El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha defendido esta tarde, durante el pregón de la Semana Santa de Montilla, el culto a las imágenes en tanto "objetos sagrados" que permiten "entrar en contacto con aquello que representan". Ante una abarrotada Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, el sucesor de Osio ha realizado un recorrido histórico por el origen de la iconodulia, esto es, la veneración de imágenes distinta de la idolatría –que tiene carácter hereje y que, por tanto, no es admitida por el catolicismo-.
Tras las palabras de bienvenida de José Almedina, rector de la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, se presentó en el altar mayor del templo de la calle Corredera la Coral Montillana de Antiguos Alumnos Salesianos que, bajo la dirección de Antonio Palma Varo, ofreció por espacio de media hora un concierto de música sacra.
A continuación, subió al atril el alcalde de Montilla, Federico Cabello de Alba, quien comenzó excusando la ausencia del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien había sido invitado por el propio regidor popular para presentar al pregonero de la Semana Santa montillana y que, por encontrarse en Roma con motivo de la entronización del Papa Francisco, no ha acudido finalmente a la cita, tal y como estaba anunciado.
En el texto firmado por Jorge Fernández Díaz, al que ha dado lectura Federico Cabello de Alba, el titular de Interior agradeció la "invitación que en su día me dirigió el señor alcalde para asistir a este acto y que, enseguida, acepté de muy buen grado" y lamentó no haber podido tampoco asistir a la Sentencia a Jesús, promovida anoche por la Centuria Romana Munda.
Una vez concluida la intervención de Cabello de Alba, el obispo de Córdoba se dirigió a los presentes afirmando que "pregonar la Semana Santa es anunciar el gran misterio de nuestra fe cristiana, es acercarse a Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, para contemplar el amor que Dios nos tiene al darnos a su Hijo único y sentirnos llamados a amarle en respuesta a tanto amor".
En los primeros compases de su intervención, Demetrio Fernández quiso dejar claro que había aceptado la invitación para ser pregonero de la Semana Santa de Montilla "como una excepción singular y sin que siente precedente para ningún otro lugar de la Diócesis". En ese sentido, el obispo explicó que "se trata de un acto muy especial, en el contexto de la vida religiosa de Montilla" que, además, se enmarca en el Año Jubilar de San Juan de Ávila, concedido por Benedicto XVI.
"Aceptando esta invitación quiero agradecer al mundo cofrade de Montilla la generosidad con que han acogido a San Juan de Ávila y lo han guardado como uno de sus mejores tesoros a lo largo de los siglos", continuó Demetrio Fernández. "No soy pregonero ni tengo madera de serlo; además, no he vivido la Semana Santa de Montilla", reconoció el obispo, para continuar diciendo que "antes que yo y después de mí, otros muchos lo harán mejor que yo porque conocen la Semana Santa montillana incomparablemente mejor que yo".
Al término del acto, que se prolongó más allá de las 14.20 de la tarde, Demetrio Fernández recibió de manos del presidente de la Agrupación de Cofradías, Antonio Luis Jiménez, la insignia de oro de la entidad que aglutina a las hermandades de Pasión de la localidad.
Cuarenta y un años pregonando la Semana Santa
El pregón que ha pronunciado esta tarde el obispo de Córdoba se ha convertido en el número cuarenta y uno de la historia cofrade de la localidad desde que, en 1973, el industrial montillano Julián Ramírez Pino inaugurara este solemne acto que, en sus dos primeras ediciones, se desarrolló en el Teatro Garnelo.
Tras pasar por distintos escenarios –como el recordado Cinema Palacio, el teatro del Colegio San Luis y San Ildefonso o el salón de actos del Círculo Artesano- el acto del pregón terminó recalando en la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila –entonces conocida como iglesia de La Encarnación-. Corría el año de 1990 y el encargado de tomar la palabra en aquella ocasión fue Rafael Cabello de Alba y Gracia.
Desde entonces, tan solo en dos ocasiones se ha variado el escenario: la primera, en 2006, con ocasión del pregón de Antonio Mejías Gómez, que tuvo lugar en la Iglesia-Santuario de María Auxiliadora; la otra, en 2010, cuando la conmemoración del Año Jubilar de San Francisco Solano motivó que Antonio Ramírez Luque-Romero pregonara la Semana Mayor desde la casa natal de El Santo.
Si lo desea, puede compartir este contenido: Tras las palabras de bienvenida de José Almedina, rector de la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, se presentó en el altar mayor del templo de la calle Corredera la Coral Montillana de Antiguos Alumnos Salesianos que, bajo la dirección de Antonio Palma Varo, ofreció por espacio de media hora un concierto de música sacra.
A continuación, subió al atril el alcalde de Montilla, Federico Cabello de Alba, quien comenzó excusando la ausencia del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien había sido invitado por el propio regidor popular para presentar al pregonero de la Semana Santa montillana y que, por encontrarse en Roma con motivo de la entronización del Papa Francisco, no ha acudido finalmente a la cita, tal y como estaba anunciado.
En el texto firmado por Jorge Fernández Díaz, al que ha dado lectura Federico Cabello de Alba, el titular de Interior agradeció la "invitación que en su día me dirigió el señor alcalde para asistir a este acto y que, enseguida, acepté de muy buen grado" y lamentó no haber podido tampoco asistir a la Sentencia a Jesús, promovida anoche por la Centuria Romana Munda.
Una vez concluida la intervención de Cabello de Alba, el obispo de Córdoba se dirigió a los presentes afirmando que "pregonar la Semana Santa es anunciar el gran misterio de nuestra fe cristiana, es acercarse a Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, para contemplar el amor que Dios nos tiene al darnos a su Hijo único y sentirnos llamados a amarle en respuesta a tanto amor".
En los primeros compases de su intervención, Demetrio Fernández quiso dejar claro que había aceptado la invitación para ser pregonero de la Semana Santa de Montilla "como una excepción singular y sin que siente precedente para ningún otro lugar de la Diócesis". En ese sentido, el obispo explicó que "se trata de un acto muy especial, en el contexto de la vida religiosa de Montilla" que, además, se enmarca en el Año Jubilar de San Juan de Ávila, concedido por Benedicto XVI.
"Aceptando esta invitación quiero agradecer al mundo cofrade de Montilla la generosidad con que han acogido a San Juan de Ávila y lo han guardado como uno de sus mejores tesoros a lo largo de los siglos", continuó Demetrio Fernández. "No soy pregonero ni tengo madera de serlo; además, no he vivido la Semana Santa de Montilla", reconoció el obispo, para continuar diciendo que "antes que yo y después de mí, otros muchos lo harán mejor que yo porque conocen la Semana Santa montillana incomparablemente mejor que yo".
Al término del acto, que se prolongó más allá de las 14.20 de la tarde, Demetrio Fernández recibió de manos del presidente de la Agrupación de Cofradías, Antonio Luis Jiménez, la insignia de oro de la entidad que aglutina a las hermandades de Pasión de la localidad.
Cuarenta y un años pregonando la Semana Santa
El pregón que ha pronunciado esta tarde el obispo de Córdoba se ha convertido en el número cuarenta y uno de la historia cofrade de la localidad desde que, en 1973, el industrial montillano Julián Ramírez Pino inaugurara este solemne acto que, en sus dos primeras ediciones, se desarrolló en el Teatro Garnelo.
Tras pasar por distintos escenarios –como el recordado Cinema Palacio, el teatro del Colegio San Luis y San Ildefonso o el salón de actos del Círculo Artesano- el acto del pregón terminó recalando en la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila –entonces conocida como iglesia de La Encarnación-. Corría el año de 1990 y el encargado de tomar la palabra en aquella ocasión fue Rafael Cabello de Alba y Gracia.
Desde entonces, tan solo en dos ocasiones se ha variado el escenario: la primera, en 2006, con ocasión del pregón de Antonio Mejías Gómez, que tuvo lugar en la Iglesia-Santuario de María Auxiliadora; la otra, en 2010, cuando la conmemoración del Año Jubilar de San Francisco Solano motivó que Antonio Ramírez Luque-Romero pregonara la Semana Mayor desde la casa natal de El Santo.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: FRANCIS SALAS
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