El señor Mas nos quiere llevar al huerto a la gran mayoría de los ciudadanos de Cataluña con su propuesta del derecho a decidir. Yo le preguntaría: ¿No sería más importante que usted y su Gobierno se preocuparan y pusiesen remedio al cierre de tantas empresas en Cataluña o de la fuga de talentos a otros lugares donde les atienden mejor, mientras aquí cada día hay más paro y más jóvenes que no pueden encontrar su primer empleo?
¿No sería mejor, señor Mas, que usted y su Gobierno dejaran de creerse los redentores de todo y no tuviesen como bandera su triunfo en la política con la dichosa independencia? ¿No sería mejor que se preocuparan de la gran cantidad de familias que no llegan a final de mes y pasan muchas penurias?
Familias enteras en el paro y sin cobrar nada, además de gran cantidad de jóvenes que aún no han trabajado en nada, que no tienen futuro ni ilusión por nada en esta vida, debido a que usted y sus secuaces no han hecho nada de nada: solo arruinar más aún a este país que era muy próspero y un ejemplo para el mundo.
Yo, señor Mas, entiendo su patriotismo catalán, pues me pongo dentro de su pellejo y lo entiendo: yo llevo 55 años en Cataluña y, a pesar de eso, me siento montillano por los cuatro costados. Con esto quiero decirle que todas las personas que emigramos en los años cincuenta también dimos todo nuestro esfuerzo para levantar Cataluña.
Una Cataluña que usted tanto proclama para que sea independiente y por la que poco hizo entonces, cuando usted y sus secuaces eran niños de papá. Y ahora, juntos con Esquerra Republicana, nos pretenden hacer comulgar con ruedas de molino, queriéndonos llevar al huerto de su Independencia.
Todas estas estadísticas que proclaman que de diez habitantes de Cataluña, siete quieren la independencia no son ciertas. La gran realidad es que son ustedes, los de Convergencia –y sus palmeros de Esquerra Republicana-, los que nunca han dado un palo al viento por trabajar por Cataluña: solo trabajan comiéndole el coco a la juventud, pasando de los grandes problemas que tenemos en esta tierra.
Y ahora, señor Mas, me permito hacerle unas observaciones. Usted y sus secuaces están destrozando la sanidad, que era una de las cosas mejores que teníamos en este país; están destrozando todo el bienestar que nos costó a los de mi época sudor y algunas lágrimas.
La gente de mi quinta corrió –corrimos- más de una vez por las calles de nuestras ciudades con la Policía en los talones por conseguir un mejor bienestar, cosa que usted y sus secuaces no creo que estuvieran por esos pagos. Corrimos luchando por el Estatut de Autonomía, mientras ustedes estarían todavía tomando el biberón con su chacha.
Después de muchas carreras por las calles y de muchas manifestaciones se consiguió y yo allí no vi a ninguno de sus palmeros. También luchamos lo indecible para que nuestros hijos aprendiesen desde pequeños el catalán, ya que el dictador no lo permitía y nosotros, constantes en esa lucha, lo conseguimos.
Muchas personas de nuestra época no estamos de acuerdo con sus arengas. Valdría más que usted y sus secuaces se dedicaran a solucionar los grandes problemas que tiene Cataluña: más trabajo para todos, especialmente para la juventud; una sanidad como teníamos…
Y le pido que deje las tijeras, que deje de recortar en todos los aspectos a los trabajadores: recórtense ustedes el sueldo, que lo tienen bien suculento. Y la última pregunta, señor Mas: ¿Viviremos mejor con la dichosa independencia? Eso no se lo cree ni usted ni sus secuaces, señor Mas.
¿No sería mejor, señor Mas, que usted y su Gobierno dejaran de creerse los redentores de todo y no tuviesen como bandera su triunfo en la política con la dichosa independencia? ¿No sería mejor que se preocuparan de la gran cantidad de familias que no llegan a final de mes y pasan muchas penurias?
Familias enteras en el paro y sin cobrar nada, además de gran cantidad de jóvenes que aún no han trabajado en nada, que no tienen futuro ni ilusión por nada en esta vida, debido a que usted y sus secuaces no han hecho nada de nada: solo arruinar más aún a este país que era muy próspero y un ejemplo para el mundo.
Yo, señor Mas, entiendo su patriotismo catalán, pues me pongo dentro de su pellejo y lo entiendo: yo llevo 55 años en Cataluña y, a pesar de eso, me siento montillano por los cuatro costados. Con esto quiero decirle que todas las personas que emigramos en los años cincuenta también dimos todo nuestro esfuerzo para levantar Cataluña.
Una Cataluña que usted tanto proclama para que sea independiente y por la que poco hizo entonces, cuando usted y sus secuaces eran niños de papá. Y ahora, juntos con Esquerra Republicana, nos pretenden hacer comulgar con ruedas de molino, queriéndonos llevar al huerto de su Independencia.
Todas estas estadísticas que proclaman que de diez habitantes de Cataluña, siete quieren la independencia no son ciertas. La gran realidad es que son ustedes, los de Convergencia –y sus palmeros de Esquerra Republicana-, los que nunca han dado un palo al viento por trabajar por Cataluña: solo trabajan comiéndole el coco a la juventud, pasando de los grandes problemas que tenemos en esta tierra.
Y ahora, señor Mas, me permito hacerle unas observaciones. Usted y sus secuaces están destrozando la sanidad, que era una de las cosas mejores que teníamos en este país; están destrozando todo el bienestar que nos costó a los de mi época sudor y algunas lágrimas.
La gente de mi quinta corrió –corrimos- más de una vez por las calles de nuestras ciudades con la Policía en los talones por conseguir un mejor bienestar, cosa que usted y sus secuaces no creo que estuvieran por esos pagos. Corrimos luchando por el Estatut de Autonomía, mientras ustedes estarían todavía tomando el biberón con su chacha.
Después de muchas carreras por las calles y de muchas manifestaciones se consiguió y yo allí no vi a ninguno de sus palmeros. También luchamos lo indecible para que nuestros hijos aprendiesen desde pequeños el catalán, ya que el dictador no lo permitía y nosotros, constantes en esa lucha, lo conseguimos.
Muchas personas de nuestra época no estamos de acuerdo con sus arengas. Valdría más que usted y sus secuaces se dedicaran a solucionar los grandes problemas que tiene Cataluña: más trabajo para todos, especialmente para la juventud; una sanidad como teníamos…
Y le pido que deje las tijeras, que deje de recortar en todos los aspectos a los trabajadores: recórtense ustedes el sueldo, que lo tienen bien suculento. Y la última pregunta, señor Mas: ¿Viviremos mejor con la dichosa independencia? Eso no se lo cree ni usted ni sus secuaces, señor Mas.
JUAN NAVARRO COMINO