El Papa Francisco ha recibido hoy, de manos de una delegación formada por una veintena de personas de la localidad, el obsequio que el Ayuntamiento de Montilla acordó regalar a la Santa Sede con motivo de la proclamación de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal, un hecho que tuvo lugar el 7 de octubre de 2012 de manos de Benedicto XVI.
Tal y como avanzó en primicia Montilla Digital, el obsequio que el Consistorio ha entregado al Sumo Pontífice consiste en un lienzo de grandes dimensiones, obra de la artista montillana María José Ruiz, miembro de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, que plasmó con su magistral realismo la espiritualidad de una de las figuras clave del Siglo de Oro español.
La obra, que se presentó en Montilla el 6 de enero del pasado año durante el transcurso de una solemne eucaristía conmemorativa del 514º aniversario del nacimiento del Doctor de la Iglesia, fue encargada por el alcalde de la localidad a María José Ruiz, quien donó su excepcional trabajo al pueblo de Montilla.
Además del libro y del crucifijo que identifican iconográficamente al asceta manchego, el San Juan de Ávila concebido por María José Ruiz viste el característico roquete que lució en vida el sacerdote palmeño Antonio León Ortiz, canónigo honorario de la Santa Iglesia Catedral y párroco de la iglesia mayor de Santiago Apóstol de Montilla, fallecido en noviembre del 2009. De igual modo, sobre la sotana, el Apóstol de Andalucía porta la capa pluvial que, según la tradición, llevó el propio San Juan de Ávila y que era conservada por los padres jesuitas.
El rostro con el que la artista imaginó al nuevo Doctor de la Iglesia Universal resulta familiar para muchos montillanos. Y es que, como suele ser práctica habitual en muchas de sus obras, María José Ruiz se valió de un modelo "de carne y hueso", que posó durante largas horas ante la artista.
De esta forma, Francisco Repiso, un mecánico de 58 años que ha formado parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Misericordia, se vio encarnando a un ilustre personaje que, con su proclamación como Doctor de la Iglesia, forma parte de una pléyade de grandes figuras entre las que se encuentran San Isidoro de Sevilla (560-636), Santa Teresa de Jesús (1515-1582) o San Juan de la Cruz (1542-1591).
La localización de la escena tampoco es casual. No en vano, la artista quiso presentar al patrono del clero secular español en el patio de la que fuera su casa, junto al pozo, la parra y la zarza milagrosa que carece de espinas. De fondo, una pared encalada que proyecta con increíble precisión esa luz que se cuela rasante por entre las nubes y que María José Ruiz supo captar con la sensibilidad y la honestidad que irradian sus pinceles.
La ubicación final del cuadro no ha trascendido. La Santa Sede suele destinar a las misiones los presentes que recibe el sumo pontífice, especialmente en el caso de obras de gran formato. No obstante, tal y como precisaron fuentes próximas a la Basílica de San Juan de Ávila, el Vaticano mostró su voluntad de perpetuar la memoria del Doctor de la Iglesia Universal en una de las sacristías de San Pedro, ubicando un lienzo de menor formato justo enfrente de un retrato que inmortaliza a San Juan María Vianney, El Santo Cura de Ars, patrono de los párrocos de todo el mundo.
Tal y como avanzó en primicia Montilla Digital, el obsequio que el Consistorio ha entregado al Sumo Pontífice consiste en un lienzo de grandes dimensiones, obra de la artista montillana María José Ruiz, miembro de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, que plasmó con su magistral realismo la espiritualidad de una de las figuras clave del Siglo de Oro español.
La obra, que se presentó en Montilla el 6 de enero del pasado año durante el transcurso de una solemne eucaristía conmemorativa del 514º aniversario del nacimiento del Doctor de la Iglesia, fue encargada por el alcalde de la localidad a María José Ruiz, quien donó su excepcional trabajo al pueblo de Montilla.
Además del libro y del crucifijo que identifican iconográficamente al asceta manchego, el San Juan de Ávila concebido por María José Ruiz viste el característico roquete que lució en vida el sacerdote palmeño Antonio León Ortiz, canónigo honorario de la Santa Iglesia Catedral y párroco de la iglesia mayor de Santiago Apóstol de Montilla, fallecido en noviembre del 2009. De igual modo, sobre la sotana, el Apóstol de Andalucía porta la capa pluvial que, según la tradición, llevó el propio San Juan de Ávila y que era conservada por los padres jesuitas.
El rostro con el que la artista imaginó al nuevo Doctor de la Iglesia Universal resulta familiar para muchos montillanos. Y es que, como suele ser práctica habitual en muchas de sus obras, María José Ruiz se valió de un modelo "de carne y hueso", que posó durante largas horas ante la artista.
De esta forma, Francisco Repiso, un mecánico de 58 años que ha formado parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Misericordia, se vio encarnando a un ilustre personaje que, con su proclamación como Doctor de la Iglesia, forma parte de una pléyade de grandes figuras entre las que se encuentran San Isidoro de Sevilla (560-636), Santa Teresa de Jesús (1515-1582) o San Juan de la Cruz (1542-1591).
La localización de la escena tampoco es casual. No en vano, la artista quiso presentar al patrono del clero secular español en el patio de la que fuera su casa, junto al pozo, la parra y la zarza milagrosa que carece de espinas. De fondo, una pared encalada que proyecta con increíble precisión esa luz que se cuela rasante por entre las nubes y que María José Ruiz supo captar con la sensibilidad y la honestidad que irradian sus pinceles.
La ubicación final del cuadro no ha trascendido. La Santa Sede suele destinar a las misiones los presentes que recibe el sumo pontífice, especialmente en el caso de obras de gran formato. No obstante, tal y como precisaron fuentes próximas a la Basílica de San Juan de Ávila, el Vaticano mostró su voluntad de perpetuar la memoria del Doctor de la Iglesia Universal en una de las sacristías de San Pedro, ubicando un lienzo de menor formato justo enfrente de un retrato que inmortaliza a San Juan María Vianney, El Santo Cura de Ars, patrono de los párrocos de todo el mundo.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN