Una pala, un hoyo y un vino ahuevado. Y todos nosotros boleados para adentro. Ese debería ser nuestro turrón. Que el destino nos embazara y nos diera una hostia reglamentaria. Eso sí, después de cachear a los líderes de la Cosa Nostra: a la estampía de los Bandidos de la Gusanera. Difícil resulta no bizcornear ante esta salvaje guerra partisana que ha sacudido al país desde que se nos cayó el diseño geométrico del sistema financiero y dejó el manto terrestre en cueros.
Le han arrebatado la bechamel al país de la croqueta y el gato se ha comido al canario. Los Tigres de Arkan devoran próstatas y maestranzas y hasta las viejas se disfrazan de normandos, preparándose para entrar en la cajonera matando. Estábamos muertos. Que sí, aunque el estilista nos diera sombra de ojos y nos cardara el pelo como a una gata. Bajo mármol blanco yugoslavo o lápida verde San Francisco. Pero estábamos fiambres. Lo estábamos antes de que la ametralladora se quedara sorda y se nos volcara a horcajadas sobre la libreta del banco.
El mayor best seller de estos tiempos no son los latigazos del yuppie de Grey sino la libretilla leída por la calle sin anestesia y con los vergajazos del propio Banco. Estábamos tan entusiasmados con la menestra y el pan de cada día, éramos tan juiciosamente gregorianos, que no fuimos capaces de entreverar que éramos un pellejo de viento, un chacó sin identificar.
Nos hemos convertido en toda una confederación de vencidos, anodinos y paralímpicos, gentes que sienten que han perdido la bombilla y con ello el estribo de sus vidas. Naderías. Hay que apurar el sol y darse de narices veinte veces. Pero nosotros, no. Empecinados en que nos han quitado tal cosa, que nos han robado cual cosa. Y una mierda.
Que tú no has cumplido con tu obligación de ciudadano. Ciudadano correcto, informado, libre, fiscalizador, absoluto, claro y transparente. Eres un chirimbolo que sólo espera que le den, que le den, que le den... alpiste o lo que sea, pero que le azuleen la vida. Y eso no es así. Eso es propio de pobrecitos que se asolean por poco cuando el Poder así lo quiere.
¿Dónde han quedado los bemoles, los cojones, los óvulos para carear nuestras vidas? ¿Qué es eso de que me han quitado tal...? Nos han quitado la bechamel y ahora le lloramos al papelillo arrugado del Ferrero Rocher. Nos dejan malnutridos y sin el picaporte. Pero amarilleamos, para no faltar con la Historia ni con los mayorazgos.
Paro, desahucios, un país donde tiene asiento todo abuso, donde la Justicia es un maltrapillo golfo y donde lo que nos jode no es que roben a mano armada: nos jode que no seamos nosotros quienes lo hayamos hecho. ¿El pecado de Urdangarín? El pecado del pariente de un poderoso que no se ha sabido lavar bien las manos.
¿Quién se queja del Duque Ereccionado? ¿Quién no enchufa si puede? Si estos de arriba cometen estas tropelías... ¡cuántas se cometen en ayuntamientos y empresas quemando currículos y contratando ineptos! Somos mezquinos, mentirosos y nihilistas. ¿Acaso esta gente no ha sido fraude antes de la llamada "crisis"?
Pero nos joroba el tema ahora. Mientras teníamos dinero en pandilla y redes para recogerlo, nada nos molestaba. Los políticos eran unos cabrones, nuestros cabrones, los votábamos con primor enseñando DNI como la que ofrece nata sobre las tetas, y después nos íbamos a tomar gambas y cervecita fría para criticarlos.
Y seguíamos siendo caballos obedientes, que obedecen al freno y al retrueque. Y la sesera silbando como el cocido olvidado en la vitrocerámica. Ellos han sido competentes con su trabajo de usurpadores de la política. Han sido consecuentes con su condición arribista y purulenta. Se están ganado la vida, por Dios, que la buena vida no se consigue con las corvetas del potro sino con las corvinas del cuervo. Nosotros hemos sido silenciarios, les hemos dejado la refinería y ahora exigimos manutención. Muy bonito. ¡Viva el Estado paternalista, tutelar, fascista, benefactor!
Monos de feria es lo que somos. Deambulamos sin querencias, atolondrados, huérfanos como esos niños indígenas que se caen del rebozo y de la manta de sus madres, con las barrigas abiertas y la luz apagada, atascados en una absoluta incomprensión de nuestros intereses. Sin claridad de ideas, sin línea de conducta y repletos de parcialidades y vaguedades.
Algunos prosiguen con su cortocircuitado refugio de malabarismos y otros ya blanden pistola, el arma del cobarde, guardada en secreto con el resto de la charcutería. Otros esgrimen una lata azul de Nivea a marchas de Jijona y por derroteros de isótopos de esperma. La gran mayoría, senil y muertera, espléndida: putas con burka y pestañina, acopladas al remojadero de bacalao, a la espera atigrada de que caiga uno u otro coronel bajo la muela sedienta de las "franciscas" de tiempos de la Conquista. En común guardamos todos el bañadero de moscas y la traición a granel.
Esta democracia salchichonera con el hule rajado por el cuchillón no ha dejado de presentar ese tono mineral de la chicuela que pasea por la calle con el tubo de escape con aroma a Fructis de Garnier y el maillot rebombando. Que le tocan la flauta y chispea. A la que todos queremos seducir. Comienza el apresurado rearme de mutiladores y fanáticos, salvapatrias de recova y marines de recuento.
Los más inveterados facciosos, los oidores de sus propios euros, los Rubalcaba y Rajoys, los partidos conservacionistas, se disponen a dar trigo y sombreros de jipijapa para el solazo. No entienden o no desean entender que han de desarmarse y desmovilizar sus tropas, arrojar a los peñascos sus Manuales de guerrilla urbana y contrasentido político y demoler sus invernaderos de pajarracos. Desearán que tropecemos con las sombras, artillarán un mal final pero seguirán contando con sus huestes de banderín y bocata.
Portamos la mirada terraplenada, llevamos los platos comunes con esa rabia infantil recuperada, rabia de mosquetes en el pico y despiece de costas; rabia del mancebo que exige satisfacción en un duelo, toda vez que nuestros ladridos beben del cuero y de los desvanes.
Porque la España botijera de piqueta y organillo recula siempre hacia los patucos de óperas pasadas y saca sus armas king size como el chuleta que desenvuelve un sanjacobo y nos cuenta que es un diamante. Es de acierto que nuestros hijos conozcan a los Héroes de la Historia pero que igualmente sepan que guerreros, nobles y tiburones de la inyección fueron ganaderos que protegían sus pastos, sus toros y su meteorología. Que los grandes héroes de las invasiones, la gloria chocha y de los chochos con afeites hicieron Bachillerato pegándose por una charca.
España vuelve a comportarse como una muchedumbre con entusiasmos vagos y dispuesta a devastar con leña de sarmiento a todo aquel que caiga en desgracia por obra y gracia de marrajos de redacción y de pupilos de la pupa. No hemos cejado en nuestro empeño de ajustar cuentas con esos cazadotes a los que les ha aflorado la mierda como leche condensada pero estamos dispuestos a seguir encubriendo a la concurrencia.
Desde estas líneas, este que se dirige a ustedes, hastiado, harto de depositar pecadillos en urnas cinerarias en las colinas perdidas, exijo a mis compatriotas que carboneen en sus propias conciencias, que desaten una honda reflexión revolucionaria para sí mismos, que se sientan sujetos protagonistas de su destino y del de los demás. Que comprendan que la infancia con caramelos sólo se vive una vez.
Exijo a mis compatriotas a que insten a los clanes mafiosos a que desarticulen sus entramados delictivos y que sus mejores gentes se reintegren en la vida civil, que se produzca un Renacimiento cultural, político, cívico y educativo a mansalva.
Que este no es un país de mahrajás o de majaras. Debe de ser un país del Tiki-Taka, del tanteo y sin tanta misa de altercado ni verbos auxiliares. Un país bien formado, bien instruído y no aleccionado ni atufado por apulones de tres al cuarto. Hay que "sovietizar" esta nación: que la Educación recaiga en la comunidad educativa; la sanidad, en la comunidad científica; las relaciones laborales, en los verdaderos agentes sociales. Que la Justicia recaiga en la judicatura. Y fuera politicastros de todos los bistecs.
Un país con gente madura, con gente con aplomo y energías. No debemos ser un pueblo tutelado, sumiso, rosado. Debemos ser un país de winchester y no de cancaneo. No debemos ser el país del Royal Canin ni de la papilla de continuación. Un cuenco para el agua y otro para la comida. Como el gato.
Se lo pido en consecuencia: comiencen por ustedes mismos, preguntándose, deteniendo su tiempo. ¿A qué laguneta nos llevan los cocodrilos? Yo apuesto firmemente por tierras y oros. No les hablo de colores para el maquillaje. Ya no. Les hablo de nuestras potencias de verdad.
Al Humprey Bogart del Cafe Piano Dos Gardenias, un pistolero sin codigos ni conducta con encerronas, democratico por no haber votado en mas de veinte años a los que aperrean. Inteligente y camarlengo de la indignacion. Se llama Pepe Muñoz. Y no doy mas pistas.
Un especial saludo a esta familia, propietaria del Hotel con más solera de Montilla, "Los Felipes", calzada romana que lleva al Centurión de Munda. Mil gracias por permitirme escribir en el seno de vuestra familia.
A aquellos que ponen en ejercicio algún conato de rebeldía, que no es ni más ni menos que atender a su condición humana. Gracias a los que no os conformáis.
Le han arrebatado la bechamel al país de la croqueta y el gato se ha comido al canario. Los Tigres de Arkan devoran próstatas y maestranzas y hasta las viejas se disfrazan de normandos, preparándose para entrar en la cajonera matando. Estábamos muertos. Que sí, aunque el estilista nos diera sombra de ojos y nos cardara el pelo como a una gata. Bajo mármol blanco yugoslavo o lápida verde San Francisco. Pero estábamos fiambres. Lo estábamos antes de que la ametralladora se quedara sorda y se nos volcara a horcajadas sobre la libreta del banco.
El mayor best seller de estos tiempos no son los latigazos del yuppie de Grey sino la libretilla leída por la calle sin anestesia y con los vergajazos del propio Banco. Estábamos tan entusiasmados con la menestra y el pan de cada día, éramos tan juiciosamente gregorianos, que no fuimos capaces de entreverar que éramos un pellejo de viento, un chacó sin identificar.
Nos hemos convertido en toda una confederación de vencidos, anodinos y paralímpicos, gentes que sienten que han perdido la bombilla y con ello el estribo de sus vidas. Naderías. Hay que apurar el sol y darse de narices veinte veces. Pero nosotros, no. Empecinados en que nos han quitado tal cosa, que nos han robado cual cosa. Y una mierda.
Que tú no has cumplido con tu obligación de ciudadano. Ciudadano correcto, informado, libre, fiscalizador, absoluto, claro y transparente. Eres un chirimbolo que sólo espera que le den, que le den, que le den... alpiste o lo que sea, pero que le azuleen la vida. Y eso no es así. Eso es propio de pobrecitos que se asolean por poco cuando el Poder así lo quiere.
¿Dónde han quedado los bemoles, los cojones, los óvulos para carear nuestras vidas? ¿Qué es eso de que me han quitado tal...? Nos han quitado la bechamel y ahora le lloramos al papelillo arrugado del Ferrero Rocher. Nos dejan malnutridos y sin el picaporte. Pero amarilleamos, para no faltar con la Historia ni con los mayorazgos.
Paro, desahucios, un país donde tiene asiento todo abuso, donde la Justicia es un maltrapillo golfo y donde lo que nos jode no es que roben a mano armada: nos jode que no seamos nosotros quienes lo hayamos hecho. ¿El pecado de Urdangarín? El pecado del pariente de un poderoso que no se ha sabido lavar bien las manos.
¿Quién se queja del Duque Ereccionado? ¿Quién no enchufa si puede? Si estos de arriba cometen estas tropelías... ¡cuántas se cometen en ayuntamientos y empresas quemando currículos y contratando ineptos! Somos mezquinos, mentirosos y nihilistas. ¿Acaso esta gente no ha sido fraude antes de la llamada "crisis"?
Pero nos joroba el tema ahora. Mientras teníamos dinero en pandilla y redes para recogerlo, nada nos molestaba. Los políticos eran unos cabrones, nuestros cabrones, los votábamos con primor enseñando DNI como la que ofrece nata sobre las tetas, y después nos íbamos a tomar gambas y cervecita fría para criticarlos.
Y seguíamos siendo caballos obedientes, que obedecen al freno y al retrueque. Y la sesera silbando como el cocido olvidado en la vitrocerámica. Ellos han sido competentes con su trabajo de usurpadores de la política. Han sido consecuentes con su condición arribista y purulenta. Se están ganado la vida, por Dios, que la buena vida no se consigue con las corvetas del potro sino con las corvinas del cuervo. Nosotros hemos sido silenciarios, les hemos dejado la refinería y ahora exigimos manutención. Muy bonito. ¡Viva el Estado paternalista, tutelar, fascista, benefactor!
Monos de feria es lo que somos. Deambulamos sin querencias, atolondrados, huérfanos como esos niños indígenas que se caen del rebozo y de la manta de sus madres, con las barrigas abiertas y la luz apagada, atascados en una absoluta incomprensión de nuestros intereses. Sin claridad de ideas, sin línea de conducta y repletos de parcialidades y vaguedades.
Algunos prosiguen con su cortocircuitado refugio de malabarismos y otros ya blanden pistola, el arma del cobarde, guardada en secreto con el resto de la charcutería. Otros esgrimen una lata azul de Nivea a marchas de Jijona y por derroteros de isótopos de esperma. La gran mayoría, senil y muertera, espléndida: putas con burka y pestañina, acopladas al remojadero de bacalao, a la espera atigrada de que caiga uno u otro coronel bajo la muela sedienta de las "franciscas" de tiempos de la Conquista. En común guardamos todos el bañadero de moscas y la traición a granel.
Esta democracia salchichonera con el hule rajado por el cuchillón no ha dejado de presentar ese tono mineral de la chicuela que pasea por la calle con el tubo de escape con aroma a Fructis de Garnier y el maillot rebombando. Que le tocan la flauta y chispea. A la que todos queremos seducir. Comienza el apresurado rearme de mutiladores y fanáticos, salvapatrias de recova y marines de recuento.
Los más inveterados facciosos, los oidores de sus propios euros, los Rubalcaba y Rajoys, los partidos conservacionistas, se disponen a dar trigo y sombreros de jipijapa para el solazo. No entienden o no desean entender que han de desarmarse y desmovilizar sus tropas, arrojar a los peñascos sus Manuales de guerrilla urbana y contrasentido político y demoler sus invernaderos de pajarracos. Desearán que tropecemos con las sombras, artillarán un mal final pero seguirán contando con sus huestes de banderín y bocata.
Portamos la mirada terraplenada, llevamos los platos comunes con esa rabia infantil recuperada, rabia de mosquetes en el pico y despiece de costas; rabia del mancebo que exige satisfacción en un duelo, toda vez que nuestros ladridos beben del cuero y de los desvanes.
Porque la España botijera de piqueta y organillo recula siempre hacia los patucos de óperas pasadas y saca sus armas king size como el chuleta que desenvuelve un sanjacobo y nos cuenta que es un diamante. Es de acierto que nuestros hijos conozcan a los Héroes de la Historia pero que igualmente sepan que guerreros, nobles y tiburones de la inyección fueron ganaderos que protegían sus pastos, sus toros y su meteorología. Que los grandes héroes de las invasiones, la gloria chocha y de los chochos con afeites hicieron Bachillerato pegándose por una charca.
España vuelve a comportarse como una muchedumbre con entusiasmos vagos y dispuesta a devastar con leña de sarmiento a todo aquel que caiga en desgracia por obra y gracia de marrajos de redacción y de pupilos de la pupa. No hemos cejado en nuestro empeño de ajustar cuentas con esos cazadotes a los que les ha aflorado la mierda como leche condensada pero estamos dispuestos a seguir encubriendo a la concurrencia.
Desde estas líneas, este que se dirige a ustedes, hastiado, harto de depositar pecadillos en urnas cinerarias en las colinas perdidas, exijo a mis compatriotas que carboneen en sus propias conciencias, que desaten una honda reflexión revolucionaria para sí mismos, que se sientan sujetos protagonistas de su destino y del de los demás. Que comprendan que la infancia con caramelos sólo se vive una vez.
Exijo a mis compatriotas a que insten a los clanes mafiosos a que desarticulen sus entramados delictivos y que sus mejores gentes se reintegren en la vida civil, que se produzca un Renacimiento cultural, político, cívico y educativo a mansalva.
Que este no es un país de mahrajás o de majaras. Debe de ser un país del Tiki-Taka, del tanteo y sin tanta misa de altercado ni verbos auxiliares. Un país bien formado, bien instruído y no aleccionado ni atufado por apulones de tres al cuarto. Hay que "sovietizar" esta nación: que la Educación recaiga en la comunidad educativa; la sanidad, en la comunidad científica; las relaciones laborales, en los verdaderos agentes sociales. Que la Justicia recaiga en la judicatura. Y fuera politicastros de todos los bistecs.
Un país con gente madura, con gente con aplomo y energías. No debemos ser un pueblo tutelado, sumiso, rosado. Debemos ser un país de winchester y no de cancaneo. No debemos ser el país del Royal Canin ni de la papilla de continuación. Un cuenco para el agua y otro para la comida. Como el gato.
Se lo pido en consecuencia: comiencen por ustedes mismos, preguntándose, deteniendo su tiempo. ¿A qué laguneta nos llevan los cocodrilos? Yo apuesto firmemente por tierras y oros. No les hablo de colores para el maquillaje. Ya no. Les hablo de nuestras potencias de verdad.
Al Humprey Bogart del Cafe Piano Dos Gardenias, un pistolero sin codigos ni conducta con encerronas, democratico por no haber votado en mas de veinte años a los que aperrean. Inteligente y camarlengo de la indignacion. Se llama Pepe Muñoz. Y no doy mas pistas.
Un especial saludo a esta familia, propietaria del Hotel con más solera de Montilla, "Los Felipes", calzada romana que lleva al Centurión de Munda. Mil gracias por permitirme escribir en el seno de vuestra familia.
A aquellos que ponen en ejercicio algún conato de rebeldía, que no es ni más ni menos que atender a su condición humana. Gracias a los que no os conformáis.
J. DELGADO-CHUMILLA