Como saben los lectores asiduos de Montilla Digital, nunca toco el tema de política en mis columnas pues, francamente, no soy muy entendido en la materia y prefiero no desbarrar. No obstante, hoy he querido hacer una excepción, ya que no me puedo contener ante tanta mentira, ante tanta promesa incumplida y, sobre todo, ante el bolo que se ha montado el señor Artur Mas a cuentas con la independencia de Cataluña.
Yo no he visto nunca un político que haga gala de tanta falsedad como el presidente en funciones de la Generalitat que, desde mi punto de vista, se escuda en el tema de la independencia para tapar sus clamorosos incumplimientos acerca de todo aquello que prometió en las pasadas elecciones.
Evidentemente, no le voté –hasta ahí podíamos llegar-, pero sí que me pregunto con frecuencia: ¿realmente ha hecho algo de provecho por Cataluña este político y sus secuaces? Desde mi modesto punto de vista, ni un palo al viento.
Cataluña comenzamos a levantarla a partir de la década de los cincuenta unos catalanes con mucho amor por su país y todos los emigrantes que llegamos a esta tierra buscando un futuro mejor. Supongo que por aquellos años, el señor Mas sería un estudiante –tampoco me he preocupado por saberlo, la verdad- y sus secuaces y palmeros "¡Visca Catalunya!", tanto de lo mismo. De manera que de trabajo por el país, poco.
Recuerdo que en los años setenta y poco –todavía vivía el dictador- mis hijos iban a un colegio privado, pues al trabajar mi esposa y yo, sólo admitían a nuestro pequeño en un centro de estas características, con lo que la educación de ellos nos salía por un pico. Pero es lo que había.
Un buen día recibimos una nota del colegio que, más o menos, venía a decir que los padres que quisieran que sus hijos estudiaran algunas asignaturas en catalán –incluso desde Párvulos- tenían que firmar una autorización puesto que el Gobierno del general Franco no lo permitía. No obstante, la dirección del centro se arriesgó a impartir algunas materias en lengua catalana, eso sí, bajo responsabilidad de los padres, que debíamos rubricar nuestro permiso,
Pues bien, muchos de esos que hoy gritan a todo pulmón "¡Visca Catalunya!" se rajaron como cobardes en aquel entonces, algo que ya entonces me impactó puesto que yo, sin ser catalanista ni nacido en Cataluña, di mi autorización sin miedo alguno, pues mis hijos eran catalanes y consideramos que debían aprender bien su idioma.
Actualmente, muchos de estos rajados de entonces son los fieles seguidores de la izquierda radical y se las dan de campeones, comiendo el coco a la juventud. Por si fuera poco, han politizado el deporte, uniendo el "¡Visca el Barça!" con el "¡Visca Catalunya!".
De esta forma, van ganando adeptos para su independencia, la cual pienso que no van a conseguir pues nunca han tenido los suficientes arrestos para estos asuntos, además de ser una situación completamente inviable en la coyuntura política nacional e internacional en la que nos encontramos.
Y vuelvo con el farsante de Mas, que debe tener en el despacho unas buenas tijeras, pues sólo se dedica a aplicar recortes por todos sitios. Incluso, en la Ley de Dependencia ha recortado un 18 por ciento a lo poco que cobraban estos afectados, de manera que no ha tenido bastante con el euro por receta.
Somos muchísimas las personas que comenzamos a cotizar desde los 14 años y hemos trabajado un promedio de 50 años para que ahora, el sujeto de Mas y su Gobierno pretendan adaptar la historia de Cataluña a sus conveniencias.
Eso sí, a las grandes fortunas no les aprieta con impuestos: como siempre, sólo arremete contra los currantes y contra los jubilados, lo que demuestra que a él le importa bien poco la situación por la que atraviesan.
Parece ser que, ahora, la obsesión de Artur Mas es erigirse en el Mesías Salvador de Cataluña. Por el bien de todos, espero que los ciudadanos de esta tierra abran los ojos y no se dejen embaucar con tanta mentira y con tanta desfachatez, como la del consejero de Interior, Felip Puig, que ha pedido "lealtad" al cuerpo de los Mossos d'Esquadra en caso de enfrentamiento con España. Pero ¿hasta dónde van a llegar estos descerebrados? ¿Y qué más, señor Mas?
Yo no he visto nunca un político que haga gala de tanta falsedad como el presidente en funciones de la Generalitat que, desde mi punto de vista, se escuda en el tema de la independencia para tapar sus clamorosos incumplimientos acerca de todo aquello que prometió en las pasadas elecciones.
Evidentemente, no le voté –hasta ahí podíamos llegar-, pero sí que me pregunto con frecuencia: ¿realmente ha hecho algo de provecho por Cataluña este político y sus secuaces? Desde mi modesto punto de vista, ni un palo al viento.
Cataluña comenzamos a levantarla a partir de la década de los cincuenta unos catalanes con mucho amor por su país y todos los emigrantes que llegamos a esta tierra buscando un futuro mejor. Supongo que por aquellos años, el señor Mas sería un estudiante –tampoco me he preocupado por saberlo, la verdad- y sus secuaces y palmeros "¡Visca Catalunya!", tanto de lo mismo. De manera que de trabajo por el país, poco.
Recuerdo que en los años setenta y poco –todavía vivía el dictador- mis hijos iban a un colegio privado, pues al trabajar mi esposa y yo, sólo admitían a nuestro pequeño en un centro de estas características, con lo que la educación de ellos nos salía por un pico. Pero es lo que había.
Un buen día recibimos una nota del colegio que, más o menos, venía a decir que los padres que quisieran que sus hijos estudiaran algunas asignaturas en catalán –incluso desde Párvulos- tenían que firmar una autorización puesto que el Gobierno del general Franco no lo permitía. No obstante, la dirección del centro se arriesgó a impartir algunas materias en lengua catalana, eso sí, bajo responsabilidad de los padres, que debíamos rubricar nuestro permiso,
Pues bien, muchos de esos que hoy gritan a todo pulmón "¡Visca Catalunya!" se rajaron como cobardes en aquel entonces, algo que ya entonces me impactó puesto que yo, sin ser catalanista ni nacido en Cataluña, di mi autorización sin miedo alguno, pues mis hijos eran catalanes y consideramos que debían aprender bien su idioma.
Actualmente, muchos de estos rajados de entonces son los fieles seguidores de la izquierda radical y se las dan de campeones, comiendo el coco a la juventud. Por si fuera poco, han politizado el deporte, uniendo el "¡Visca el Barça!" con el "¡Visca Catalunya!".
De esta forma, van ganando adeptos para su independencia, la cual pienso que no van a conseguir pues nunca han tenido los suficientes arrestos para estos asuntos, además de ser una situación completamente inviable en la coyuntura política nacional e internacional en la que nos encontramos.
Y vuelvo con el farsante de Mas, que debe tener en el despacho unas buenas tijeras, pues sólo se dedica a aplicar recortes por todos sitios. Incluso, en la Ley de Dependencia ha recortado un 18 por ciento a lo poco que cobraban estos afectados, de manera que no ha tenido bastante con el euro por receta.
Somos muchísimas las personas que comenzamos a cotizar desde los 14 años y hemos trabajado un promedio de 50 años para que ahora, el sujeto de Mas y su Gobierno pretendan adaptar la historia de Cataluña a sus conveniencias.
Eso sí, a las grandes fortunas no les aprieta con impuestos: como siempre, sólo arremete contra los currantes y contra los jubilados, lo que demuestra que a él le importa bien poco la situación por la que atraviesan.
Parece ser que, ahora, la obsesión de Artur Mas es erigirse en el Mesías Salvador de Cataluña. Por el bien de todos, espero que los ciudadanos de esta tierra abran los ojos y no se dejen embaucar con tanta mentira y con tanta desfachatez, como la del consejero de Interior, Felip Puig, que ha pedido "lealtad" al cuerpo de los Mossos d'Esquadra en caso de enfrentamiento con España. Pero ¿hasta dónde van a llegar estos descerebrados? ¿Y qué más, señor Mas?
JUAN NAVARRO COMINO