Día triste para los cofrades montillanos y para los lectores de la revista Nuestro Ambiente. El poeta Antonio Ramírez Rey, pregonero de la Semana Santa de Montilla en el año 2002 y autor durante varias décadas de La Página Agrícola del Boletín Informativo que edita la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos, ha fallecido hoy a la edad de 84 años.
Casado con Rosario Pérez Rodríguez, Antonio Ramírez Rey era padre de tres hijos –Dulce, Antonio y Rafael–, así como abuelo de seis nietos: Dulce María, Carlos, Andrés, Antonio, Esperanza y Rafael.
Muy vinculado a la Semana Santa montillana, pertenecía a la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor desde su fundación, así como a la Hermandad del Sagrado Descendimiento, donde su hijo Rafael ha logrado granjearse el cariño y el reconocimiento de sus hermanos.
Poeta autodidacta, Antonio Ramírez Rey colaboraba como columnista de opinión en Onda Cero Montilla y publicó varios libros. En los dos primeros, Entre pámpanos y olivos (1981) y Al son de mi labranza (1987), daba rienda suelta a su amor por la poesía, que tuvo ocasión de demostrar en su pregón de Semana Santa, compuesto por 1.300 versos agrupados en quintillas.
Las personas que tuvieron la suerte de conocer a Antonio Ramírez Rey destacan, por encima de todo, el cariño y la dedicación que ponía a todas aquellas cosas en las que fijaba su atención este hombre enamorado de las tradiciones montillanas que vio la luz en el seno de una familia de agricultores.
Durante décadas, la jornada lectiva de Antonio Ramírez Rey se iniciaba con las primeras luces del alba. Antes incluso de que los gallos anunciasen la llegada del nuevo día, el enorme portón de la calle Fuente Álamo, que otrora custodiara el molino de aceituna de Don José Jaime Ruz, se abría para dar paso a una lección ex cátedra impartida a pie de tajo por un profesor de excepción.
Sin duda, Andrés Ramírez, su padre, tuvo la fortuna de contar a lo largo de su vida con una promoción de lujo: y es que sus hijos Pepe y Antonio demostraron siempre ser provechosos discípulos de un gran conocedor de la agricultura, capaz de inculcar a sus dos aventajados alumnos el amor por la tierra y la pasión por sus frutos.
En su camino al pago de Tintín, el pregonero de los campos que hoy se ha despedido para siempre de su Montilla natal se topó miles de veces con el paisaje más característico de esta zona. De hecho, el peculiar aroma que desprende la campiña cuando la brisa sopla desde El Portichuelo siempre formó parte de su misma esencia, de su ser más auténtico.
En 2006, Antonio Ramírez Rey presentó su penúltima obra, Setenta años de la agricultura montillana, todo un tratado vital que escudriñaba con detalle la realidad de los campos de la Campiña y que, además, sacaba a la luz una impresionante serie de recuerdos, tradiciones y vivencias. Un libro que era fruto de toda una vida de sensaciones, de sufrimientos y de alegrías que, en definitiva, acaban dando lugar a la mejor tesis doctoral posible.
Y en 2010 daría luz a su último libro, bajo el título Dichos, sentencias y refranes en verso, en el que repasaba, a lo largo de 174 páginas, algunas de esas sabias máximas que, en apenas una frase, encierran la filosofía de toda una vida.
El funeral corpore insepulto tendrá lugar mañana jueves 25 de diciembre, a las 15.30 de la tarde, en la parroquia de San Francisco Solano. El velatorio tendrá lugar en el Tanatorio San Francisco Solano, sito en la avenida del Marqués de la Vega y Armijo.
Casado con Rosario Pérez Rodríguez, Antonio Ramírez Rey era padre de tres hijos –Dulce, Antonio y Rafael–, así como abuelo de seis nietos: Dulce María, Carlos, Andrés, Antonio, Esperanza y Rafael.
Muy vinculado a la Semana Santa montillana, pertenecía a la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor desde su fundación, así como a la Hermandad del Sagrado Descendimiento, donde su hijo Rafael ha logrado granjearse el cariño y el reconocimiento de sus hermanos.
Poeta autodidacta, Antonio Ramírez Rey colaboraba como columnista de opinión en Onda Cero Montilla y publicó varios libros. En los dos primeros, Entre pámpanos y olivos (1981) y Al son de mi labranza (1987), daba rienda suelta a su amor por la poesía, que tuvo ocasión de demostrar en su pregón de Semana Santa, compuesto por 1.300 versos agrupados en quintillas.
Las personas que tuvieron la suerte de conocer a Antonio Ramírez Rey destacan, por encima de todo, el cariño y la dedicación que ponía a todas aquellas cosas en las que fijaba su atención este hombre enamorado de las tradiciones montillanas que vio la luz en el seno de una familia de agricultores.
Durante décadas, la jornada lectiva de Antonio Ramírez Rey se iniciaba con las primeras luces del alba. Antes incluso de que los gallos anunciasen la llegada del nuevo día, el enorme portón de la calle Fuente Álamo, que otrora custodiara el molino de aceituna de Don José Jaime Ruz, se abría para dar paso a una lección ex cátedra impartida a pie de tajo por un profesor de excepción.
Sin duda, Andrés Ramírez, su padre, tuvo la fortuna de contar a lo largo de su vida con una promoción de lujo: y es que sus hijos Pepe y Antonio demostraron siempre ser provechosos discípulos de un gran conocedor de la agricultura, capaz de inculcar a sus dos aventajados alumnos el amor por la tierra y la pasión por sus frutos.
En su camino al pago de Tintín, el pregonero de los campos que hoy se ha despedido para siempre de su Montilla natal se topó miles de veces con el paisaje más característico de esta zona. De hecho, el peculiar aroma que desprende la campiña cuando la brisa sopla desde El Portichuelo siempre formó parte de su misma esencia, de su ser más auténtico.
En 2006, Antonio Ramírez Rey presentó su penúltima obra, Setenta años de la agricultura montillana, todo un tratado vital que escudriñaba con detalle la realidad de los campos de la Campiña y que, además, sacaba a la luz una impresionante serie de recuerdos, tradiciones y vivencias. Un libro que era fruto de toda una vida de sensaciones, de sufrimientos y de alegrías que, en definitiva, acaban dando lugar a la mejor tesis doctoral posible.
Y en 2010 daría luz a su último libro, bajo el título Dichos, sentencias y refranes en verso, en el que repasaba, a lo largo de 174 páginas, algunas de esas sabias máximas que, en apenas una frase, encierran la filosofía de toda una vida.
El funeral corpore insepulto tendrá lugar mañana jueves 25 de diciembre, a las 15.30 de la tarde, en la parroquia de San Francisco Solano. El velatorio tendrá lugar en el Tanatorio San Francisco Solano, sito en la avenida del Marqués de la Vega y Armijo.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: FRANCIS SALAS
FOTOGRAFÍA: FRANCIS SALAS