Son muchos los lugares en Montilla que guardan una vinculación directa con San Francisco Solano. Su casa natal –sobre cuyo solar se levanta hoy la parroquia de El Santo-, el convento de Santa Clara, el Barrio de Las Tenerías o la Huerta de Huelma son enclaves solanistas que conservan la esencia de El Mejor de los Montillanos.
Sin duda, uno de los espacios que más conectan con la figura del patrón de Montilla es el antiguo convento de San Lorenzo que, entre los años 1569 y 1579 albergó al Taumaturgo del Nuevo Mundo. Y pese a que tan sólo se conserva, a duras penas, el arco que daba acceso al cenobio, este enclave tiene todavía una significación especial para los seguidores y devotos de El Santo.
“Hace pocos años vino un fraile misionero franciscano que no quiso regresar a América sin una reliquia del patrón”, recuerda la historiadora montillana Elena Bellido, quien relata que el religioso se acercó hasta la Huerta del Adalid y raspó uno de los cimientos de la portada para llevarse así un recuerdo a las tierras que el santo montillano había evangelizado siglos atrás.
El convento de San Lorenzo fue fundado por los frailes franciscanos a principios del siglo XVI. Situado en el paraje conocido como Huerta del Adalid, extramuros de la población y en dirección a Espejo, el convento se encuentra en estado ruinoso desde el siglo XVIII. Hoy sólo se conservan algunos restos, entre los que destaca la bella portada abocinada con decoración plateresca que daba entrada al recinto.
De esta forma, del convento que conoció en su día el Evangelizador de las Américas tan sólo queda en pie la portada renacentista atribuida a Hernán Ruiz I, que constituye una de las últimas muestras del plateresco español en la provincia.
El monumento, que desde el 16 de marzo de 2006 es de propiedad municipal, se encuentra en estado ruinoso después de haber sufrido dos importantes expolios en 1999 y 2005. Desde entonces, tanto el Ayuntamiento de Montilla como el Consejo Asesor de Patrimonio Histórico –un organismo formado por los grupos municipales y por representantes de los colectivos culturales de la ciudad- han reiterado en numerosas ocasiones la necesidad de actuar cuanto antes en la portada.
Tras el primer expolio sufrido por el monumento, se barajó la posibilidad de reconstruir la portada en un lugar más próximo al casco urbano, aunque un informe de la Junta desaconsejó el cambio de ubicación.
En marzo de 2005, la portada sufrió el segundo expolio en seis años, que se saldó con la sustracción de un enorme sillar que continúa en paradero desconocido y que contenía la talla de un ángel que sostenía una guirnalda floral. Asimismo, el último atentado afectó también al capitalillo que cubría las medias balaustradas que flanqueaban la portada, decorada con sillares despiezados alusivos a la Pasión de Jesucristo, lo que convertía al conjunto en un monumento único, de incalculable valor.
Sin duda, uno de los espacios que más conectan con la figura del patrón de Montilla es el antiguo convento de San Lorenzo que, entre los años 1569 y 1579 albergó al Taumaturgo del Nuevo Mundo. Y pese a que tan sólo se conserva, a duras penas, el arco que daba acceso al cenobio, este enclave tiene todavía una significación especial para los seguidores y devotos de El Santo.
“Hace pocos años vino un fraile misionero franciscano que no quiso regresar a América sin una reliquia del patrón”, recuerda la historiadora montillana Elena Bellido, quien relata que el religioso se acercó hasta la Huerta del Adalid y raspó uno de los cimientos de la portada para llevarse así un recuerdo a las tierras que el santo montillano había evangelizado siglos atrás.
El convento de San Lorenzo fue fundado por los frailes franciscanos a principios del siglo XVI. Situado en el paraje conocido como Huerta del Adalid, extramuros de la población y en dirección a Espejo, el convento se encuentra en estado ruinoso desde el siglo XVIII. Hoy sólo se conservan algunos restos, entre los que destaca la bella portada abocinada con decoración plateresca que daba entrada al recinto.
De esta forma, del convento que conoció en su día el Evangelizador de las Américas tan sólo queda en pie la portada renacentista atribuida a Hernán Ruiz I, que constituye una de las últimas muestras del plateresco español en la provincia.
El monumento, que desde el 16 de marzo de 2006 es de propiedad municipal, se encuentra en estado ruinoso después de haber sufrido dos importantes expolios en 1999 y 2005. Desde entonces, tanto el Ayuntamiento de Montilla como el Consejo Asesor de Patrimonio Histórico –un organismo formado por los grupos municipales y por representantes de los colectivos culturales de la ciudad- han reiterado en numerosas ocasiones la necesidad de actuar cuanto antes en la portada.
Tras el primer expolio sufrido por el monumento, se barajó la posibilidad de reconstruir la portada en un lugar más próximo al casco urbano, aunque un informe de la Junta desaconsejó el cambio de ubicación.
En marzo de 2005, la portada sufrió el segundo expolio en seis años, que se saldó con la sustracción de un enorme sillar que continúa en paradero desconocido y que contenía la talla de un ángel que sostenía una guirnalda floral. Asimismo, el último atentado afectó también al capitalillo que cubría las medias balaustradas que flanqueaban la portada, decorada con sillares despiezados alusivos a la Pasión de Jesucristo, lo que convertía al conjunto en un monumento único, de incalculable valor.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN