Más de 200 sacerdotes de toda la Diócesis de Córdoba se desplazaron ayer a Montilla para participar en el tradicional encuentro sacerdotal en torno al sepulcro de San Juan de Ávila, patrono del clero secular español y Doctor de la Iglesia Universal. La multitudinaria peregrinación, que estuvo encabezada por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, contó con la presencia del cardenal arzobispo de Tegucigalpa, el hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, quien retornó diez años después a la localidad de la Campiña Sur, a la que se siente muy unido por la devoción que profesa a San Francisco Solano y por su estrecha vinculación con la Fundación Social Universal (FSU).
El encuentro arrancó pasadas las 10.30 de la mañana en el Teatro Garnelo, donde Rodríguez Maradiaga, presidente de Cáritas Internacional, defendió que los presbíteros encontrarán la "perfección sacerdotal" ejerciendo el "vínculo de la caridad pastoral".
"Hoy más que nunca se necesita una Iglesia samaritana y los buenos samaritanos deben ser sus pastores", dijo el purpurado hondureño, para quien "el presbítero tiene que ser un hombre de caridad, dejarse tocar el corazón al ver todas las miserias del mundo". En ese sentido, Rodríguez Maradiaga alentó a los sacerdotes a "hacer la voluntad del Padre, a llevar la misericordia y a salir a todas las periferias para llegar a todo el mundo, tal y como llama el Papa Francisco".
Tras la ponencia, Rodríguez Maradiaga se desplazó hasta el Colegio Salesiano "San Francisco Solano", que inauguraba la reforma de la iglesia-santuario de María Auxiliadora, anexa al centro educativo, un templo que el cardenal hondureño ya conoció durante su visita del año 2005, cuando llegó a ordenar a dos sacerdotes montillanos.
Coordinador del consejo de nueve cardenales que asesoran al Papa Francisco sobre la reforma de la Curia vaticana y el gobierno de la Iglesia, Rodríguez Maradiaga también presidió ayer la eucaristía en la Basílica de San Juan de Ávila junto a los presbíteros de la Diócesis, a quienes instó en su homilía a "ser ejemplo de vida como San Juan de Ávila, quien dedicó su vida a enseñar a todos que “Dios es amor".
Por su parte, el titular de la Diócesis también decidió dedicar su carta semanal al asceta manchego que vivió y murió en Montilla el 10 de mayo de 1569. "Dicen que su predicación era fuego encendido, que transformaba el corazón de los oyentes y los convertía de pecadores en santos: así le sucedió a san Juan de Dios", destacó Demetrio Fernández, quien recalcó que el denominado Apóstol de Andalucía fue "un precioso tratadista de la vida cristiana y de cómo vivirla en todos los estados de vida: casados, consagrados, sacerdotes, hombres y mujeres de toda clase y condición".
El encuentro arrancó pasadas las 10.30 de la mañana en el Teatro Garnelo, donde Rodríguez Maradiaga, presidente de Cáritas Internacional, defendió que los presbíteros encontrarán la "perfección sacerdotal" ejerciendo el "vínculo de la caridad pastoral".
"Hoy más que nunca se necesita una Iglesia samaritana y los buenos samaritanos deben ser sus pastores", dijo el purpurado hondureño, para quien "el presbítero tiene que ser un hombre de caridad, dejarse tocar el corazón al ver todas las miserias del mundo". En ese sentido, Rodríguez Maradiaga alentó a los sacerdotes a "hacer la voluntad del Padre, a llevar la misericordia y a salir a todas las periferias para llegar a todo el mundo, tal y como llama el Papa Francisco".
Tras la ponencia, Rodríguez Maradiaga se desplazó hasta el Colegio Salesiano "San Francisco Solano", que inauguraba la reforma de la iglesia-santuario de María Auxiliadora, anexa al centro educativo, un templo que el cardenal hondureño ya conoció durante su visita del año 2005, cuando llegó a ordenar a dos sacerdotes montillanos.
Coordinador del consejo de nueve cardenales que asesoran al Papa Francisco sobre la reforma de la Curia vaticana y el gobierno de la Iglesia, Rodríguez Maradiaga también presidió ayer la eucaristía en la Basílica de San Juan de Ávila junto a los presbíteros de la Diócesis, a quienes instó en su homilía a "ser ejemplo de vida como San Juan de Ávila, quien dedicó su vida a enseñar a todos que “Dios es amor".
Por su parte, el titular de la Diócesis también decidió dedicar su carta semanal al asceta manchego que vivió y murió en Montilla el 10 de mayo de 1569. "Dicen que su predicación era fuego encendido, que transformaba el corazón de los oyentes y los convertía de pecadores en santos: así le sucedió a san Juan de Dios", destacó Demetrio Fernández, quien recalcó que el denominado Apóstol de Andalucía fue "un precioso tratadista de la vida cristiana y de cómo vivirla en todos los estados de vida: casados, consagrados, sacerdotes, hombres y mujeres de toda clase y condición".
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN