La junta directiva de la Asociación de Artesanos de Montilla ha visitado recientemente la colección artística del monasterio de Santa Clara, edificado en el siglo XVI por mandato del primer marqués de Priego y declarado Monumento histórico-artístico en 1981, así como Bien de Interés Cultural (BIC) según la Ley de Patrimonio Histórico Español.
La visita ha sido propiciada por Juan Casado Alcaide, secretario de la asociación y colaborador del convento desde hace casi una década. No en vano, el historiador montillano lleva prácticamente diez años volcado en la defensa del patrimonio del cenobio, siendo artífice, en gran parte, de algunos de los logros que se han ido consiguiendo de cara a su conservación.
La visita de la asociación Solano Salido surge, pues, de la amistad y del cariño que las hermanas clarisas han manifestado hacia los artesanos montillanos y, en concreto, hacia el maestro tallista que da nombre al colectivo, como lo demuestran los numerosos encargos que ha llevado a cabo Francisco Solano Salido en esta casa: restauraciones de tallas, dorados, realización de la cruz en madera tallada del Padre de Familias, así como la realización en los años setenta de la talla y dorado del paso del crucificado que presidió el Concilio de Trento.
No menos importante es también la realización de la actual puerta principal del monasterio, realizada y colocada por otro de los miembros de la Asociación de Artesanos de Montilla, el maestro carpintero Manuel Leal Morales.
Durante el transcurso del encuentro, la Asociación de Artesanos hizo entrega a la abadesa del convento, María Jesús Blanco, de un cuadro realizado en tabla de madera pirograbada que representa el rostro de Jesús con corona de espinas, obra del artesano montillano Manuel Garrido Jiménez.
"De esta visita ha surgido un compromiso de colaboración en el que la asociación y sus artesanos se comprometen a respaldar la labor de conservación del patrimonio, poniendo a disposición la experiencia de los maestros artesanos para que las hermanas más jóvenes puedan aprender técnicas artesanales como bolillos, crochet u orfebrería", señalaron desde el colectivo.
La finalidad de esta iniciativa es propiciar que la comunidad clarisa disponga con los trabajos que realicen en artesanía de otra fuente de recursos que puedan ayudar a sufragar el mantenimiento del monasterio, compaginándolo junto a sus tradicionales dulces.
"Durante siglos, las hermanas clarisas se caracterizaron por la destreza y paciencia que ponían en sus primorosos trabajos de bordados y manualidades en flores de talco, muchos de los cuales pueden admirarse hoy en día", señalan desde la asociación Solano Salido, para añadir que estas habilidades, que eran transmitidas de unas hermanas a otras, con el paso de los años no han tenido continuidad, por lo que el colectivo se ofrece al monasterio para recuperar y enseñar diferentes técnicas artesanales a las hermanas más jóvenes.
Un recorrido por la memoria y la historia de Montilla
En el interior del convento de Santa Clara se aprecian unas dependencias que las hermanas de la orden clarisa franciscana han conservado con mucho tiempo y trabajo y que en buena hora se han habilitado zonas visitables al pueblo de Montilla y a los visitantes que se acercan a conocer la ciudad.
Una visita guiada por sor Teresa muestra y explica con fragmentos de histórica y siguiendo una línea cronológica por las diferentes dependencias visitables: antesacristía, sacristía externa, sala de los frailes, celda y oratorio de la condesa de Feria, claustro alto principal, sala capitular y coro alto.
Todo ello se complementa con la visita a la monumental iglesia, cubierta por un inigualable artesonado mudéjar. No se trata de un museo muerto, sino todo lo contrario: se trata de un monasterio edificado en 1525, por mandato del primer marqués de Priego, habitado por la comunidad de madres clarisas franciscanas.
En dichas estancias se pueden contemplar obras de arte de gran valor que abarcan desde el siglo XVI al XIX, de autores como Baltasar del Águila, Valdés Leal, Pedro Roldán, Pedro de Mena… Esculturas en madera policromada realizadas por las hermanas Cuetas de origen montillano e innumerables joyas, mobiliario y reliquias que guarda en sus muros este Monasterio, donde se conserva una espectacular colección de Niños Jesús del barroco que es única en el arte conventual.
Todo ello hace de Santa Clara un espacio especial, en el que las hermanas han conservado con tanto cariño durante siglos para que cuando llegase el momento, como ocurre ahora, pudiera ser visitada la colección artística y valorada en toda su dimensión por todas las personas que se interesan en conocer la cultura de Montilla.
A la terminación de la visita, la junta directiva de la Asociación de Artesanos adquirió libros de la historia de Santa Clara y se hizo buen acopio de los exquisitos dulces que elaboran las hermanas clarisas, concluyendo la jornada con la visita a la casa del maestro Solano Salido y de su esposa Aurora Mendoza, con quienes compartieron una animada tertulia.
La visita ha sido propiciada por Juan Casado Alcaide, secretario de la asociación y colaborador del convento desde hace casi una década. No en vano, el historiador montillano lleva prácticamente diez años volcado en la defensa del patrimonio del cenobio, siendo artífice, en gran parte, de algunos de los logros que se han ido consiguiendo de cara a su conservación.
La visita de la asociación Solano Salido surge, pues, de la amistad y del cariño que las hermanas clarisas han manifestado hacia los artesanos montillanos y, en concreto, hacia el maestro tallista que da nombre al colectivo, como lo demuestran los numerosos encargos que ha llevado a cabo Francisco Solano Salido en esta casa: restauraciones de tallas, dorados, realización de la cruz en madera tallada del Padre de Familias, así como la realización en los años setenta de la talla y dorado del paso del crucificado que presidió el Concilio de Trento.
No menos importante es también la realización de la actual puerta principal del monasterio, realizada y colocada por otro de los miembros de la Asociación de Artesanos de Montilla, el maestro carpintero Manuel Leal Morales.
Durante el transcurso del encuentro, la Asociación de Artesanos hizo entrega a la abadesa del convento, María Jesús Blanco, de un cuadro realizado en tabla de madera pirograbada que representa el rostro de Jesús con corona de espinas, obra del artesano montillano Manuel Garrido Jiménez.
"De esta visita ha surgido un compromiso de colaboración en el que la asociación y sus artesanos se comprometen a respaldar la labor de conservación del patrimonio, poniendo a disposición la experiencia de los maestros artesanos para que las hermanas más jóvenes puedan aprender técnicas artesanales como bolillos, crochet u orfebrería", señalaron desde el colectivo.
La finalidad de esta iniciativa es propiciar que la comunidad clarisa disponga con los trabajos que realicen en artesanía de otra fuente de recursos que puedan ayudar a sufragar el mantenimiento del monasterio, compaginándolo junto a sus tradicionales dulces.
"Durante siglos, las hermanas clarisas se caracterizaron por la destreza y paciencia que ponían en sus primorosos trabajos de bordados y manualidades en flores de talco, muchos de los cuales pueden admirarse hoy en día", señalan desde la asociación Solano Salido, para añadir que estas habilidades, que eran transmitidas de unas hermanas a otras, con el paso de los años no han tenido continuidad, por lo que el colectivo se ofrece al monasterio para recuperar y enseñar diferentes técnicas artesanales a las hermanas más jóvenes.
Un recorrido por la memoria y la historia de Montilla
En el interior del convento de Santa Clara se aprecian unas dependencias que las hermanas de la orden clarisa franciscana han conservado con mucho tiempo y trabajo y que en buena hora se han habilitado zonas visitables al pueblo de Montilla y a los visitantes que se acercan a conocer la ciudad.
Una visita guiada por sor Teresa muestra y explica con fragmentos de histórica y siguiendo una línea cronológica por las diferentes dependencias visitables: antesacristía, sacristía externa, sala de los frailes, celda y oratorio de la condesa de Feria, claustro alto principal, sala capitular y coro alto.
Todo ello se complementa con la visita a la monumental iglesia, cubierta por un inigualable artesonado mudéjar. No se trata de un museo muerto, sino todo lo contrario: se trata de un monasterio edificado en 1525, por mandato del primer marqués de Priego, habitado por la comunidad de madres clarisas franciscanas.
En dichas estancias se pueden contemplar obras de arte de gran valor que abarcan desde el siglo XVI al XIX, de autores como Baltasar del Águila, Valdés Leal, Pedro Roldán, Pedro de Mena… Esculturas en madera policromada realizadas por las hermanas Cuetas de origen montillano e innumerables joyas, mobiliario y reliquias que guarda en sus muros este Monasterio, donde se conserva una espectacular colección de Niños Jesús del barroco que es única en el arte conventual.
Todo ello hace de Santa Clara un espacio especial, en el que las hermanas han conservado con tanto cariño durante siglos para que cuando llegase el momento, como ocurre ahora, pudiera ser visitada la colección artística y valorada en toda su dimensión por todas las personas que se interesan en conocer la cultura de Montilla.
A la terminación de la visita, la junta directiva de la Asociación de Artesanos adquirió libros de la historia de Santa Clara y se hizo buen acopio de los exquisitos dulces que elaboran las hermanas clarisas, concluyendo la jornada con la visita a la casa del maestro Solano Salido y de su esposa Aurora Mendoza, con quienes compartieron una animada tertulia.
JULIO PORTERO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JULIO PORTERO
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