido, se fueron adentrando en el interior de la catedral. Allí, una vez congregadas todas las imágenes, Demetrio Fernández les dirigió unas palabras, rezó la Salve junto a ellas y les impartió la bendición, retomando de nuevo su itinerario por las calles de la ciudad, en dirección a cada uno de los templos asignados.
En el caso de María Auxiliadora de Montilla, su sede canónica eventual fue la iglesia del Colegio de Santa Victoria, muy cerca de la plaza de La Compañía, en pleno centro de la ciudad. El templo, que constituye el mejor ejemplo del neoclásico cordobés, acogió antes de la procesión una eucaristía en la que participó la delegación montillana y que estuvo presidida por María Auxiliadora, la primera de las imágenes presentes en la Magna Mariana en ser coronada canónicamente.
Durante el cortejo, la Virgen montillana ocupó el antepenúltimo lugar, por delante de las imágenes cordobesas de Nuestra Señora de los Dolores y la Fuensanta y fue acompañada por la Banda de Música de la Asociación Músico-Cultural Nuestra Señora de la Paz de la localidad jiennense de Marmolejo.
REDACCIÓN / MONTILLA DIGITAL