Los medios de comunicación nos informan que las depresiones se están disparando en los últimos tiempos. Y es que la dichosa crisis económica, que como una enorme borrasca asentada sobre el suelo patrio, parece no alejarse y que, por lo que nos cuentan, la vamos a tener encima de nuestras cabezas durante varios años.
En la mente de las personas parece que se han instalado de manera fija la prima de riesgo, el IBEX 35, el perpetuo rescate bancario, la deuda soberana, los recortes a todo lo que se ponga por delante, el índice de paro… como si fueran funestas obsesiones de las que no logramos desprendernos.
A todo ello hay que sumar la última noticia dada por el FMI de que “el país que era la octava potencia económica del mundo” se encuentra en el penúltimo lugar de crecimiento previsto para el próximo año. ¡Vamos una auténtica alegría saber que, incluso, estaremos detrás de Ruanda (por citar un país africano)!
Tantas buenas noticias parece que ya no nos caben en el cuerpo. No hay más que asomarse a la calle para ver la cara que lleva la gente: lo más parecido a un funeral colectivo de almas en pena que serpentea por las aceras a cualquier hora del día.
Y yo me pregunto: ¿Es que no hay nadie que venga a rescatarnos de este estado agónico en el que nos encontramos? ¿A nadie se le ha ocurrido recordar nuestras ancestrales raíces para levantar el orgullo de los pobladores de una tierra que nunca se dejó doblegar? ¿Dónde está aquel varón que era la envidia de los descafeinados nórdicos y que cada año atraía a féminas del centro y norte de Europa sedientas de verdaderos hombres?
Parece que ya nadie se acuerda de Viriato, ese pastor lusitano que puso en jaque a los ejércitos de la antigua Roma, y que en Zamora tiene un monumento con el lema “Terror romanorum”. Por no citar a la brava Numancia, cuyos habitantes prefirieron suicidarse colectivamente, tras trece meses de implacable asedio, antes que ser esclavos de la Roma imperial.
Y Don Pelayo, ese primer monarca del reino de Asturias, que inició la reconquista de unas tierras ocupadas por los musulmanes. Y Rodrigo Díaz de Vivar, que, con la denominación de El Cid Campeador, ha llegado hasta nosotros como un verdadero héroe de leyenda. Y esa pareja de oficiales de artillería, Luis Daoiz y Pedro Velarde, que el 2 de mayo de 1808 se sumaron al levantamiento del pueblo de Madrid contra la ocupación de las tropas francesas…
Vamos, que se puede hacer una larga lista de bravos y heroicos hispanos que lucharon denodadamente contra viento y marea ante cualquier adversidad, y ahora resulta que una señora alemana, frau Merkel (que no le llega ni a los pies de los zapatos de nuestra Penélope Cruz, verdadera hembra de estas tierras) nos pone a todos a temblar.
¿Dónde ha quedado esa reciedumbre, coraje y virilidad de la que hemos hecho gala los españoles a lo largo y ancho del planeta Tierra? ¿Necesitamos, acaso, algún producto, algún reconstituyente, algún tónico, que nos devuelva nuestra verdadera imagen?
Pues bien, ha tenido que ser AXE, ese desodorante tan viril, el que nos quiera sacar de ese declive, de ese lamentable estado en el que, sin darnos cuenta, nos estaban metiendo agentes foráneos. Y para ello, como es habitual en sus campañas, ha venido en ayuda nuestra para que recuperemos esa hombría que estábamos perdiendo.
Y lo hace, sencillamente, aludiendo a las eternas esencias del hombre hispano. Es lo que vemos en ese nuevo anuncio de la marca en el que nos dice: “Conquistar 100.000 mujeres te costará mucho menos” y “AXE te regala… una campaña de banners para que aparezcas en todas las webs que a ellas les gustan”.
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¿Es posible imaginar un harén con cien mil bellezas a la disposición de uno? ¿No era acaso este el sueño de todo joven español y no la dichosa prima de riesgo con la que nos castigan todos los días? Ni Berlusconi en sus mejores tiempos era capaz de superar la cifra de una decena de sus velinas.
Imagínate, por otro lado, que podrías aparecer en los banners, es decir, en esas franjas publicitarias, entre las que, lógicamente, estaría esta página web en la que estás leyendo el artículo. ¡No me digas que no serías la envidia de todos tus amigos cuando te vieras anunciado en sus páginas! ¡Y la cantidad de chicas que harían cola para que las recibieras rociado con el desodorante!
Como no podía ser de otro modo, AXE se moderniza, y para que se no le tache de machista, lanza otro desodorante en spray para las chicas.
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Así, en el segundo anuncio, vemos a una chica rubia, muy delgada, que con porte decidido lleva un bolso con muchos cohetes y bengalas, para que la reciba un joven que, lógicamente, es todo pasión. Basta con darse cuenta que sostiene con su mano derecha un soplete a la altura de la entrepierna y del que sale fuego en dirección a la fémina.
Creo que ya no es necesario que acudas a los artículos publicados en la sección Negro sobre blanco sobre publicidad subliminal para que te des cuenta de qué va la cosa. De todos modos, y si no lo tienes claro, puedes echarles un vistazo, con lo que saldrás de toda duda.
Como verás, amigo lector / amiga lectora, basta con dejar de lado durante un cierto tiempo la cantinela de la crisis y que nos asomemos a nuestras verdaderas esencias raciales para levantar ese ánimo que lo teníamos alicaído.
Por mi parte, os recomendaría que no perdierais ni un minuto y acudierais prestos a la perfumería más cercana y os rociaras todo el cuerpo con AXE y comprobaríais como se produce un verdadero milagro: inmediatamente cambiaríais de pies a cabeza y seríais admirados por todo bicho viviente.
En la mente de las personas parece que se han instalado de manera fija la prima de riesgo, el IBEX 35, el perpetuo rescate bancario, la deuda soberana, los recortes a todo lo que se ponga por delante, el índice de paro… como si fueran funestas obsesiones de las que no logramos desprendernos.
A todo ello hay que sumar la última noticia dada por el FMI de que “el país que era la octava potencia económica del mundo” se encuentra en el penúltimo lugar de crecimiento previsto para el próximo año. ¡Vamos una auténtica alegría saber que, incluso, estaremos detrás de Ruanda (por citar un país africano)!
Tantas buenas noticias parece que ya no nos caben en el cuerpo. No hay más que asomarse a la calle para ver la cara que lleva la gente: lo más parecido a un funeral colectivo de almas en pena que serpentea por las aceras a cualquier hora del día.
Y yo me pregunto: ¿Es que no hay nadie que venga a rescatarnos de este estado agónico en el que nos encontramos? ¿A nadie se le ha ocurrido recordar nuestras ancestrales raíces para levantar el orgullo de los pobladores de una tierra que nunca se dejó doblegar? ¿Dónde está aquel varón que era la envidia de los descafeinados nórdicos y que cada año atraía a féminas del centro y norte de Europa sedientas de verdaderos hombres?
Parece que ya nadie se acuerda de Viriato, ese pastor lusitano que puso en jaque a los ejércitos de la antigua Roma, y que en Zamora tiene un monumento con el lema “Terror romanorum”. Por no citar a la brava Numancia, cuyos habitantes prefirieron suicidarse colectivamente, tras trece meses de implacable asedio, antes que ser esclavos de la Roma imperial.
Y Don Pelayo, ese primer monarca del reino de Asturias, que inició la reconquista de unas tierras ocupadas por los musulmanes. Y Rodrigo Díaz de Vivar, que, con la denominación de El Cid Campeador, ha llegado hasta nosotros como un verdadero héroe de leyenda. Y esa pareja de oficiales de artillería, Luis Daoiz y Pedro Velarde, que el 2 de mayo de 1808 se sumaron al levantamiento del pueblo de Madrid contra la ocupación de las tropas francesas…
Vamos, que se puede hacer una larga lista de bravos y heroicos hispanos que lucharon denodadamente contra viento y marea ante cualquier adversidad, y ahora resulta que una señora alemana, frau Merkel (que no le llega ni a los pies de los zapatos de nuestra Penélope Cruz, verdadera hembra de estas tierras) nos pone a todos a temblar.
¿Dónde ha quedado esa reciedumbre, coraje y virilidad de la que hemos hecho gala los españoles a lo largo y ancho del planeta Tierra? ¿Necesitamos, acaso, algún producto, algún reconstituyente, algún tónico, que nos devuelva nuestra verdadera imagen?
Pues bien, ha tenido que ser AXE, ese desodorante tan viril, el que nos quiera sacar de ese declive, de ese lamentable estado en el que, sin darnos cuenta, nos estaban metiendo agentes foráneos. Y para ello, como es habitual en sus campañas, ha venido en ayuda nuestra para que recuperemos esa hombría que estábamos perdiendo.
Y lo hace, sencillamente, aludiendo a las eternas esencias del hombre hispano. Es lo que vemos en ese nuevo anuncio de la marca en el que nos dice: “Conquistar 100.000 mujeres te costará mucho menos” y “AXE te regala… una campaña de banners para que aparezcas en todas las webs que a ellas les gustan”.
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¿Es posible imaginar un harén con cien mil bellezas a la disposición de uno? ¿No era acaso este el sueño de todo joven español y no la dichosa prima de riesgo con la que nos castigan todos los días? Ni Berlusconi en sus mejores tiempos era capaz de superar la cifra de una decena de sus velinas.
Imagínate, por otro lado, que podrías aparecer en los banners, es decir, en esas franjas publicitarias, entre las que, lógicamente, estaría esta página web en la que estás leyendo el artículo. ¡No me digas que no serías la envidia de todos tus amigos cuando te vieras anunciado en sus páginas! ¡Y la cantidad de chicas que harían cola para que las recibieras rociado con el desodorante!
Como no podía ser de otro modo, AXE se moderniza, y para que se no le tache de machista, lanza otro desodorante en spray para las chicas.
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Así, en el segundo anuncio, vemos a una chica rubia, muy delgada, que con porte decidido lleva un bolso con muchos cohetes y bengalas, para que la reciba un joven que, lógicamente, es todo pasión. Basta con darse cuenta que sostiene con su mano derecha un soplete a la altura de la entrepierna y del que sale fuego en dirección a la fémina.
Creo que ya no es necesario que acudas a los artículos publicados en la sección Negro sobre blanco sobre publicidad subliminal para que te des cuenta de qué va la cosa. De todos modos, y si no lo tienes claro, puedes echarles un vistazo, con lo que saldrás de toda duda.
Como verás, amigo lector / amiga lectora, basta con dejar de lado durante un cierto tiempo la cantinela de la crisis y que nos asomemos a nuestras verdaderas esencias raciales para levantar ese ánimo que lo teníamos alicaído.
Por mi parte, os recomendaría que no perdierais ni un minuto y acudierais prestos a la perfumería más cercana y os rociaras todo el cuerpo con AXE y comprobaríais como se produce un verdadero milagro: inmediatamente cambiaríais de pies a cabeza y seríais admirados por todo bicho viviente.
AURELIANO SÁINZ