Desde hace unos días, la parroquia de San Sebastián, el templo más antiguo de la localidad, acoge un solemne triduo en honor de su mártir titular, un capitán de la guardia pretoriana que fue condenado a morir a flechazos por orden del emperador Diocleciano.
Al término de cada una de las eucaristías, los fieles del Barrio de La Cruz tienen la oportunidad de besar la reliquia del dedo de San Sebastián, un hecho que es posible gracias a la astucia del escritor y periodista montillano José Ponferrada Gómez quien descubrió, allá por 1952, que el dedo del mártir romano se encontraba en Montilla.
A comienzos de la década de los cincuenta, José Ponferrada estaba desarrollando una intensa investigación mediante la cual pretendía desmentir las afirmaciones del prestigioso historiador Luis Ramírez de las Casas Deza quien, en una de sus obras, afirmaba que El Gran Capitán había visto la luz en Córdoba y no en el castillo de Montilla, como se venía aceptando tradicionalmente.
Por tal motivo, Ponferrada se hizo con un ejemplar de Las Crónicas del Gran Capitán, obra anónima del siglo XVI que fue recuperada por Bartolomé José Gallardo, y descubrió la adquisición por parte de Gonzalo Fernández de Córdoba de una reliquia del dedo de San Sebastián.
En efecto, tal como precisa este interesante códice, el militar montillano adquirió en 1503, durante el asalto y toma de Montecassino (Italia), varios ornamentos y objetos de culto que habían sido saqueados por los soldados que participaron en la batalla. La crónica señala que Gonzalo Fernández de Córdoba devolvió a la abadía todas las reliquias excepto “la de un dedo de San Sebastián que fue destinada a la iglesia del mismo nombre de Montilla”.
Este dato, que hasta entonces había pasado inadvertido entre los historiadores locales, provocó que las investigaciones de José Ponferrada dieran un giro copernicano, afanándose desde ese instante en la búsqueda de esta singular reliquia que, según el escritor, “señalaba Montilla como la patria chica de El Gran Capitán”.
Las pesquisas que Ponferrada realizó en la antigua iglesia de San Sebastián durante años fueron infructuosas. Sin embargo, tras constatar que la primera parroquia de Montilla estuvo cerrada al culto durante algunas décadas, José Ponferrada se decidió a indagar en el convento de Santa Clara, fundado por descendientes de la familia del militar y donde la reliquia, en caso de existir, podría haber quedado a salvo de las devastaciones que sufrieron los templos montillanos en épocas posteriores.
Una vez en el cenobio montillano, la abadesa dijo desconocer la existencia de una reliquia de San Sebastián en su convento, pero condujo al escritor hasta una estancia en la que se hallaba un lienzo del santo. Tras contemplarlo durante unos segundos, José Ponferrada se percató de que junto al marco existía un pequeño relicario plateado que, como no podía ser de otra forma, contenía una reliquia del dedo de San Sebastián.
Desde entonces, en torno a cada 20 de enero, los fieles montillanos tienen la oportunidad de besar esta reliquia que fue entregada a principios del siglo XVI a Pedro Fernández de Córdoba, primer Marqués de Priego y, por aquel entonces, hermano mayor de la ya desaparecida Cofradía de San Sebastián.
Todo listo para la 'candelá'
Si la lluvia no lo impide, el Llanete de la Cruz acogerá mañana, a partir de las 20.45 de la tarde, la tradicional candelá que congrega a grandes y pequeños alrededor de una hoguera que lleva prendiéndose en el mismo lugar desde hace muchos años y que, en esta edición, volverá a contar con la colaboración de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura, cuyos integrantes prepararán unos 40 kilos de chorizo para ser asados en la hoguera, así como unas deliciosas sopaipas con chocolate.
Al término de cada una de las eucaristías, los fieles del Barrio de La Cruz tienen la oportunidad de besar la reliquia del dedo de San Sebastián, un hecho que es posible gracias a la astucia del escritor y periodista montillano José Ponferrada Gómez quien descubrió, allá por 1952, que el dedo del mártir romano se encontraba en Montilla.
A comienzos de la década de los cincuenta, José Ponferrada estaba desarrollando una intensa investigación mediante la cual pretendía desmentir las afirmaciones del prestigioso historiador Luis Ramírez de las Casas Deza quien, en una de sus obras, afirmaba que El Gran Capitán había visto la luz en Córdoba y no en el castillo de Montilla, como se venía aceptando tradicionalmente.
Por tal motivo, Ponferrada se hizo con un ejemplar de Las Crónicas del Gran Capitán, obra anónima del siglo XVI que fue recuperada por Bartolomé José Gallardo, y descubrió la adquisición por parte de Gonzalo Fernández de Córdoba de una reliquia del dedo de San Sebastián.
En efecto, tal como precisa este interesante códice, el militar montillano adquirió en 1503, durante el asalto y toma de Montecassino (Italia), varios ornamentos y objetos de culto que habían sido saqueados por los soldados que participaron en la batalla. La crónica señala que Gonzalo Fernández de Córdoba devolvió a la abadía todas las reliquias excepto “la de un dedo de San Sebastián que fue destinada a la iglesia del mismo nombre de Montilla”.
Este dato, que hasta entonces había pasado inadvertido entre los historiadores locales, provocó que las investigaciones de José Ponferrada dieran un giro copernicano, afanándose desde ese instante en la búsqueda de esta singular reliquia que, según el escritor, “señalaba Montilla como la patria chica de El Gran Capitán”.
Las pesquisas que Ponferrada realizó en la antigua iglesia de San Sebastián durante años fueron infructuosas. Sin embargo, tras constatar que la primera parroquia de Montilla estuvo cerrada al culto durante algunas décadas, José Ponferrada se decidió a indagar en el convento de Santa Clara, fundado por descendientes de la familia del militar y donde la reliquia, en caso de existir, podría haber quedado a salvo de las devastaciones que sufrieron los templos montillanos en épocas posteriores.
Una vez en el cenobio montillano, la abadesa dijo desconocer la existencia de una reliquia de San Sebastián en su convento, pero condujo al escritor hasta una estancia en la que se hallaba un lienzo del santo. Tras contemplarlo durante unos segundos, José Ponferrada se percató de que junto al marco existía un pequeño relicario plateado que, como no podía ser de otra forma, contenía una reliquia del dedo de San Sebastián.
Desde entonces, en torno a cada 20 de enero, los fieles montillanos tienen la oportunidad de besar esta reliquia que fue entregada a principios del siglo XVI a Pedro Fernández de Córdoba, primer Marqués de Priego y, por aquel entonces, hermano mayor de la ya desaparecida Cofradía de San Sebastián.
Todo listo para la 'candelá'
Si la lluvia no lo impide, el Llanete de la Cruz acogerá mañana, a partir de las 20.45 de la tarde, la tradicional candelá que congrega a grandes y pequeños alrededor de una hoguera que lleva prendiéndose en el mismo lugar desde hace muchos años y que, en esta edición, volverá a contar con la colaboración de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura, cuyos integrantes prepararán unos 40 kilos de chorizo para ser asados en la hoguera, así como unas deliciosas sopaipas con chocolate.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN