Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una carta abierta escrita por un seguidor del periódico sobre el candidato del Partido Andalucista a la Alcaldía de Montilla, Luis López Santiago. Si desea participar en esta sección, puede hacer llegar un correo electrónico a montilladigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia. Si lo desea, puede acompañarla también de alguna fotografía.
Luis es un atípico político, que se ha embarcado en un proyecto importante y necesario para su ciudad, bajo unas siglas sí, pero sin colores que seguir sin más. Está claro que pensaréis que todo esto es palabrería política, demagogia, y que si leéis o escucháis que el objetivo de los cuatro candidatos es gobernar para todos los montillanos, todo os suene a la misma melodía, que tiene mucha letra pero poca música con la que bailar.
Esta reflexión es algo normal, sobre todo en la desilusión política que machaca al país, y que será muy díficil recuperar. Pero entonces es cuando nos detenemos y razonamos, y es ahí donde Luis aparece, como ese camino a escoger pero que dibuja rayos de luz al final.
Quien lo conoce sabe que es un hombre coherente, trabajador, luchador y con carisma. Una persona cercana, y que lejos de la distancia que en estos cuatro años se ha vivido en Montilla, entre su alcalde y equipo de gobierno con el pueblo, Luis te estrecha la mano, te sonríe, y te escucha sin más propósito que empatizar.
Pero lo más importante es que este Luis no nace hace unos meses, este Luis es así de siempre. Luis no utiliza la política como un trampolín a Madrid, y no mira a Montilla como un primer peldaño para pretender ser más de lo que en realidad es. Luis no quiere ir por delante de su pueblo, ni quiere que su equipo sean sus palmeros o "posturitas" (término muy de moda) sin ideología pero con un buen perfil en cámara y con una pluma con el poder de firmar.
Luis no busca una imagen "perfecta" ni ponerse medallas a sí mismo, ni darte una cita con retraso de hospital. Luis no va a desaparecer de Montilla porque aquí tiene su negocio, su familia, sus amigos, su vida; ni tampoco volverá los tres meses últimos tras cuatro años a hacerse fotos y a saludar, como el que viene un Viernes Santo o en Navidad y después se va.
Luis no quiere ser un Kennedy más. Luis no quiere entrar a un único bar, ni apoyar a una empresa sin escuchar a las demás. Luis quiere a personas, sin apodos, sin etiquetas, y que no piensen en el qué dirán. Luis ha propuesto opciones a su pueblo y soluciones a problemas reales de la ciudad, con los qué el se encuentra a diario, como uno más.
Luis no va a dejar una revista en la puerta de tu casa, como si de un catálogo de Ikea se tratase, diciéndote lo bien que monta los muebles, decora, y organiza tu menaje del hogar, pero sin agacharse para atornillar. Luis no va a decirte lo bien que lo ha hecho, cuando lo que triunfa en realidad son los proyectos de los demás.
Conocer a Luis, y quererlo hacer, es quitarse la venda, y dejar de dar vueltas de gallinita ciega en rotondas, que marean y dejan manchas de pintura, porque aún están sin secar. Luis no va a prometer cosas que luego no cumplirá. Podéis pensar que esta frase es otro tópico típico, pero él está limpio de causas y juramentos con los dedos cruzados por detrás.
Desde aquí te invitamos a que veas y escuches sus propuestas, a que lo conozcas, a que le preguntes, a que te acerques y le pidas lo que deseas para Montilla, para ti y para los demás. Quizás no lo hayas visto en todos los actos, y redes sociales que bombardean desde enero con selfies, sonrisas buscadas, y manos tendidas pero sin rozar, pero es que él es más de hacer la foto que de ponerse en primera fila, haciéndose un hueco en el centro, y mirando sólo al objetivo en el que lo publicarán.
Luis es un atípico político, que se ha embarcado en un proyecto importante y necesario para su ciudad, bajo unas siglas sí, pero sin colores que seguir sin más. Está claro que pensaréis que todo esto es palabrería política, demagogia, y que si leéis o escucháis que el objetivo de los cuatro candidatos es gobernar para todos los montillanos, todo os suene a la misma melodía, que tiene mucha letra pero poca música con la que bailar.
Esta reflexión es algo normal, sobre todo en la desilusión política que machaca al país, y que será muy díficil recuperar. Pero entonces es cuando nos detenemos y razonamos, y es ahí donde Luis aparece, como ese camino a escoger pero que dibuja rayos de luz al final.
Quien lo conoce sabe que es un hombre coherente, trabajador, luchador y con carisma. Una persona cercana, y que lejos de la distancia que en estos cuatro años se ha vivido en Montilla, entre su alcalde y equipo de gobierno con el pueblo, Luis te estrecha la mano, te sonríe, y te escucha sin más propósito que empatizar.
Pero lo más importante es que este Luis no nace hace unos meses, este Luis es así de siempre. Luis no utiliza la política como un trampolín a Madrid, y no mira a Montilla como un primer peldaño para pretender ser más de lo que en realidad es. Luis no quiere ir por delante de su pueblo, ni quiere que su equipo sean sus palmeros o "posturitas" (término muy de moda) sin ideología pero con un buen perfil en cámara y con una pluma con el poder de firmar.
Luis no busca una imagen "perfecta" ni ponerse medallas a sí mismo, ni darte una cita con retraso de hospital. Luis no va a desaparecer de Montilla porque aquí tiene su negocio, su familia, sus amigos, su vida; ni tampoco volverá los tres meses últimos tras cuatro años a hacerse fotos y a saludar, como el que viene un Viernes Santo o en Navidad y después se va.
Luis no quiere ser un Kennedy más. Luis no quiere entrar a un único bar, ni apoyar a una empresa sin escuchar a las demás. Luis quiere a personas, sin apodos, sin etiquetas, y que no piensen en el qué dirán. Luis ha propuesto opciones a su pueblo y soluciones a problemas reales de la ciudad, con los qué el se encuentra a diario, como uno más.
Luis no va a dejar una revista en la puerta de tu casa, como si de un catálogo de Ikea se tratase, diciéndote lo bien que monta los muebles, decora, y organiza tu menaje del hogar, pero sin agacharse para atornillar. Luis no va a decirte lo bien que lo ha hecho, cuando lo que triunfa en realidad son los proyectos de los demás.
Conocer a Luis, y quererlo hacer, es quitarse la venda, y dejar de dar vueltas de gallinita ciega en rotondas, que marean y dejan manchas de pintura, porque aún están sin secar. Luis no va a prometer cosas que luego no cumplirá. Podéis pensar que esta frase es otro tópico típico, pero él está limpio de causas y juramentos con los dedos cruzados por detrás.
Desde aquí te invitamos a que veas y escuches sus propuestas, a que lo conozcas, a que le preguntes, a que te acerques y le pidas lo que deseas para Montilla, para ti y para los demás. Quizás no lo hayas visto en todos los actos, y redes sociales que bombardean desde enero con selfies, sonrisas buscadas, y manos tendidas pero sin rozar, pero es que él es más de hacer la foto que de ponerse en primera fila, haciéndose un hueco en el centro, y mirando sólo al objetivo en el que lo publicarán.
LORENZO MONTILLA
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR