La política, como la guerra, es, sin duda, la conquista de territorio, los soldados perdidos y las posibles alianzas. Pero en cada batalla y para la estrategia final cuentan también, y mucho, las pretensiones y las expectativas. Un avance incompleto puede ser muy frustrante y una pérdida dolorosa cuando se temía la debacle y la desbandada puede resultar alentadora incluso.
También es preciso señalar los puntos de partida. La lógica comparativa con ellos son las anteriores elecciones andaluzas, pero teniendo en cuenta los terremotos anunciados y las erupciones en nuestro mapa político que proclamaban las encuestas Atendiendo a todos estos parámetros, incluso a los sondeos a pie de urna, la primera conclusión evidente es que existen dos claros vencedores: Susana Díaz (PSOE) y Albert Rivera (C's), aunque el segundo no se presentara.
A Susana le ha salido la jugada. En Andalucía y para sus pretensiones en España. Llegó a parecer que no hasta en el sondeo de Canal Sur, pero fue que sí. Con menos votos que Griñán y un 5 por ciento menos, obtiene los mismos escaños, aprovechándose del tremendo bajón del PP (medio millon de sufragios y casi un 14 por ciento perdido) y de la fragmentación del voto que le beneficia en el reparto.
Ha colado lo del recambio del cambio de ellos mismos y ella misma, después de 30 años gobernando. La culpa de todo la tiene Mariano. Los andaluces, no todos pero bastantes, así lo entienden y si Susana no es Andalucía, votando se le parece mucho.
El otro ganador neto es Albert Rivera en lo que es su primeragran avance electoral fuera de Cataluña y tras haber quedado el de las europeas un tanto eclipsado por Podemos. Tenía razón el PP en preocuparse por ellos, aunque eso les llevara a hacerles la campaña con tremendos errores y estúpidos ataques que contribuyeron a lanzarlos. Han hecho un 9-9 y superan cualquier expectativa. Hace un mes, sus opciones eran mínimas.
Son los triunfadores, porque un tercero, quien en realidad más escaños ha ganado, queda en realidad varado. Podemos sí, pero menos. Las expectativas, las encuestas, el ruido, las israelitas de las 8 seguían en la nube y las urnas rebajaron, y como la euforia, de los anunciados 23 escaños se quedó en 15 y en menos del 15 por ciento de votos.
Frustración y frenazo de consecuencias nada buenas en una formación que se ha acostumbrado a ir de sobrado y proclamarse líder de la oposición sin tener siquiera escaño en el Parlamento. En el andaluz no sé si pintarán mucho.
Además, a quienes querían engullir de un bocado, IU, ha sobrevivido, que no es poco. Ha aguantado con cinco diputados y un 7 por ciento. Se cuentan entre los vencidos de la jornada, pero no han sido desbandados ni derrotados. Cuando su fin había sido anunciado, resulta que, aunque heridos, han salido vivos del embate.
Quizás eso es lo que se atreva a pensar, e incluso consuele, quien sin duda es el gran damnificado, el PP y Juanma Moreno Bonilla. Que “peor podía haber sido” y, en efecto, así parecía. Había quien anunciaba que perderían hasta 25 escaños y “solo” han perdido 17. Sus resultados, como los del PSOE en realidad, no se han apartado en porcentaje de las europeas, un 35 y un 25 por ciento, respectivamente.
Pero el miedo lo tienen metido en el cuerpo para las municipales, porque en la Junta poder no han perdido porque ninguno tenían, pero en las alcaldías sí los tiene: las ocho capitales de provincia. Y pueden perder hasta la hijuela.
Y como conclusión general. El bipartidismo, aunque haya dicho lo contrario Rivera y muchos pensaran a priori, no puede darse por muerto, con 80 escaños de un total de 109. Ha sufrido una merma considerable. Pero el PP, con todo su desgaste, resulta que tiene más escaños, 33, que suman entre los tres que le vienen a la zaga, 29. ¿Cambio de escenario? Desde luego. Con dos actores nuevos. Pero los protagonistas siguen siendo los que eran.
También es preciso señalar los puntos de partida. La lógica comparativa con ellos son las anteriores elecciones andaluzas, pero teniendo en cuenta los terremotos anunciados y las erupciones en nuestro mapa político que proclamaban las encuestas Atendiendo a todos estos parámetros, incluso a los sondeos a pie de urna, la primera conclusión evidente es que existen dos claros vencedores: Susana Díaz (PSOE) y Albert Rivera (C's), aunque el segundo no se presentara.
A Susana le ha salido la jugada. En Andalucía y para sus pretensiones en España. Llegó a parecer que no hasta en el sondeo de Canal Sur, pero fue que sí. Con menos votos que Griñán y un 5 por ciento menos, obtiene los mismos escaños, aprovechándose del tremendo bajón del PP (medio millon de sufragios y casi un 14 por ciento perdido) y de la fragmentación del voto que le beneficia en el reparto.
Ha colado lo del recambio del cambio de ellos mismos y ella misma, después de 30 años gobernando. La culpa de todo la tiene Mariano. Los andaluces, no todos pero bastantes, así lo entienden y si Susana no es Andalucía, votando se le parece mucho.
El otro ganador neto es Albert Rivera en lo que es su primeragran avance electoral fuera de Cataluña y tras haber quedado el de las europeas un tanto eclipsado por Podemos. Tenía razón el PP en preocuparse por ellos, aunque eso les llevara a hacerles la campaña con tremendos errores y estúpidos ataques que contribuyeron a lanzarlos. Han hecho un 9-9 y superan cualquier expectativa. Hace un mes, sus opciones eran mínimas.
Son los triunfadores, porque un tercero, quien en realidad más escaños ha ganado, queda en realidad varado. Podemos sí, pero menos. Las expectativas, las encuestas, el ruido, las israelitas de las 8 seguían en la nube y las urnas rebajaron, y como la euforia, de los anunciados 23 escaños se quedó en 15 y en menos del 15 por ciento de votos.
Frustración y frenazo de consecuencias nada buenas en una formación que se ha acostumbrado a ir de sobrado y proclamarse líder de la oposición sin tener siquiera escaño en el Parlamento. En el andaluz no sé si pintarán mucho.
Además, a quienes querían engullir de un bocado, IU, ha sobrevivido, que no es poco. Ha aguantado con cinco diputados y un 7 por ciento. Se cuentan entre los vencidos de la jornada, pero no han sido desbandados ni derrotados. Cuando su fin había sido anunciado, resulta que, aunque heridos, han salido vivos del embate.
Quizás eso es lo que se atreva a pensar, e incluso consuele, quien sin duda es el gran damnificado, el PP y Juanma Moreno Bonilla. Que “peor podía haber sido” y, en efecto, así parecía. Había quien anunciaba que perderían hasta 25 escaños y “solo” han perdido 17. Sus resultados, como los del PSOE en realidad, no se han apartado en porcentaje de las europeas, un 35 y un 25 por ciento, respectivamente.
Pero el miedo lo tienen metido en el cuerpo para las municipales, porque en la Junta poder no han perdido porque ninguno tenían, pero en las alcaldías sí los tiene: las ocho capitales de provincia. Y pueden perder hasta la hijuela.
Y como conclusión general. El bipartidismo, aunque haya dicho lo contrario Rivera y muchos pensaran a priori, no puede darse por muerto, con 80 escaños de un total de 109. Ha sufrido una merma considerable. Pero el PP, con todo su desgaste, resulta que tiene más escaños, 33, que suman entre los tres que le vienen a la zaga, 29. ¿Cambio de escenario? Desde luego. Con dos actores nuevos. Pero los protagonistas siguen siendo los que eran.
CHANI PÉREZ HENARES