La Hermandad Salesiana del Santísimo Cristo del Amor, fundada oficialmente el 9 de marzo de 1941, celebrará el próximo Miércoles Santo, 1 de abril, su 75ª estación de penitencia por las calles de Montilla, cumpliendo sus bodas de platino el próximo año 2016. La primera estación de penitencia partió a las 23.00 de la noche del 9 de abril de 1941, Miércoles Santo.
En los primeros años de vida de esta hermandad se procesionaba una imagen de la iglesia de María Auxiliadora, que en la actualidad se venera en la capilla del Colegio Salesiano de San José del Valle, en Cádiz. La hermandad nació en el seno de la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos de Montilla como fruto de la gestión desarrollada por una comisión organizadora que estaba presidida por el desaparecido Manuel Luque Velasco.
En 1943 se decidió encargar la nueva talla, una imagen de Cristo crucificado, al imaginero valenciano Amadeo Ruiz Olmos. Fue en 1944 cuando, por primera vez, la actual imagen del Santísimo Cristo del Amor, que el pasado año cumplió 70 años, presidió el Vía Crucis Penitencial del Miércoles Santo en Montilla.
La talla, procesionada en medio del más absoluto silencio, refleja esa imagen serena y sosegada de Cristo muerto en la cruz. La cabeza inclinada hacia el pecho, los ojos cerrados, el cuerpo caído sobre manos y pies, sin rigores naturalistas, hecho que no resta valor a la gubia de Ruiz Olmos. Detalles que subliman el patetismo de la agonía y la muerte en el Gólgota para dar paso a una visión estática y sublime, una visión sin estridencias gestuales, que invita, sin duda, al silencio, al recogimiento y a la meditación.
El primer paso en el que durante años procesionó el Santísimo Cristo del Amor fue sustituido por el actual, obra del tallista montillano Antonio Herrador Navarro, quien consiguió conjugar la sobriedad del patíbulo con unas curiosas andas sepulcrales, a modo de catafalco, que realzan la escena dolorosa y dramática del calvario. Un trono que dispone de un mecanismo capaz de tender y levantar la cruz, permitiendo al paso del Santísimo Cristo del Amor salir sin dificultad por la puerta de la iglesia-santuario de María Auxiliadora y pasar por lugares tan típicos y hermosos como el arco de Santa Clara.
Una hermandad que tiene como peculiaridad propia, desde su inicio, la realización del Vía Crucis en silencio por las calles de Montilla y siguiendo además itinerarios diferentes cada año con objeto de acercar la imagen del Señor hasta barrios y calles no habituales en otros itinerarios semanasanteros.
Característico es, sin duda, el sonido propio, peculiar también, del tambor que, con un sonido uniforme repartido a lo largo de todo el guión procesional, marca el paso de los penitentes. Una imagen también característica es la de los cientos de nazarenos con túnica y cubrerrostro negro, cruz blanca trebolada en su pecho, guantes blancos y fajín y zapatillas de esparto, que portan el farol rojo "de sangre de Cristo". A ellos hay que añadir también algunos hermanos de cruz que la portan sobre su hombro, acompañando en actitud penitencial al Santísimo Cristo del Amor.
La nueva imagen del Santísimo Cristo del Amor
Una de las preocupaciones de la segunda Junta de Gobierno de la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor, presidida por Francisco Duque Ruiz, era adquirir una nueva imagen del Señor tallada en madera que sustituyera a la de pasta que los alumnos del Colegio Salesiano de Montilla regalaron en su día a Florencio Sánchez, director del mismo entre los años 1930 y 1939.
La nueva talla fue realizada por el escultor valenciano, residente en Córdoba, Amadeo Ruiz Olmos. Fue bendecida el 18 de marzo de 1944, último día de su solemne quinario y víspera de la festividad de San José, onomástica del director del colegio, por aquel entonces, José Báez. Actuaron como padrinos de la imagen José Pedraza Ponferrada y Carmela Ramírez Pino, estando también presente el sacerdote Antonio Sardón, uno de los fundadores de la hermandad.
La actual imagen del Santísimo Cristo del Amor realizó estación de penitencia por primera vez el 5 de abril de 1944, sustituyendo a la anterior que había procesionado entre 1941 y 1943, siendo ésta regalada a la Casa Salesiana de San José del Valle, en Cádiz, donde estaba Florencio Sánchez de director.
En los primeros años de vida de esta hermandad se procesionaba una imagen de la iglesia de María Auxiliadora, que en la actualidad se venera en la capilla del Colegio Salesiano de San José del Valle, en Cádiz. La hermandad nació en el seno de la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos de Montilla como fruto de la gestión desarrollada por una comisión organizadora que estaba presidida por el desaparecido Manuel Luque Velasco.
En 1943 se decidió encargar la nueva talla, una imagen de Cristo crucificado, al imaginero valenciano Amadeo Ruiz Olmos. Fue en 1944 cuando, por primera vez, la actual imagen del Santísimo Cristo del Amor, que el pasado año cumplió 70 años, presidió el Vía Crucis Penitencial del Miércoles Santo en Montilla.
La talla, procesionada en medio del más absoluto silencio, refleja esa imagen serena y sosegada de Cristo muerto en la cruz. La cabeza inclinada hacia el pecho, los ojos cerrados, el cuerpo caído sobre manos y pies, sin rigores naturalistas, hecho que no resta valor a la gubia de Ruiz Olmos. Detalles que subliman el patetismo de la agonía y la muerte en el Gólgota para dar paso a una visión estática y sublime, una visión sin estridencias gestuales, que invita, sin duda, al silencio, al recogimiento y a la meditación.
El primer paso en el que durante años procesionó el Santísimo Cristo del Amor fue sustituido por el actual, obra del tallista montillano Antonio Herrador Navarro, quien consiguió conjugar la sobriedad del patíbulo con unas curiosas andas sepulcrales, a modo de catafalco, que realzan la escena dolorosa y dramática del calvario. Un trono que dispone de un mecanismo capaz de tender y levantar la cruz, permitiendo al paso del Santísimo Cristo del Amor salir sin dificultad por la puerta de la iglesia-santuario de María Auxiliadora y pasar por lugares tan típicos y hermosos como el arco de Santa Clara.
Una hermandad que tiene como peculiaridad propia, desde su inicio, la realización del Vía Crucis en silencio por las calles de Montilla y siguiendo además itinerarios diferentes cada año con objeto de acercar la imagen del Señor hasta barrios y calles no habituales en otros itinerarios semanasanteros.
Característico es, sin duda, el sonido propio, peculiar también, del tambor que, con un sonido uniforme repartido a lo largo de todo el guión procesional, marca el paso de los penitentes. Una imagen también característica es la de los cientos de nazarenos con túnica y cubrerrostro negro, cruz blanca trebolada en su pecho, guantes blancos y fajín y zapatillas de esparto, que portan el farol rojo "de sangre de Cristo". A ellos hay que añadir también algunos hermanos de cruz que la portan sobre su hombro, acompañando en actitud penitencial al Santísimo Cristo del Amor.
La nueva imagen del Santísimo Cristo del Amor
Una de las preocupaciones de la segunda Junta de Gobierno de la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor, presidida por Francisco Duque Ruiz, era adquirir una nueva imagen del Señor tallada en madera que sustituyera a la de pasta que los alumnos del Colegio Salesiano de Montilla regalaron en su día a Florencio Sánchez, director del mismo entre los años 1930 y 1939.
La nueva talla fue realizada por el escultor valenciano, residente en Córdoba, Amadeo Ruiz Olmos. Fue bendecida el 18 de marzo de 1944, último día de su solemne quinario y víspera de la festividad de San José, onomástica del director del colegio, por aquel entonces, José Báez. Actuaron como padrinos de la imagen José Pedraza Ponferrada y Carmela Ramírez Pino, estando también presente el sacerdote Antonio Sardón, uno de los fundadores de la hermandad.
La actual imagen del Santísimo Cristo del Amor realizó estación de penitencia por primera vez el 5 de abril de 1944, sustituyendo a la anterior que había procesionado entre 1941 y 1943, siendo ésta regalada a la Casa Salesiana de San José del Valle, en Cádiz, donde estaba Florencio Sánchez de director.
BENJAMÍN PORTERO DUQUE / REDACCIÓN