Con gran expectación. Así es como vivimos la consulta soberanista la gran mayoría de emigrantes que vinimos a Cataluña a trabajar y vivimos en ella desde finales de los años cincuenta. Muchos de mis amigos se abstuvieron por no formar parte de dicho montaje, una especie de votaciones bananeras que montaron Artur Mas y Oriol Junqueras en las que, para empezar, votaban chavales de 16 años cuando en toda Europa, como todos sabemos, la mayoría de edad se alcanza a los 18 años.
Pero es más: incluso votaban los emigrantes y los colegios electorales cerraron cuando a ellos les dio la gana. También hubo personas que votaron incluso en dos ocasiones. De hecho, a los pocos días de la votación bananera, una señora en la panadería se jactaba de que había votado dos veces para darle más votos y conseguir la independencia.
En el círculo de personas de mi edad en el que me desenvuelvo, todos emigrantes como yo y algún catalán con sentido común, se comenta que si algún día el Gobierno permitiese una consulta en Cataluña, el señor Mas y su compinche, el señor Junqueras, se iban a llevar el mayor chasco político de sus vidas porque entonces sí que iríamos a votar.
Pero como ya he comentado en más de una ocasión, Cataluña la levantamos los emigrantes con nuestro trabajo y con el de catalanes muy trabajadores, no como estos palmeros que acompañan al señor Mas y al señor Junqueras, que nos dicen que si no queremos ser independientes, por la puerta se va a la calle, y no quieren saber nada de aquellos que no queremos la independencia.
Yo le he dicho a más de una persona de unos 35 años, de esos muy fanáticos, que yo por los años soy más catalán que ellos, pues llevo aquí en esta tierra 57 años y tengo mis raíces catalanas: dos hijos y seis nietos. Y aunque de mi Montilla yo no me olvido y llevo y llevaré siempre en mi corazón a mi tierra, el trabajo que hemos hecho los emigrantes no nos lo van a negar estos extremistas que poco sudor y sacrificio han dejado en las empresas de Cataluña.
Solo os puedo decir lo que ya es sabido por la gran mayoría y no es otra que hemos perdido todo el bienestar que habíamos ganado con sangre, sudor y alguna lágrima. La sanidad está en estado deprimente y no por los profesionales, que son excepcionales, sino por los recortes que han aplicado el señor Mas y sus secuaces, que nos tienen cogidos hasta el pescuezo.
En fin, seguiremos como hasta ahora a la expectativa y esperamos seguir siendo españoles y catalanes, aunque los extremistas no quieran saber nuestra opinión y quieran que nos larguemos de esta tierra.
Pero es más: incluso votaban los emigrantes y los colegios electorales cerraron cuando a ellos les dio la gana. También hubo personas que votaron incluso en dos ocasiones. De hecho, a los pocos días de la votación bananera, una señora en la panadería se jactaba de que había votado dos veces para darle más votos y conseguir la independencia.
En el círculo de personas de mi edad en el que me desenvuelvo, todos emigrantes como yo y algún catalán con sentido común, se comenta que si algún día el Gobierno permitiese una consulta en Cataluña, el señor Mas y su compinche, el señor Junqueras, se iban a llevar el mayor chasco político de sus vidas porque entonces sí que iríamos a votar.
Pero como ya he comentado en más de una ocasión, Cataluña la levantamos los emigrantes con nuestro trabajo y con el de catalanes muy trabajadores, no como estos palmeros que acompañan al señor Mas y al señor Junqueras, que nos dicen que si no queremos ser independientes, por la puerta se va a la calle, y no quieren saber nada de aquellos que no queremos la independencia.
Yo le he dicho a más de una persona de unos 35 años, de esos muy fanáticos, que yo por los años soy más catalán que ellos, pues llevo aquí en esta tierra 57 años y tengo mis raíces catalanas: dos hijos y seis nietos. Y aunque de mi Montilla yo no me olvido y llevo y llevaré siempre en mi corazón a mi tierra, el trabajo que hemos hecho los emigrantes no nos lo van a negar estos extremistas que poco sudor y sacrificio han dejado en las empresas de Cataluña.
Solo os puedo decir lo que ya es sabido por la gran mayoría y no es otra que hemos perdido todo el bienestar que habíamos ganado con sangre, sudor y alguna lágrima. La sanidad está en estado deprimente y no por los profesionales, que son excepcionales, sino por los recortes que han aplicado el señor Mas y sus secuaces, que nos tienen cogidos hasta el pescuezo.
En fin, seguiremos como hasta ahora a la expectativa y esperamos seguir siendo españoles y catalanes, aunque los extremistas no quieran saber nuestra opinión y quieran que nos larguemos de esta tierra.
JUAN NAVARRO COMINO